domingo, 8 de mayo de 2016

La mente del pez dorado

Hipnosis del pez dorado




Las indirectas son el mejor recurso humano. Éstas se han ido desarrollando hasta el punto de llegar al majestuoso arte de lo subliminal. Los mensajes subliminales nacieron a la par que lo publicitario y, siendo éste su origen, igualmente resulta su evolución junto con los medios en los que se presentan. Sin embargo, cabe analizar si, siendo una de las mejores indirectas desarrolladas por los seres humanos, las repercusiones de lo subliminal en la mente humana pueden ser negativas, solamente gracias a lo apenas perceptibles.

Los seres humanos estamos encadenados a las percepciones. Después de todo, están ligadas con lo primero que nuestros sentidos pueden recibir. Sin embargo, hay dos niveles para la aprehensión de esta captación primaria realizada por los sentidos: las racionales y las inconscientes. El cerebro humano puede capturar todo a su alrededor, mas solamente se procesa lo más relevante para el sujeto. Esto no quiere decir que se elimine aquella información aparentemente no útil, sino que se almacena en el inconsciente, por si pudiera resultar más relevante de lo que se espera. Ahí es donde oscila la información obtenida en los mensajes subliminales, ya que son mensajes ocultos dentro de otro gran mensaje comprensible y consciente. Después de todo, al tratarse de imágenes sutiles, sonidos ocultos… nuestro cerebro puede captarlos como información irrelevante, pero que quedará almacenada en algún punto.

El almacenaje de la información oculta, es igual o más poderoso que el almacenaje consciente. Estas sobras borrascosas, se centra en las sensaciones, en aquellas repeticiones que se implantan en el cerebro sin querer. Por ello es que han resultado un recurso en la publicidad, un recurso para estimular las compras. Claro es que estos mensajes ocultos deben adecuarse al medio, ésa es la razón por la que anteriormente se realizaban si era en la radio, a través sonidos; y tratándose de medios impresos, por imágenes. Con la aparición de los medios audiovisuales, se logró conjuntar ambas partes, produciendo un mensaje subliminal más potente y sutil, apoyado tanto de imágenes como de sonidos. Asimismo, la existencia de los medios audiovisuales ha dado pie a la aparición de ciertos indicios casi imperceptibles y repetitivos dentro de películas, series…Siguiendo, siempre, una premisa publicitaria.

Pero, ¿qué es lo que hace realmente al mensaje subliminal tan efectivo en los medios publicitarios? Como este mensaje camuflado va dirigido de manera intencional a la zona cerebral inconsciente, donde se encuentran los deseos humanos, entonces se centran en esta propiedad humana: los deseos. Es por eso que los mensajes publicitarios más conocidos apelan a impulsos sexuales o diversas situaciones placenteras, como lo resulta la comida, el descanso, etc. Estos recursos se implantan, como ya se mencionó, en el cerebro, provocando que cuando se vea el producto deseado se requiera el consumo sin saber exactamente el porqué: lo que el cuerpo realmente requiere es experimentar la sensación prometida con el mensaje subliminal. Ahora cabe preguntarse si, al quedar en el inconsciente esta congregación de imágenes que apelan a un deseo apenas perceptible, es posible eliminar el rastro de ideología que se ha implantado sin querer. Se ha dicho que los mensajes subliminales sirven para el control de masas, entonces cabe la posibilidad de que dichas ideologías “placenteras” inconscientes, no resulten tan placenteras al llevarlas al mundo real. Con este control de masas, las repercusiones sociales más claras e inocentes son la existencia de monopolios en marcas, monopolios que tienen suficiente recursos para publicitarse con estos juegos mentales; sin embargo, el riesgo también es mucho.

Finalmente, por más que se intente, nadie está a salvo de los mensajes subliminales, así como tampoco se está a salvo de ninguno de los temas que en esta columna se han tratado. Mas sin duda, de lo que más peligro se corre es de caer en recurrencias inconscientes de comportamiento. Siguiendo esta lógica, los mensajes subliminales son, sin duda, lo más peligroso dentro del bombardeo de información a la que estamos expuestos, pues el comportamiento obtenido no es producto del sujeto voluntariamente, sino de lo que se espera que haga a partir de estos recursos ocultos. Los medios audiovisuales le han dado fuerza al empleo de este recurso, por ello su propagación tan rápida resulta un poco más inquietante. Ahora sólo cabe preguntarse qué tanto de lo que se hace es producto del control de masas.


Adriana Gasca L.

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