jueves, 10 de marzo de 2016

Cuéntame un cuento, cuéntame qué hay.

El cuento del jueves: Es que somos muy pobres (México)
ESPECIAL “EL LLANO EN LLAMAS”
De aguaceros asesinos y bovinos de mal agüero.
“Aquí todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a llover como nunca.”-Juan Rulfo (Es que somos muy pobres)

Madrugada, un jueves de marzo: hemos sido exiliados. Escribimos viendo llover bajo el tejabán, el agua no se detiene. Uno escribe donde puede, también con lo que puede, el problema es que uno no siempre escribe de lo que quiere. Debe saber, nuestro estimado lector, que la ex temática del mes se encuentra en huelga por la omisión de Julio Cortázar en nuestra entrega anterior. Intentamos negociar, pero la aludida se niega rotundamente al diálogo; nada de mesas de trabajo, no da el brazo a torcer en las asambleas. Finalmente ha optado por empujarnos fuera, hacía El llano en llamas, donde esperamos con la literatura bajo la chaqueta y los cuentos entre los dedos, un alma de Dios que nos ofrezca refugio.
Como se ha señalado en el primer párrafo de nuestra entrega, este mes se ha optado por el análisis de El llano en llamas. Lamentamos los inconvenientes y respetamos las posturas en apoyo o en contra de la huelga que ha ocasionado dicha decisión. Nos ha reventado a todos el jueves pasado, la literatura tiende a ser temperamental ¡qué se le va  a hacer! Es que somos muy pobres, es un cuento del año 1953, escrito por el autor mexicano Juan Rulfo, en este la lluvia tomará el papel de un criminal terrible.

“Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de agua, sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aunque fuera un manojo; lo único que pudimos hacer, todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejabán, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada.
Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río […]” (Rulfo, 1953)

La lluvia, revela la intención por parte de Rulfo de dar vida al entorno natural en el cual se desarrolla la trama. La relevancia del aguacero en el panorama rural se coloca como un elemento que funciona por la acción- reacción que tiene con la historia. Con la aparición del agua del cielo se desencadenan los hechos y con su extinción se da fin a la narración. La lluvia irrumpe en la cotidianidad de los personajes, señala los momentos de tensión en su historia. 
Es que somos muy pobres se encuentra narrado a partir de una primera persona. El pequeño narrador, hermano de Tacha, quien al igual que en algunos otros cuentos de Rulfo será el más pequeño de la familia, entrega al lector un testimonio lleno de sinceridad. Expone a cada uno de los personajes y los somete a ese ojo infantil que no pierde ningún detalle. Un claro ejemplo será el cuadro que refiere a las dos hermanas mayores; la perdida de la vaca depara un destino similar para Tacha. La predicción amenaza a la familia.

“La apuración que tienen en mi casa es lo que pueda suceder el día de mañana, ahora que mi hermana Tacha se quedó sin nada. Porque mi papá con muchos trabajos había conseguido a la Serpentina, desde que era una vaquilla, para dársela a mi hermana, con el fin de que ella tuviera un capitalito y no se fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas, las más grandes.
Según mi papá, ellas se habían echado a perder porque éramos muy pobres en mi casa y ellas eran muy retobadas. Desde chiquillas ya eran rezongonas. Y tan luego que crecieron les dio por andar con hombres de lo peor, que les enseñaron cosas malas. Ellas aprendieron pronto y entendían muy bien los chiflidos, cuando las llamaban a altas horas de la noche. Después salían hasta de día. Iban cada rato por agua al río y a veces, cuando uno menos se lo esperaba, allí estaban en el corral, revolcándose en el suelo, todas encueradas y cada una con un hombre trepado encima.
Entonces mi papá las corrió a las dos. Primero les aguantó todo lo que pudo; pero más tarde ya no pudo aguantarlas más y les dio carrera para la calle. Ellas se fueron para Ayutla o no sé para dónde; pero andan de pirujas.” (Rulfo, 1953)

La lluvia como el elemento de vuelca su furia hacía el entorno de un ojo infantil será la excusa perfecta para el desarrollo del cuento Es que somos muy pobres, la voz autoral apunta hacía un destino preestablecido contra el cual no se puede hacer nada. Para aquellos que miran llover resignados, la fortuna o la desgracia llegan después de las ráfagas de viento y el agua. El aguacero ha cesado mientras esperábamos con los tenis enlodados y las maletas empapadas; una procesión de mujeres vestidas de negro se acercan, sueltan el “¡Ave María Purísima!” al vernos tan forasteros, nos dicen que andan buscando a un tal Anacleto Morones…


Isadora Cabrera.

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