En los temibles paisajes, como lo es la tétrica
Transilvania, los monstruos que merodean entre las tinieblas no son más que
mansas imitaciones del horror que los más terribles asesinos han significado en
la historia de la humanidad. Un ejemplo de ello es el siguiente caso a tratar:
nacida en Hungría el 7 de Agosto de 1560, en el seno de una de las familias
aristócratas más importantes de Transilvania, es considerada la peor
depredadora que haya tenido la historia del crimen; por supuesto, nos
referimos a Erzsébet Báthory, quien ostenta el sobrenombre de “la Condesa
Sangrienta”.
Como es notable, no es este el primer caso en el que un
miembro de la nobleza o poseedor de algún título de relevancia sea el ejecutor
de tan viles atrocidades. A pesar de la distinción de su estrato social,
existen también antecedentes esotéricos entre los miembros de la familia
Báthory, como fue el satanismo, la alquimia y el manejo de la magia negra,
siendo la propia condesa influenciada a las prácticas de brujería desde su
infancia.
A los quince años, Erzsébet se casó con el conde Nadasdy, un
gran guerrero conocido como “El Héroe Negro”, con quien se fue a vivir al
solitario castillo de los Cárpatos. Tras la partida de este al campo de
batalla, la joven condesa resintió el triste aislamiento que aquella alejada
propiedad imponía, por lo que no tardó en encontrar consuelo en un joven noble apodado
“el vampiro” debido a su extraño aspecto. Más tarde volvería a su castillo y
empezaría a mantener relaciones lésbicas con sus doncellas. Pero esto no fue
suficiente para la condesa, que en busca de distracción al abandono de su
marido, se refugió en su nueva afición por el esoterismo, rodeándose de una
siniestra corte de brujos y alquimistas.
Con el paso de los años, la belleza que la caracterizaba se
iba degradando; preocupada por su aspecto físico, Erzsébet acudió a su vieja
nodriza en busca de consejo, y es ésta quien le indica que la sangre y los
sacrificios humanos daban buenos resultados en la práctica de la magia negra, y
que bañarse en sangre de doncella le permitiría conservar su belleza
indefinidamente. Fue este deseo irracional de perfección estética lo que llevó
a la condesa a cometer tan aberrantes crímenes de los que se le acusaría
después.
El caso de este personaje resulta realmente interesante para
la historia del crimen en serie – como se expone en esta columna – al partir
del hecho de que se trata de las pocas mujeres asesinas de las que se tiene
registro hayan actuado con tal nivel de crueldad, siendo responsable por la
muerte de alrededor de 650 niñas. Por supuesto que esto, en conjunto con el
sadismo que reinaba en cada asesinato cometido por su mano, fue lo que le
brindó la fama que hasta la fecha posee.
Por: Marissa Sigala A.
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