El peor día de amar a alguien es cuando lo pierdes. Y es que cuando
estás acostumbrada al cariño, amor y compresión de una persona piensas que será
así por un largo tiempo; pero no. De alguna forma u otra la vida tiene que
continuar y la muerte también es parte de ésta. Mi nombre es Natalie y esta es
mi historia.
Todo comenzó la primavera pasada, había
una fogata y en la cual estarían todos mis amigos, el clima de Virginia era el común,
ya que aunque fuera de noche se sentía un aire fresco pero no podías tener frío.
Hasta ese momento todo era perfecto aunque no iba a durar por mucho tiempo; esa
misma noche tuve una pelea con mi novio por lo que decidí irme de ahí. Por lo que mis
padres vinieron por mí; de camino a casa mi mamá me preguntó qué había pasado y
yo sólo dije “termine mi relación con Víctor” y ella me contestó “no terminaste
con él, sólo lo dejaste en libertad”. Aún recuerdo sus palabras pero lo que más
recuerdo fue lo paso después de eso.
Estaba mirando los
paisajes que estaban fuera de mi alcance. Íbamos cruzando el puente cuando
el carro de mis padres cayó hacía el lago. Poco a poco el carro se iba
llenando de agua y nos era imposible salir ahí, a los pocos minutos mi madre,
Miranda, perdió el conocimiento; lo último que recuerdo es que mi padre seguía
luchando por sacarnos de ahí pero no tardo mucho tiempo para yo también me perdiera. Desperté y estaba en el hospital, pregunté por mis padres y dijeron
que ellos no habían sobrevivido; también mencionaron el hecho de que si yo
estaba viva era un milagro.
El día de hoy me he despertado
antes que mi alarma, pero no es coincidencia que los últimos cuatros meses haya
pasado lo mismo. Regresaré a la escuela, ya no seré la chica que perdió a su
familia. Sonreiré y será creíble; mi
sonrisa dirá: “Estoy bien, gracias” “Si, ya estoy mucho mejor que antes”. Todo
lo que tengo que hacer es convertirme en otra persona, es la única manera de
superarlo. Logré terminar el día y al parecer todo salio bien, sólo dije “estoy bien,
gracias” al menos veinte veces pero nadie lo noto. Creo que todos querían saber
cómo estaba pero nadie quería saber cómo me sentía.
Hoy comprendí que perder a alguien no te deja nada, sólo te deja un hoyo dónde se supone que tenía que ir esa persona y es que sólo quiero ser alguien nuevo, sin dolor ni pasado, alguien vivo pero no es
fácil. Lo malo se quedó conmigo, me persigue. No puedo escapar por mucho que
quiera hacerlo. Lo único que puedo hacer es prepararme para lo bueno, para que
cuando llegue, pueda dejarlo entrar; porque lo necesito.
Tal vez deja mas que espacio te deja otra oportunidad te deja otra manera de ver la vida y un nuevo camino por forjar, ya no recorrer... Gracias por escribir Maria sera un placer pasar aqui a rufugiarme a escaparme para aprender algo nuevo que me sirva para mi vida diaria.
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