“La culpa no la deja descansar,
su lamento se escucha cerca de la plaza mayor, quienes miran a través de sus
ventanas ven una mujer vestida enteramente de blanco, delgada, llamando a sus
hijos y que se esfuma en el lago de Texcoco.”
Las leyendas conforman un parte
importante en las tradiciones mexicanas, desde tiempos de la Colonia a la
actualidad han sido relatadas por cientos de mexicanos. Las leyendas son relatos
populares que explican el origen de
sucesos extraordinarios para los cuales no se tiene una explicación lógica, y
se transmiten principalmente de forma oral.
Se puede observar como desde
antes de la conquista, los indígenas acostumbraban a contar su historia a través
de mitos: “La leyenda del maíz”, “El sol
y la luna”, “Huaxtecapan”, “La leyenda de Tlaloc”… contadas con la intención de
iniciar a la población en lo religioso y ceremonioso, brindándoles una
explicación a lo desconocido como lo eran los fenómenos naturales.
Posterior la Colonización, se encontró
en las leyendas una forma de seguir transmitiendo información y a la vez una
forma de “educar” a los pueblos, solo que cambiando el sentido de estás a su
favor, volviendo dichos mitos, en historias con un enfoque católico y
tradicionalista a favor de la iglesia.
En actualidad somos herederos de
una gran variedad de leyendas, que si bien han sido transformadas y contadas de
distintas maneras, hoy en día, dichas leyendas, siguen siendo un acervo de valiosa
información, ya que datan las costumbres e ideas de distintas épocas, y algunas
van acompañadas de sucesos históricos relevantes. Es cierto que
no se puede tomar una leyenda como una fuente
verídica, pero puede hacer que
generaciones enteras se unan y tengan algo en común, formando así parte de una tradición cultural. Ya sea que
se cuenten con el fin de obtener una moraleja o por simple entretenimiento, las
leyendas mexicanas forman parte de la
identidad del pueblo.
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