jueves, 10 de marzo de 2016

Divagaciones en la Geografía Metafísica: La vida después de la Friendzone


Esta columna semanal no garantiza que leerla pueda salvar a alguien de caer en la Friendzone. Si a pesar de haber seguido los señalamientos con cuidado uno ha caído en la zanja, esto es lo que necesita saber: primero, mantenga la calma, la Friendzone no es el fin del mundo y tampoco tiene que ser el fin de una bonita amistad; segundo, cualquier cosa que intente podría o no hundirlo más en este hoyo. Como aprendemos en nuestras clases de biología desde la primaria, la manera más efectiva de sobrevivir es adaptarse. El tiempo que toma salir de la zona de amigos es impredecible, aunque depende mucho de uno mismo. Lo mejor es ponerse cómodo y dejar de torturarse pensando en lo que hubiera funcionado, ahora es demasiado tarde. Lo único que queda es reconstruir la relación a partir de donde uno está porque no se puede volver al pasado y borrar el momento incómodo en que le declaró su amor a su mejor amigo o amiga: aunque vivimos en el futuro todavía no inventan los viajes en el tiempo.

¿Cómo es caer en la Friendzone? Uno debe saber que el aterrizaje no es suave ni agradable, sino un choque, algo capaz de sacudir nuestro mundo y dejarnos confundidos. Las personas llegan aquí y lo primero que desempacan son sus preguntas: “¿Por qué no me quiso? ¿Por qué no le gusto? ¿Qué hice mal?” Las respuestas pueden ayudarles a mejorar, algo así como la crítica constructiva ayuda a un escritor… cuando escribe su siguiente libro; así que no hay que perder mucho tiempo pensando en lo que hubieran dicho o hecho mejor. Tratar de reescribir lo que paso en la mente no es una solución a la situación real. ¡Despierten! ¡Bienvenidos a la Friendzone! Aquí no sirve soñar despierto.

Hay que asimilar la realidad: esto es lo que queda de la amistad ahora y no hay vuelta atrás. Tal vez nuestro mejor amigo haya dejado de hablarnos o se comporte más fríamente con uno, pero no hay que escandalizarse demasiado sino continuar tratándolo como antes a menos que pida mantener la distancia; para algunas personas una declaración de amor puede ser tan chocante como el impacto de un meteorito. Silencio incómodo, distanciamiento, entre otros, son reacciones naturales y, a pesar de que duela, probablemente sea lo más saludable para ambos, para su relación. El circulo más frío de la Friendzone es aquel destinado para los amigos que luego de ser rechazados rompen todos los lazos que los unían y se dejan consumir por el rencor: que alguien no pueda corresponder a otro de la misma manera en que éste lo ama no significa que merezca ser odiado. El odio es el verdadero infierno.

¿Existe la vida después de la Friendzone? Quizá lo único más difícil que entrar sea salir de aquí. Implica perdonar y aceptar, dejando de lado la arrogancia a fin de ser un buen perdedor, uno que valga la pena. No siempre se puede ganar, la vida se trata de eso. Aunque depende de uno mismo, la mejor forma de liberarse de la Friendzone es saliendo de la mano de la misma persona que no pudo corresponder nuestro amor, es decir, volver a ser amigos. Esto no es un final definitivo: con un poco de optimismo y perseverancia, uno se da cuenta de que el sol siempre vuelve a brillar. Las reconciliaciones son posibles y las amistades que sobreviven a crisis como ésa después resultan casi indestructibles.

Pasar una temporada en la Friendzone no tiene que ser lo peor que nos pase en la vida; éste puede ser un tiempo de aprendizaje significativo. Como suelen decir en los folletines de seguridad, hay que guardar la calma, tranquilizarse y entender la nueva situación. Al principio toca enfrentarse a los demonios de la frustración, la baja autoestima y la depresión; todas las preguntas y el ruido mental son reacciones normales que se van apagando con el tiempo, no como las llamas inextinguibles del Infierno de Dante. En ese sentido, la Friendzone se parece más al purgatorio, dependiendo de cómo queramos salir de aquí. La amistad después de la Friendzone significa que hemos aprendido una lección importante: no podemos cambiar a las personas, no podemos obligarlas a tomar decisiones, aunque sean para su bien; lo único que sí podemos hacer es amarlas y estar allí cuando más nos necesiten. Cuento corto: la vida después de la Friendzone es convertirse en verdaderos amigos. 


Ana Laura Bravo

No hay comentarios:

Publicar un comentario