domingo, 24 de enero de 2016

Retazos de existencia

Trabajar en el Departamento de Recursos Humanos, específicamente reclutando a aquellos que buscan ingresar a la gran empresa con que estoy asociado implica una gran responsabilidad. En mis inicios me convencí de que más temprano que tarde, aquello terminaría por ser rutina, algo que después realizaría de manera automática. Pero me equivoque, enormemente.

Como en cualquier grupo ejecutivo, existe un proceso específico para seleccionar a los candidatos ideales, ese método resulta ser una entrevista. Ahora bien, esta entrevista consta de una simple pregunta, claro que en este momento no se mencionara cual es, ya habrá tiempo para eso, lo único que puede esclarecerse es que esa pregunta toma en cuenta no solo el potencial del individuo, sino también su humanidad.

Debo llevar un registro minucioso de las entrevistas y para eso recurro a tomar notas y grabar las respuestas, sé que es una violación a la privacidad, pero bueno, a fin de cuentas soy yo quien decide quién se queda con los puestos, así que se me da la libertad de proceder de cualquier manera para que mi selección resulte precisa y acertada.

Al principio de esta breve introducción mencioné que mi trabajo no resulta en rutina y estos años no han sido la excepción, lo que me retiene aún en este puesto no es solo mi perfecto historial, sino también la insaciable curiosidad que me provoca escuchar todo tipo de historias, las cuales claro está, son resultado de las entrevistas, y si bien, existen algunas que se parecen y convergen en varios sentidos, están también aquellas respuestas que hacen cuestionar al interlocutor si ocurrieron en realidad o son producto de un imaginación muy activa. Pues bien, son esas historias las que me tienen aquí, colaborando en este proyecto.

Para terminar solo quisiera agregar algo, todas y cada una de las historias expuestas son reales, no existe problema alguno en darlas a conocer pues han cumplido su cometido, proporcionar el trabajo deseado. Aclarado esto se puede proceder ahora en mostrar estas anécdotas, tan cruciales para la existencia de quienes las vivieron. 
                                                   
                                                                                                            Andrea Hernánadez Álvarez

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