domingo, 8 de mayo de 2016

El rincón del cinéfilo

ADAM


“Algún día, todo lo que ves aquí desaparecerá para siempre y, al final, el cielo de la noche quedará completamente oscuro”

Las personas que padecen del síndrome de Asperger[1] tienen un aspecto totalmente normal, sin embargo, tienen problemas para relacionarse con los demás y a veces presentan comportamientos inadecuados. Ellos ven el mundo de manera distinta: piensan de manera lógica, concreta e hiperrealista. Lo único que quieren es ser aceptados tal y como son. Algo destacable es que no disfrutan del contacto físico y social, no les gusta salir de casa, lloran fácilmente por pequeños o grandes motivos, les cuesta identificar sus sentimientos y más aún, expresarlos, son excesivamente sinceros y padecen ataques de ansiedad que manifiestan agitándose, meciéndose y, en ocasiones, golpeándose a sí mismos.
¿Qué ocurre cuando dos personas se enamoran y para una de ellas el concepto de amor resulta totalmente extraño? Adam Raki es el protagonista de esta historia, él tiene Asperger y acaba de perder a su padre, se encuentra totalmente solo, y al parecer, nunca se ha enamorado, además, tiene demasiados problemas para socializar o entablar amistades, parece que él vive en otra galaxia. Tiene una incontrolable pasión por el espacio y es el único tema que le permite hacer interacción con otras personas.
La vida rutinaria de Adam llena de orden y patrones de comportamiento se ve alterada por dos sucesos: el primero es la aparición de su nueva vecina Beth, quien se vuelve su única amiga y, además, terminan enamorándose. Por otro lado, es despedido de su trabajo pues el síndrome que padece ralentiza enormemente su producción y su jefe considera que gana demasiado para lo que realmente hace, entonces, decide prescindir de sus servicios.
Beth Buchwald es el polo opuesto de Adam; es una mujer emotiva y demasiado sociable, ella escribe cuentos para niños por lo que posee una gran imaginación y su libro favorito siempre ha sido El Principito. Cuando era niña, su padre solía decirle que ella se parecía al Principito pero cuando se volvió adulta se dio cuenta de que ella siempre fue como el piloto que se estrelló en el desierto a quien el Principito le enseñó muchas cosas, en especial, sobre el amor.
Aunque es imposible que ambos vean el mundo de la misma manera, ellos logran conectarse.  Adam es “el Principito” de Beth pues le enseña muchas cosas tanto de la vida como del amor y la vida de éste comienza a mejorar un poco, con ayuda de Beth, la inverosímil y enigmática relación que mantienen ambos revela hasta qué punto pueden dos personas pertenecientes a realidades distintas ponerse a prueba en busca de un amor extraordinario, sin embargo ella no entiende completamente su condición y, continuamente lo trata como a un niño tonto. ¿Es posible que su relación perdure?
 Oseguera



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