KING
ARTHUR
Los caballeros caídos
regresan como grandes caballos.
Los romanos querían conquistar al mundo entero. En el 300
d.C., el Imperio Romano se extendía desde Arabia hasta Britania, sin embargo, ellos
no se conformaban con eso, querían más tierra; deseaban conquistar todo a su
paso. El pueblo más importante al que se enfrentaron fue Sarmacia, donde residían los poderosos sármatas del este. Tras días
de batalla y miles de muertes, cuando el humo ya se había disipado, los únicos
sobrevivientes fueron los miembros de la legendaria caballería. Los romanos
impactados por la valentía y fuerza de esos caballeros decidieron perdonarles
la vida.
Los romanos incluyeron a la caballería sármata a
su propio ejército. Ciertamente, hubiese sido mejor que los asesinaran ese día
porque el acuerdo que hicieron no sólo los ponía en deuda a ellos, sino a sus
hijos y los hijos de éstos y así sucesivamente. De esta forma, debían servir al
Imperio como caballeros. El narrador de esta historia fue uno de esos hijos, un
caballero llamado Lancelot.
Los niños eran dirigidos a Britania donde debían
presentarse al comandante romano. Éste
fue nombrado Artorius o Arturo. Los
comandantes se encargaban de liderar a los caballeros pero también tenían la
responsabilidad sagrada de protegerlos, defenderlos y valorar sus vidas por
encima de la propia. Si alguno moría en batalla, él debía vivir gloriosamente
en honor a su memoria. El acuerdo con los romanos dictaba que los niños debían
servir durante 15 años al comandante y, después de eso, podrían obtener su
libertad.
Los caballeros que acompañan al Rey Arturo son:
Lancelot, Tristan, Galahad, Gawain, Bors y Dagonet. Después de que éstos
lucharan junto a Arturo durante 15 años, lo único que anhelaban era volver a
sus hogares. Sin embargo, la noche en la que los caballeros de
la mesa redonda serían libres, el obispo Naius Germanius, quien era el encargado
de entregar los escritos de libertad
a los caballeros, les asigna una última misión: atravesar todo el Imperio
Romano para rescatar a la familia de Marius Honorius, particularmente, a su
hijo Alecto y, además, existía el riesgo de enfrentarse con los sajones, quienes, en ese momento intentaban invadir y recuperar el territorio romano.
Su última misión es una verdadera locura, la cual, parece
que los encamina hacia la muerte y no a la libertad como ellos esperaban. En el
camino, Arturo se da cuenta de que la Roma por la que siempre ha luchado ya no
existe más y que, los romanos se encargan de torturar y asesinar a
aquellos que sean paganos. ¿Cómo podrán siete caballeros y una mujer (Guinevere)
vencer a un ejército de sajones formado por más de 200 hombres? Sólo el destino
decidirá lo que suceda con ellos pero la historia siempre los recordará como aquellos
hombres que lucharon por la LIBERTAD.
Oseguera.
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