ADAM
“Algún
día, todo lo que ves aquí desaparecerá para siempre y, al final, el cielo de la
noche quedará completamente oscuro”
Las personas que padecen del síndrome de Asperger[1]
tienen un aspecto totalmente normal, sin embargo, tienen problemas para
relacionarse con los demás y a veces presentan comportamientos inadecuados.
Ellos ven el mundo de manera distinta: piensan de manera lógica, concreta e
hiperrealista. Lo único que quieren es ser aceptados tal y como son. Algo
destacable es que no disfrutan del contacto físico y social, no les gusta salir
de casa, lloran fácilmente por pequeños o grandes motivos, les cuesta identificar
sus sentimientos y más aún, expresarlos, son excesivamente sinceros y padecen
ataques de ansiedad que manifiestan agitándose, meciéndose y, en ocasiones,
golpeándose a sí mismos.
¿Qué ocurre cuando dos personas se enamoran y
para una de ellas el concepto de amor resulta totalmente extraño? Adam Raki es
el protagonista de esta historia, él tiene Asperger
y acaba de perder a su padre, se encuentra totalmente solo, y al parecer,
nunca se ha enamorado, además, tiene demasiados problemas para socializar o
entablar amistades, parece que él vive en otra galaxia. Tiene una incontrolable
pasión por el espacio y es el único tema que le permite hacer interacción con
otras personas.
La vida rutinaria de Adam llena de orden y
patrones de comportamiento se ve alterada por dos sucesos: el primero es la aparición
de su nueva vecina Beth, quien se vuelve su única amiga y, además, terminan enamorándose.
Por otro lado, es despedido de su trabajo pues el síndrome que padece ralentiza
enormemente su producción y su jefe considera que gana demasiado para lo que
realmente hace, entonces, decide prescindir de sus servicios.
Beth Buchwald es el polo opuesto de Adam; es una
mujer emotiva y demasiado sociable, ella escribe cuentos para niños por lo que
posee una gran imaginación y su libro favorito siempre ha sido El Principito. Cuando era niña, su padre
solía decirle que ella se parecía al Principito
pero cuando se volvió adulta se dio cuenta de que ella siempre fue como el
piloto que se estrelló en el desierto a quien el Principito le enseñó muchas
cosas, en especial, sobre el amor.
Aunque es imposible que ambos vean el mundo de la
misma manera, ellos logran conectarse. Adam
es “el Principito” de Beth pues le
enseña muchas cosas tanto de la vida como del amor y la vida de éste comienza a
mejorar un poco, con ayuda de Beth, la inverosímil y enigmática relación que
mantienen ambos revela hasta qué punto pueden dos personas pertenecientes a
realidades distintas ponerse a prueba en busca de un amor extraordinario, sin
embargo ella no entiende completamente su condición y, continuamente lo trata
como a un niño tonto. ¿Es posible que su relación perdure?
Oseguera
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