domingo, 31 de enero de 2016

Retazos de existencia

¿Solo un sueño?

“No es complicado recordar aquello, porque vamos, ¿quién olvida la primera vez que le rompieron el corazón? Claro, ahora ya incluso me causa risa, era demasiado infantil e inmaduro en temas de amor y creía que ella sería la indicada, que torpe, pero bueno solo tenía 18 años. ¿Qué tiene que ver esto con la pregunta? Ya le cuento. Trabajé todo el verano antes de mi último año de la preparatoria para poder llevarla a cenar y lo hice, en el restaurante (demasiado lujoso) le confesé lo que sentía, ¿sabe que respondió? Nada, solo comenzó a reír y ahí terminó todo.

El último semestre de la escuela fue algo… confuso ¿sabe?, aún me perseguía aquel rechazo y había decidido irme a estudiar al extranjero, mis excelentes notas me consiguieron una beca y aún tenía dinero ahorrado para sobrevivir. Simple y rápido; ni siquiera asistí a mi graduación, me fui 3 meses antes de comenzar las clases, solo quería comenzar de nuevo y olvidar el pasado.

Si, ya comienza lo que verdaderamente importa, ¿Por qué le dije lo anterior? Es mero contexto. Claro, continuo. Al llegar a la universidad decidí encerrarme en el departamento que me asignaron y solo salía para abastecerme de comida, no llegue a entrar en el campus esos tres meses; sabía dónde se encontraba mi facultad gracias a Internet y con eso bastaba. Entonces sucedió, una semana antes de entrar a clases tuve un sueño muy peculiar: estaba de nuevo en la preparatoria y el equipo de fútbol donde estaba jugaba contra una escuela rival, les ganábamos, hasta esa parte todo normal, y mientras festejaba una chica se acercaba a mí para después darme una tremenda paliza ¿lo curioso? Nunca en mi vida había visto a esa chica. Desperté muy confundido y culpé a mis nervios de aquello.

Sé que ya se imagina que pasó después… ¿quiere los detalles? Ciertamente, el primer día esa chica entró al salón de clases. Le confieso que incluso me caí de la butaca por la impresión, porque de verdad, era ella. Cuando me recuperé pasó algo aún más loco, la escuche hablar mientras se presentaba y le juro que algo en mi cerebro hizo clic. Tenía que conocerla, todo mi ser me gritaba que me acercara a ella, pero no sabía cómo. Logré hablarle a mitad de semestre, pero para entonces ya sabía que era LA CHICA. El resto, como dicen, es historia. Sé que suena muy cliché y que habrá escuchado antes historias parecidas, pero soy totalmente sincero al decirle que ella era y sigue siendo el amor de mi vida, la persona destinada para mí. Por eso estoy aquí, para seguir a su lado, para que se quede eternamente conmigo. Eso es todo”


Lo confieso, al principio no quería creerle pues tenía razón, muchas personas me había relatado casos parecidos, sin embargo, su historia era autentica, al investigar comprobé que todo pasó al pie de la letra y ahí fue cuando me sorprendí. Se supone que el cerebro no es capaz de “crear” personas en los sueños, cada rostro que aparece se ha visto previamente, aunque sea una sola vez, con este sujeto no paso eso, él nunca había visto a aquella chica, era de países distintos y no se llegaron a cruzar en las vacaciones. Ellos debían encontrarse, así estaba marcado que sucediese y la vida no encontró un mejor momento para hacérselos saber, porque puede creerse o no, esa noche ambos tuvieron el mismo sueño. 

                                                                                                   Andrea Hernández Álvarez

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