domingo, 6 de marzo de 2016

Retazos de existencia.

Dentro de la tormenta.

“Respecto a su pregunta, lo más fácil sería resumir la respuesta a una palabra: estremecimiento. Y no me refiero a aquello que se supone se siente cuando miras por primera vez a la vez a la persona amada. Se trata de contemplar la inferioridad humana, presenciar un acto de la naturaleza y darte cuenta de que podrías morir sin poder evitarlo y al mismo tiempo ser feliz debido a ese conocimiento. Eso es el estremecimiento, descubrir lo pequeños que somos en comparación del mundo.

Desde pequeña siempre busque la manera de estar en un peligro constante, así que, podrá imaginarse lo difícil que resultaba para mis padres cuidarme. Como hermana mayor debía de ser un ejemplo para los más pequeños de la casa, sin embargo, era la más irresponsable a tal grado que mi hermana tres años menor ya tenía un conocimiento básico de primeros auxilios con tan solo 7 años de edad.

Si, lo sé ¿A qué clase de peligros me exponía para que una niña de 7 años supiera hacer vendajes? Bueno, a los 5 cinco años me gustaba observar arañas, alacranes, abejas y otros insectos capaces de morderme o picarme, por alguna razón me entretenía molestarlos y acercarme lo más posible a ellos para observar sus reacciones, de esa manera termine varias veces en urgencias. Al crecer fui volviéndome más osada: jugaba con cuchillos, fuego, petardos e incluso con la electricidad. Y las personas a mi alrededor no entendían por qué así hacía todo eso, creo que ni siquiera yo misma.

De adolescente descubrí los deportes extremos y mi favorito, por mucho, era el paracaidismo, lo practicaba demasiado, casi diario, incluso llegué a faltar al colegio. Cuando llegó el momento de entrar a la universidad apareció en mi vida un programa de televisión acerca de personas que buscaban tornados y tormentas, en ese momento decidí que a eso quería dedicar mi vida. Me escapé de casa, mis padres me había prohibido terminantemente que me metiera en algo tan peligroso, pero estaba decidida, ¿sabe? No quería hacer nada más que buscar el peligro y encararlo, desafiar a la naturaleza y descubrir si viviría.

Me costó trabajo, pero logré comprar una camioneta y una cámara, conocí a un grupo de chicos con la misma pasión que yo sentía y nos embarcamos a buscar tormentas, tornados, avalanchas, terremotos, lo que fuera que nos pudiera matar. La suerte nos sonrió en algún momento y una cadena televisiva financió nuestra manera de vivir, eso me dio la oportunidad de probar cosas nuevas, como el surf en mar abierto, el alpinismo sin ningún tipo de equipamiento, snowboard extremo, etc. Si, básicamente eso es todo… ¿qué es lo que siento? Bueno es complicado, o quizás no, pero, me gusta la sensación de muerte inminente, es un sentimiento que se apodera de todo el cuerpo, es la incertidumbre de si saldrás vivo. Creo que, más que nada, lo que siento es un reconocimiento de la naturaleza como un ser supremo, porque en un instante un fenómeno como la erupción de un volcán puede destruir toda una civilización. Porque, al final, los humanos no somos nada en comparación con la naturaleza, no importa cuánto avancemos tecnológicamente, la madre tierra siempre estará un paso adelante, esperando y decidiendo cuando destruirnos."
                                                                                                     
                                                                                                     Andrea Hernández Álvarez
                                                                                                         

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