miércoles, 20 de enero de 2016

La Noche Es Larga y El Café Barato

The Man Who Sold The World

Nirvana ha sido una banda emblemática en la historia de la música, tienen canciones tan famosas que la mayoría pueden identificarla al oírla unos pocos segundos, al igual que su logo es famoso aquí y allá. Su vocalista ya fallecido, 
Kurt Cobain, era un artista bastante polémico, y The Man Who Sold The World canción perteneciente a el también fallecido, David Bowie otro polémico artista de increíble universo que forma el mundo de la música.


The Man Who Sold The World podría ser la corta narración de un diálogo entre dos hombres, esta ha sido la idea que se ha ido colando en mi cabeza, ¿cómo sería la historia de semejante canción? qué tal si en algún momento en la historia de la humanidad, una persona vendiera nuestro mundo. Incluso el toque acústico proporcionado en la versión Unplugged de esta banda, le da a la canción un toque mas relajado que en su versión original.

La canción inicia mostrando como posible escenario un lugar con más de un piso, haciendo mención de las escaleras, y ¿por qué no? imaginarse un edificio abandonado que antaño pudo haber sido un gran centro de negocios. Comenzar con la idea de nuestro protagonista como Kurt Cobain, un hombre estudiado en los negocios, perspicaz y avivado, entrando al lugar que le han indicado para una reunión, que, en un mundo que se hunde en la miseria a velocidades vertiginosas, le ofrecen formar parte en lo que podría ser el negocio de su vida.
Nuestro protagonista, Kurt, sube por las oficinas hasta encontrarse con un hombre de aspecto misterioso, viste con un traje al igual que él, su saco esta acomodado en su sillón de cuero, que a simple vista contrasta en conjunto con el resto de su oficina, con el aspecto destartalado del edificio. Este hombre se acerca a un rayo de luz que se filtra por una persiana mal cerrada, es aquí donde aparecería David Bowie, con esa particularidad que le rodea, dejando a Kurt desconcertado.
Ambos hombres se presentaron sin hacer mucho escándalo con ello, entonces para mayor desconcierto de Kurt, el señor Bowie comienza a hablarle de la gloria en la que el mundo se encontraba, que no importa qué tanto considerara haber avanzado el hombre, de repente, en una forma tan suave y endulzando el oído, el señor Bowie comenzó a llamarle amigo, lo cual tomó a Kurt por sorpresa, después de todo en tiempos tan hostiles las personas no solían tener amigos, pero conforme Bowie le exponía sus ideas, era como si Kurt se sintiera cada vez más allegado a él, como si realmente fueran amigos desde hace tiempo y a pesar de que no tenía idea de quién era el hombre que tenía frente a él, se sentía capaz de parar una bala por ese sujeto de hipnotizante discurso.
En aquel tiempo que transcurrió ligero e incierto, culminó la charla con la mirada penetrante, donde Kurt pudo sentir como el vacío le regresaba su inerte reflejo, como si estuviera viendo a alguien que había muerto hace un largo tiempo. Cuando nuestro protagonista se liberó de aquella mirada que lo había enganchado salió de la oficina, sin estar seguro de por qué lo hacía, entonces solo podía sentir una mezcla de sensaciones extrañas, como si desconociera todo lo que veía a su alrededor, pero de alguna forma reconocía todo con la misma familiaridad que se resistía a reconocer. Durmió en su apartamento tan oscuro como siempre, se dio el lujo de hacerlo por muy poco tiempo, dejando de lado el sueño para tener unas ideas muy locas, como si todo aquello que era importante para el balance o la destrucción del mundo estuviera en manos de un solo hombre: secretos de armas de destrucción masiva, la forma de acceder a las cuentas que regían la repartición de riquezas, borrones en la historia que podrían cambiar la visión de la humanidad, entre otras bellezas. La idea parecía menos descabellada con cada hora que pasaba en el reloj, así con la misma naturalidad con que se levanta una persona para iniciar el día, Kurt tomó su maletín tal como lo había dejado el día anterior y echó a andar hacia la oficina del señor Bowie, quién le habló de como los secretos movían al mundo, y le dijo lo fácil que estos destruirían todo solo por ser revelados ante todos, entonces él sintió miedo de la idea que había estado seduciendo su mente, ahora presentada ante él por un retórico de apariencia maléfica y cómo el podría formar parte de ello.
Oh no, yo no
Nosotros nunca perdimos el control
Estas frente a frente
Con el hombre al mundo vendió

Fueron las palabras que se gravaron en la mente de Kurt provenientes de la voz del señor Bowie, quien parecía un mago, un demonio, un auténtico negociante, y como olvidarlo, un retórico para morir. Ahora si que no se sentía bien, sentía la decadencia penetrando cada célula de su cuerpo, el miedo y la oscuridad se apoderaban de su ser en forma repentina, entonces sólo se rió con nerviosismo y estrechó la mano del señor Bowie en forma de despedida, el sentimiento era tan imponente que si le hubieran dicho que jamás podría soltar al Bowie si él no lo dejaba, no podría hacerlo, pero tan rápido y al mismo tiempo tan eterno, Kurt ya se encontraba abandonando aquellas infernales instalaciones.
Kurt no deseo estar más en ese circulo de miseria, sabía que a donde fuese sería lo mismo, pero al menos estaría lejos de aquella presencia que atraía tanto como un depredador, sí esa era la sensación que podría describir un poco de lo había sentido al tener al señor Bowie tan cerca, la sensación era tan fuerte, que no importaba a dónde iba podía sentirlo tan cerca como si de repente, al voltear fuera a encontrar aquel edificio, así que viajo miles de kilometros, que se sentían como un millón de años, viendo a los que amasaron sus fortunas y lograron conservarlas, revolcándose en su dinero en un estado de demencia. Cada vez Kurt encontraba menos sentido a lo que veía, tal vez aquel mundo de decadencia, con una guerra venidera, una economía hecha trizas y la bondad por los suelos, era mejor el descanso de la paz... o del recuerdo de aquel que le hizo pensar en los secretos del mundo, y lo que podría provocar el haberlos revelado... vender el mundo para que estuviera en las condiciones que se encontraba ahora. Kurt subió a lo alto de un edificio y observo como otros cuantos se le adelantaban perdiéndose al filo de la azotea, así se arrojó al vacío, queriendo desaparecer.
No estaba seguro de dónde había despertado, pero parecía un día prometedor, la silla del escritorio era demasiado cómoda, pero por el infierno que hacía demasiado calor en la pequeña oficina, cerró las persianas sin prestar atención a lo que pudiera haber afuera, entonces se quitó el sacó y lo colgó de su gran silla. En el cajón de la izquierda del pulcro escritorio negro obtuvo una caja de cigarrillos y encendió uno, de repente la puerta se abrió mostrando a un confuso joven que se presentó como Dave Grohl, Kurt no pudó evitar sonreír, entonces un pensamiento vino a él, no estaba seguro de dónde habían salido esas líneas, pero seguro era un deja vú.
Comenzó a hablarle al joven Dave acerca de los secretos que regían al mundo, así que él le respondió fascinado con una pregunta, sobre lo que pasaría si decidían revelar tan valiosa información, entonces Kurt, con una sonrisa le respondió.
¿Quién sabe?
Yo no
Nunca perdímos el control
Estás frente a frente
Con el hombre que al mundo vendió.

El gusto se rompe en género, ¿podría ser ésta una historia para tan excelente canción? alguien podría averiguarlo, en algún momento de iluminación, pues, la noche es larga y el café barato.
Por Liliana Villanueva

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