domingo, 29 de mayo de 2016

Retazos de existencia.

Orígenes Pt. 2

No existe nada que sea más benevolente y al mismo tiempo definitivo que la muerte. No se trata simplemente de el término de una vida orgánica, se extingue toda una recopilación de eventos y recuerdos, todo lo que haya realizado hasta ese momento es interrumpido y si queda algún arrepentimiento es demasiado tarde para remediarlo. ¿Qué sucede con la conciencia, el alma, el ser cuando el cuerpo exhala su último suspiro? Probablemente nunca habrá una respuesta a esta pregunta. O al menos, no para los humanos que aún respiran.

El periodo de tiempo que abarca la vida de un solo individuo, a pesar de ser insignificante en comparación con la temporalidad absoluta del universo, está cargada de emociones, vivencias y recuerdos que el sujeto atesorara o repudiara. Cualquiera que sea el caso, esos momentos definen y moldean al ser humano, sin embargo, existen experiencias únicas que más que modelar la personalidad, transforman a quien las vivió en todo sentido posible.

Amable lector, permítame formularle una simple pregunta ¿Cuál es su recuerdo más preciado? Piense con cuidado, porque es posible que su vida, o más específicamente, lo que ocurra después de esta dependa de su respuesta. ¿Le ha extrañado este cuestionamiento? No me sorprendería ya que puedo asegurarle, sin temor a equivocarme, que es exactamente lo que busco provocar cuando enuncio este interrogante a los prospectos que entrevisto. La gran mayoría guardan silencio largo rato antes de exponer sus respuestas, otros la exhiben de tal manera que da la sensación de que estuvieron ensayándola antes de pasar conmigo. Probablemente en este momento piense que no me estoy explicando y que todo lo que he venido relatando no guarda la conexión suficiente con el propósito enunciado en la entrega anterior. Pero no desespere.

Como podrá haber notado he revelado ya la naturaleza de la simple y única pregunta que realizo. Espero no haberle generado demasiadas expectativas con respecto de la misma, pero debido a mi posición es importante que la resguarde, ya que representa la base para el criterio posterior que tomaré con respecto a las respuestas que me sean expuestas. Ahora, la pregunta importante y clave de todo esto: ¿Cuál es el trabajo cuyos lineamientos se desprende de tan simple interrogación? La contestación, así como la indagación es tan simple y al mismo tiempo compleja, el puesto a ocupar es la vida misma. Querido lector, no sabe cuánto envidió su calidad de humano. A pesar del tiempo tan limitado que poseen en cuanto a existencia, su especie es capaz de transformar cada etapa de una vida individual en una experiencia única e irrepetible. Por desgracia, la mayoría de las personas no suelen apreciar dichos momentos, prefieren adaptarse a la normalidad de la época.

Cuando un ser humano muere tarda unos dos días (en su sistema de tiempo) en darse cuenta que ha dejado de existir en el plano terrenal. Antes de que eso ocurra deben pasar conmigo y contestar la pregunta con completa sinceridad. Después yo investigo y decido si aquella alma merece volver a repetir su existencia. Los recuerdos son tesoros, son la única prueba de la manera en que la vida fue vivida, si su recuerdo más preciado resulta ser el día que consiguió un auto, bueno, puede ir adaptándose a la idea de que pasara mucho tiempo antes de que su alma vuelva a tomar forma humana. Lo que busco son esas experiencias que modificaron todo, que provocaron un cambio absoluto y total. Lo admito, es mero capricho, pero la eternidad puede resultar aburrida a menos que existan relatos con los cuales pasar el tiempo. Aproveche su vida querido lector, ya que cuando esta termine estaré esperándolo. Atte.: La muerte.

Andrea Hernández Álvarez

1 comentario:

  1. Mis primeros años en mi pueblo natal, hasta los 6 años, des pues de dos meses junto con mi madre emigramos para la argentina..Pero los recuerdo vívidos de esos pocos años, se reviven continuamente en mi mente y en mi nostalgia, nunca superada.

    ResponderEliminar