sábado, 30 de enero de 2016

Estudiando el escarlata - Puñalada por la espalda




“¿Incluso tú, hijo mío?”, fueron las palabras finales –según Suetonio– de Julio César, el gran dictador y máximo pontífice de Roma, antes de su despiadada muerte a manos del Senado. Tal magnicidio fue liderado por no otro que Bruto, el rumoreado hijo bastardo del César, en los idus de marzo – 15 de marzo del 44 a. C.

Marco Junio Bruto, un hombre honorable y admirado, de carácter benigno y magnánimo, ilustre respetable y justo; un claro ejemplo del romano íntegro y patriota. Así es, por lo menos, como Plutarco lo describe en su recopilación bibliográfica, según era la percepción de sus contemporáneos. No obstante, fue este mismo hombre incitador y participante de uno de los asesinatos políticos más célebres de la historia. ¿Qué fue lo que lo orilló a cometer tales crímenes contra el tirano?

A pesar de los favores y el afecto que César le tenía a Bruto, éste último no estaba satisfecho con su gobierno, puesto que más que una República, aquello asemejaba a una monarquía. Bruto, junto con su cuñado Cayo, comenzó la conspiración en contra del César, siendo secundados por el resto del Senado. Y, desafortunadamente para el militar, la vasta guardia personal que se había creado no fue capaz de evitar su inminente y brutal asesinato. El único que no hubo conspirado en su contra y pudo haberlo defendido fue Marco Antonio, quien premeditadamente fue llevado lejos de la a continuación escena del crimen para así proceder con el acto contra el César.

Fueron veintitrés puñaladas las que recibió Julio César, mismas que le dieron fin, no sin antes expresar su pena y decepción al descubrirse traicionado por el hombre a quien había querido como a su propio hijo. Bruto, por su parte, no pareció mortificado por sus acciones, sino que se enorgullecía de ‘devolverle la libertad a Roma y librarlos de la tiranía’. Estas ideas hubieron sido seducidas en su mente por Casio y los demás conjurados.

Como éste, muchos más magnicidios se dieron a lo largo de la historia. Los ejecutores, comúnmente catalogados como traidores o rebeldes por su radical actuar, eran aquellos que se aferraban a ideas de libertad y justicia, que defendían sus convicciones o perseguían el deseo de venganza contra su superior. La traición de Bruto, sin embargo, será por siempre recordada como un icono en la historia.


Por: Marissa Sigala A.


Referencias:

a) Posadas, J. L. (s.f.). Marco Bruto, el patriota que asesinó a Julio César. National Geographic (España), n° 112.
b) Goldsworthy, Adrian. César, la biografía definitiva. La Esfera de los Libros: Madrid, 2007.


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