sábado, 26 de marzo de 2016

Cajón de sentidos ochentanianos para viajeros

Es sábado y de nuevo tengo que recolectar un viejo recuerdo. Todo el día de hoy me ha parecido aburrido, que más da, ésto me distraerá un poco. He metido mi mano al cajón... Alguien me está llamando al celular; una amiga viene en camino. Quizás mi amiga y yo podamos recordar juntas. Regresando al baúl, remuevo un poco las cosas y accidentalmente toco un botón, tecla o algo por el estilo; se enciende una luz y escucho un sonido peculiar, sin más, saco aquel artefacto (el cual intuyo qué es).

Mi amiga ha llegado, !qué oportuno! Este día ha mejorado y ahora tengo algo y alguien con quien jugar. Rara vez viene a verme. A veces pienso que hoy en día y mientras más avanza la tecnología nos alejamos más del mundo "real" y nos encerramos en el "virtual", nos volvemos solitarios alejados de la sociedad; aparte nos quejamos de ello. Recuerdo ni niñez, mis amigos; un desconocido podía formar parte de un grupo así nomás. Si se estaba aburrido, bastaba con salir a la calle y tocar la puerta del vecino, no mensajes de texto, WhatsApp o inbox; todo cara a cara. Mi amiga, a veces ni me responde los mensajes.
Después de filosofar un rato sobre los amigos y la tecnología, me puse a indagar sobre lo que tengo en mis manos. Si bien se inventó a finales de los setenta (1978), este juguete innovador, futurista y tecnológico tuvo su auge en los ochenta;  marcando tendencia y dejando huella en la cultura y en la época, incluso hasta ahora.
Sin duda la mayoría de nosotros alguna vez jugamos "Simón dice", ¿cierto? Ese en el que uno la hace de lider y todo lo que él diga o haga los demás lo tienen que imitar u obedecer. Con esto, tal vez ya tengan idea de qué estoy hablando, sí, de "Simon" uno de los primeros juegos electrónico portátiles. Del inventor de "Magnavox Odysey", (la primera consola de videojuegos en la historia) Ralph H. Baer en compañía de Howard J. Morrison, para la compañía estadounidense Milton Bradley "MB". Se dice que "Simon", aparte de ser inspirado en ese juego de niños de "Simón dice", también se basó en el mecanismo y temática del arcade de Atari "Touch me" (1974), ya que contaba con cuatro botones que se usaban para memorizar una secuencia.
"Simon" es más que un clásico gadget ochentero, más que uno de los primeros soplos futuristas, más que luces psicodélicas y sonidos estridentes. Este circular artefacto fue y sigue siendo tan popular por dos cosas (a mi consideración), uno: ejercita la memoria, un pequeño reta para retener datos; dos: une a las personas, llena pequeños espacios de un sábado aburrido. Le he enseñado el "Simon" a mi amiga, nuestras miradas se cruzan, una batalla nos espera; mi color será el azu y el de ella el rojo. ¡Que empiecen las apuestas!
Jessica Fortanell

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