Despedida.
Todo lo que inicia debe
tener un fin. Durante todo el semestre, su servidor ha escrito semana tras
semana columnas sobre mujeres que asombraron o estremecieron al mundo. El
propósito de esta columna fue mostrar a ustedes, lectores, distintas figuras
femeninas que cambian la percepción de lo que significa ser mujer. Pero se debe
recordar que ser mujer es ser humano, y que sus capacidades son equitativas a
las de su contraparte masculina. Y que hoy en día hay todavía mujeres destacadas
que son fuetes de inspiración.
Mujeres diversas son las
que se apreciaron cada martes, pero lo que se debe enfatizar de cada una de
estas féminas es que no todas nacieron con el poder, sí no que lo fueron
forjando con el paso del tiempo y años de perseverancia. Pero que el poder no
lo fue todo, ya que la mayoría de las mujeres poderosas cayeron en miseria,
algunas víctimas de las circunstancias y otras responsables de crimines,
tornando su vida en tragedia. Por lo que el poder nunca lo es todo, seas hombre
o mujer, mientras que las convicciones lo son.
A pesar de que en esta
columna se expusieron solamente mujeres, no quiere decir que estas sean superiores
de algún modo a los varones. Los dos poseen la capacidad de dirigir una nación
o un ejército, alcanzar descubrimientos científicos que podrían cambiar al
mundo, ser figuras de inspiración moral,
luchar por los derechos humanos o ser protectores de su familia. Tanto hombres
como mujeres tienen el mismo valor y pueden lograr lo que deseen, sólo queda
decir que cada uno lo realiza según sus propias limitaciones.
En la actualidad, todas las
mañanas mujeres se alzan de sus asientos y cambian al mundo en sus propios
medios. No se busca un trato especial para ellas, sino el espacio el reconocimiento de que ellas han merecido
por sus propios esfuerzos y méritos. En nuestros tiempos, la publicidad se
envuelven en una vana gloria de las mejoras en la situación femenina y cómo se
alcanzado la equidad entre todos, más no es cierto. Aún falta mucho para llegar
al trato equitativo, pero hay mujeres y hombres que luchan constantemente para
lograrlo.
Ha llegado el último
párrafo de esta columna, un trabajo que empezó como una obligación para cumplir
la calificación de una clase. Más ya en el final del camino puedo voltear hacia
atrás y percibir un crecimiento; no solo en la manera de redactar y escribir,
propósito principal del trabajo, sino como individuo. La vida y obra de cada
una de las mujeres son fuente de inspiración o consejo según las circunstancias,
dejando un poco de ellas en mí. Sólo me queda esperar que algo le hayan dejado
a usted.
Esperanza del
Refugio Aguilar Carrillo.
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