El cuento del jueves: Curuzu
de novia (Paraguay)
De chile,
mole y pozole.
Dentro
de cada uno de nosotros existe un ser que nos coloca al borde del homicidio. El
mismo ser que nos obliga a mirar ese maldito par que tanto nos jode la vida; a
esos que se abrazan, se sonríen, se cuentan secretos y se vomitan carcajadas
amorosas en los labios. Seguro conoce al monstruo verde con impulsos asesinos,
lo ha visto frente al espejo y en el reflejo de los cristales. Es ese que desea
con todas sus fuerzas lanzarse sobre esos dos y quitarles la sonrisa con un
golpe, ese que busca el mejor momento para soltarle al más feliz una patada en
el estómago y dejarlo jadeando en el piso, ese que maldice en voz baja todo
afecto expresado y sueña con la muerte del amor, ese que desea con todas sus
fuerzas el cariño que un intruso le ha arrebatado. Ese es monstruo verde
homicida que todos llamamos celos.
¿Qué
tan lejos puede llegar un amante enfermo de celos? Para la escritora paraguaya Josefina
Pla su cuento, Curuzu* de novia
(1958) se atreve a responder con un cuchillo desde la penumbra. Internándose en
el escenario rural-tropical Pla expone una narración circular, dando en un
primer momento el cierre de los acontecimientos y, posteriormente, relatando
las razones que condujeron a dicho final. Mediante un narrador omnisciente es
presentada como protagonista a Silveria Martínez y el conflicto que está vive
con su prometido Pedro Esquivel, Perú. El punto culminante de la historia caerá
con la accidentada entrada del farmacéutico Antonio Miranda.
“Eran dos las cruces, casi
tocándose sus nichos, en aquel bajo, a la sombra del îbapobô de tronco
acanalado como columna bárbara. […] Gente recién llegada o de paso preguntaba
por qué de esos dos nichos juntos, apoyados casi el uno en el otro.
-Ese más lindo, es una curuzú la
novia.
-La cruz de Silveria Martínez. La
mató el hombre que la quería. De celos.
-¿El otro nicho es de él?
-No. Es de otro hombre.
-¿Otro pretendiente de Silveria?
-No. Ni siquiera se conocían.
-Pero los nichos están juntos.”
-Y, así es.” (Pla, 1958)
La
construcción del personaje principal, el cual es desarrollado bajo el nombre de
Silveria, arroja ciertos elementos interesantes en relación a los personajes
femeninos latinoamericanos. Nos encontramos con la mujer como un personaje que
funciona única y exclusivamente dentro de espacios privados, lo cual, al menos
en nuestro caso, se encuentra relacionado con el sexo. El engaño por parte de
Perú con la mejor amiga de Silveria determinará una revolución dentro del
espacio privado femenino**, la decisión que toma nuestra protagonista al no
contraer matrimonio con el hombre que la traicionó, es manejado como una ruptura en los estándares
de configuración literaria femenina. Silveria es mujer, su libertad siempre
estará delimitada por ese detalle, sin embargo es totalmente libre de negarse a
contraer matrimonio con un hombre como Perú.
“Al principio confió en que se
corregiría; pero un mes antes de la boda, se enteró de pronto, que lejos de
corregirse, había seguido igual o peor en los últimos tiempos. Por fin se
descubrió por sí solo. Eduvigis, su mejor amiga, estaba encinta. Lastimada en
lo hondo, pidió explicaciones a Perú. -¿Por qué te haces mala sangre?... Eres
mi verdadero amor. La otra era para diversión, no más. Esta explicación, sucia
y todo, suele tener éxito por lo regular; pero no lo tuvo con Silveria. A ésta
la excusa de Perú la asqueó profundamente. Pensó, razonable, que si el caso
hubiese sido inverso, si ella hubiese sido la cuñataí encinta, Perú estaría en
ese mismo momento diciéndole a Eduvigis aquello que a ella le decía. Rompió con
Perú, y aunque le costó muchas lágrimas, no consintió en verle más. Pasó el
tiempo, y no reanudaron. Perú hizo cuanto puede y sabe hacer un hombre de su
clase para vencer la resistencia de Silveria. Esquelitas, mensajes por
terceros, promesas a diestro y siniestro, amenazas. Hasta a una payesera
recurrió, sin éxito. Silveria no cedió un ápice.
-Me ha de matar, pero yo no he de
ser su mujer.” (Pla,
1958)
La
historia subterránea que es relatada por Pla gira en torno al farmacéutico
Antonio Miranda. Recién llegado a la ciudad se encuentra en el lugar y momento
menos indicado. Es aquí donde la paranoia y la terrible ira del celoso amante despechado
se encuentran con la oportunidad y el azar. En ese momento el ritmo narrativo
pasa a ser mucho más acelerado, sin importar que el lector conozca el desenlace
del cuento, el momento cumbre llega con el encuentro entre Perú y Antonio que
desencadenará en un acalorado diálogo dirigido por los celos.
El
amor no puede ser invento del cielo, nada que venga de arriba puede hacer
sentir tantas ganas de ver correr sangre. Mírelos, ahí viene de nuevo
bamboleándose como gallinas gordas frente a nuestra mirada colérica, se exhiben
frente a nosotros como si gozaran de la enfermiza atención que se les ofrece.
Los miramos y todas las ideas brutales sobre la extinción se nos han congregado
en la cabeza. Pocos se animan a pasear de
noche por estos lugares, pocos se atreven a cruzar esa línea delgada tan
tentadora, pocos sucumben a los violentos celos, pocos se atreven a colocarse
frente a la cruz de la novia.
Isadora
Cabrera.
*De esta forma se refieren a la
palabra cruz en la lengua guaraní que predomina en algunas regiones del Cono
Sur Americano.
**Si nuestro lector desea
profundizar dentro de la temática del espacio privado femenino aconsejamos la
amena lectura de la Lisístrata de
Aristófanes.
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