sábado, 5 de marzo de 2016

Estudiando el escarlata - El Clan Sawney Beane


Si la entrada anterior les pareció brutal o grotesca, es recomendable entonces preparar sus estómagos para un crimen aún más escandaloso. De acuerdo con lo que se cuenta en la historia de Escocia, situado durante el reinado de Jacobo VI, Alexander Sawney Beane fue el legendario líder de un numeroso clan durante el siglo XVI al oeste del territorio escocés. Los miembros de esta “familia”, compuesta de 48 individuos, fueron juzgados y ejecutados por el asesinato en masa y canibalismo de más de 1000 personas.






Esta rebuscada historia tiene lugar en el condado de East Lothian, a unos trece kilómetros al este de la ciudad de Edimburgo. Luego de contraer matrimonio, Sawney Beane y su mujer tomaron la inusual decisión de irse a vivir a una cueva situada en la costa del condado de Galloway, donde vivirían durante veinticinco años. ¿Cómo es que alguien pudo haber pasado tal cantidad de tiempo dentro de una cueva, y bajo qué condiciones?

El horror de esta situación comienza desde que se supo que la conformación de su clan fue producto del incesto. La familia de Sawney Beane se dedicaba a asaltar a los viajeros que pasaban cerca de la cueva en donde se refugiaban y habitaban, para robarles cualquier pertenencia que llevaran consigo, asesinarlos y, posteriormente, ingerir su sangre y devorar su carne. Estas prácticas canibalísticas fueron consideradas también como vampirismo por los investigadores del caso.

Sin embargo, no todos sus ataques resultaron tan “impecables” como era costumbre, lo que los llevó a ser descubiertos finalmente. Por terribles casualidades de la vida, una pareja como cualquier otra se encontraba paseando cerca de la cueva del Clan Beane, y, como sucedió con tantas otras víctimas, fue asaltada. A pesar de ser brutalmente agredidos, gracias a un ‘golpe de suerte’, el hombre logró escapar de los caníbales, no sin antes ser testigo de las atrocidades cometidas contra su esposa. Luego de su milagrosa huida, el marido denunció los crímenes cometidos por el temible clan.


Tan pronto este hecho llegó a oídos del rey, mandó a sus hombres a detenerlos a todos y fueron llevados a Edimburgo, donde serían condenados sin derecho a juicio luego de haber hallado en la cueva los restos humanos de al menos mil víctimas. Durante su ejecución, el clan Beane se mostró arrepentido por sus actos, pero por supuesto que esto no los libró de su condena de muerte. Ellos, como tantos otros asesinos, pagaron así por sus actos.





Por: Marissa Sigala A.

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