Fluffy Bunnies o el invisible retrato de la violencia
"Son dulces conejitos aprendiendo a
contar muertos"
En el norte del país y a lo largo del basto
territorio que conforma nuestra vapuleada patria se ha hecho normal
escuchar sobre pueblos fantasma, territorios pequeños que fueron
abandonados por sus habitantes debido a la creciente violencia, pues
no es de extrañarse que estos poblados reciban la fatídica visita
de grupos criminales, los cuales buscan imponer su ley;
una ley basada en el terror y la inescrupulosidad. Es posible encontrar en la red galerías de fotos que dan testimonio de la desolación en las casas abandonadas y derruidas, testigos silenciosos de la ola de violencia que arrasa vorazmente.
una ley basada en el terror y la inescrupulosidad. Es posible encontrar en la red galerías de fotos que dan testimonio de la desolación en las casas abandonadas y derruidas, testigos silenciosos de la ola de violencia que arrasa vorazmente.
Aunque la mayoría de los poblados sucumben ante la
presión de estos grupos, es necesario señalar alguna de las
contadas excepciones, pues las hay y hablo precisamente del municipio
de Cherán en Michoacán, poblado que se vio en esta situación y y
contrario a lo que se pudiera pensar sus habitantes decidieron
defenderse y expulsar al gobierno corrupto, mismo que se encontraba
obviamente coludido con las fuerzas criminales (Historia típica que
se extiende por todo el país). En fin, la valentía y convicción de
la gente en Cherán es admirable. Lo mismo para con las autodefensas
que han surgido en ese y otros estados, y precisamente de eso es de
lo que trata una obra de teatro la cual tuve oportunidad de
presenciar hace ya algunos meses, ¿Su nombre? Fluffy Bunnies, una
tragedia contemporánea que pone dicho tema sobre la mesa, le pese a
quien le pese.
Fue, si mal no recuerdo, dentro del marco del
festival de artes escénicas Eitai. Sinceramente fue la única obra
del evento a la que asistí, ni siquiera lo tenía planeado, pero la
invitación de una persona entrañable me convenció y salí de casa.
Fue poco el Quorum del evento, cosa que no sorprende y que
entristece; es ridículo que eventos como estos reciban una afluencia
mediocre a pesar de ser totalmente gratuitos. Normalmente los únicos
eventos "coolturales" que se atiborran de público sn
aquellos en los que se ofrecen canapés y vino. Triste tradición la
de la gorronería mexicana, pero bien se dice que en el teatro están
los que deben de estar.
La puesta en escena toca diversos temas, pero se
puede decir que su eje principal reside en el estado de derecho, en
el fin del estado de derecho, ¿Qué sucede en el momento en que
nuestra libertad y aquéllo que llamamos nuestra propiedad resultan
amenazados y finalmente ultrajados? ¿Nos quedamos indefensos y
suplicantes cual conejitos al acecho de terribles cazadores? ¿Escapar
o luchar? En fluffy bunnies nos situamos en ese momento decisivo. Un
grupo armado ha llegado a un pequeño poblado y como se esperaría,
la mayoría de sus habitantes emprenden la huida, pero esto no sucede
en una casa, lugar donde se sitúan los protagonistas de esta
historia, cuya dramaturgia corresponde a Jorge Fabregas; es en esta
casa que habitan Laura, una mujer enferma y sorprendentemente
enérgica; su esposo, un hombre realmente delicado y sensible el cual
prefiere distraerse de la situación con la lejana cercanía que las
redes sociales le otorgan a su vida; y finalmente el jardinero,
fuerte e inteligente, fiel a Laura y su esposo. Estos tres personajes
se ven inmersos en el terror provocado por los delincuentes, que cual
cazadores, han comenzado a buscar a sus tiernos conejitos. La
historia da un giro significativo en el momento en que Laura, a pesar
de su condición, toma su rifle y decide ir a la azotea, es entonces
que los papeles se invierten y el conejo se convierte en el cazador.
Esta fortaleza del personaje femenino sobre la del masculino resulta
realmente enriquecedora para la trama y le da un sentido que
normalmente no se esperaría. ayuda a romper el paradigma del héroe
masculino que todo lo puede y da merecido foco a las féminas,
acabando así con estereotipos y clichés. Sin embargo, el final de
la obra es terrible; alguno de los cazadores logra divisar a Laura en
su azotea y ella cae en cuenta de su terrible error, cabe mencionar
que para entonces el jardinero, quien se pensaría los podría librar
del conflicto, yace muerto en circunstancias violentas. Laura sabe
que no tardarán en llegar, pero decide guardarse dicha información
y mentirle a su asustado esposo. Le dice que todo está bien, que ya
se han ido, pero la verdad es otra y no es necesario hacer una escena
donde suceda la masacre, pues bien la conocemos y bien sabemos qué
es lo que les espera a estos pobres conejitos.
Esta obra me dejó buenas sensaciones, como ya dije,
me pareció un acierto inesperado el hecho de dar prioridad y mayor
importancia al personaje femenino y su inagotable voluntad y fuerza.
Según pude leer, se estrenó en el ahora extinto foro "La casa
suspendida" en Guadalajara y fue dicho montaje que dio por
clausurado el espacio independiente. Desgraciadamente sucede muy a
menudo la pérdida de este tipo de espacios, por la poca afluencia de
público y falta de oportunidades publicitarias. Es en estos recintos
escondidos donde, por lo general, sucede el buen teatro. Por eso me
despido invitando a quien me lea: Acudan a los foros independientes,
apoyen el teatro emergente y si quieren un disparo de realidad
envuelto en el mágico manto de la ficción, denle una oportunidad a
la dramaturgia contemporánea. No se arrepentirán.
-ANJ-
Muy interesante
ResponderEliminar