domingo, 20 de marzo de 2016

La mente del pez dorado

Los peces también nadan en lodo





Quien no haya siquiera escuchado hablar de los chismógrafos, seguramente no tuvo una infancia completa. Un chismógrafo consistía en una libreta en la que cada una de sus hojas contenía una pregunta más o menos controversial, y se repartía a un grupo de personas es específico. Aquellas libretas circulaban sin escrúpulos en la mayoría de las primarias que conocía; y quien realizaba dichos chismógrafos, por lo regular, planteaba preguntas que quería realizarle a una persona en específico, pero no se atrevía; entonces, camuflaba ese interés en una especie de encuesta y siempre terminaba por enterarse de cosas que no esperaba. Efectivamente, resultaba un tanto divertido; pero tras pensarlo un poco más, uno cae en cuenta de que los chismógrafos han evolucionado junto con muchas cosas a nuestro rededor. Prueba de ello es que estas pequeñas libretas ya no son libretas, sino publicaciones en la red; en tanto que dichas publicaciones ya no están a niños. “Ask” se ha asegurado de cumplir la función del nuevo chismógrafo.

Se dice por ahí: “pueblo chico, chisme grande”. Sin embargo, internet no es un pueblo chico y, por lo tanto, el chisme es aún más grande. El nuevo chismógrafo no cumple con las funciones del original. En el original sólo unos cuantos veían las respuestas y a quien no le importaba olvidaba todo, el interesado era quien le sacaba más jugo a ello; en el nuevo chismógrafo todo el mundo se entera de todo. Cierto es que, al igual que en el chismógrafo original, si a alguien no le importa algo, simplemente lo olvida y sigue con el siguiente chisme. Lo importante es que el nuevo chismógrafo es visto por todos. Pero una sed de fama surge, una sed que sólo puede ser saciada con más y más atención. Atención que en ocasiones sólo se obtiene por la fuerza.

Efectivamente, a veces el Sol opaca a las Estrellas. Se quiere ser famoso porque se ha visto que es posible. Muchas personas han salido de la oscuridad gracias a su, verdadero o no, talento. Desde entonces la gente sube vídeos, escribe virtualmente, postea fotos, y sólo algunos de los muchos de los millones que suben cosas son elegidos. Aquellos que, en el pueblo grande, lograron realizar un chisme aún más grande. Se rumorea que son falsedades, sólo para la obtención de más publicidad de dichos famosos. En este blog no se debatirá la falsedad o la veracidad del modo en que la fama es obtenida; lo que nadie negará es que más y más gente intenta, con todos sus ímpetus, utilizar el internet como impulso para el estrellato y convertirse, en un futuro, en un “Sol”.

Sin embargo, no todos flotan. La mayoría se hunde en ese desespero de atención. En ocasiones, la fama resulta tan lejana que el único recurso es la atención inmediata, el sentirse la parte más famosa de ese pequeño gran chismógrafo. El verdadero problema surge cuando no se obtiene la cantidad de seguidores que tanto se desea. Entonces se recurre a la viralidad; y no la viralidad accidental, que será tratada posteriormente; sino la viralidad que produce la controversia, el querer llamar la atención, el desnudarse, ya literal o metafóricamente, como hacen muchos de los que ya son famosos. Lo que se pierde de vista con esto, es que NO se es realmente famoso. Es famosa la ridiculización, es famosa la acción que lleva a ello.

Las arenas movedizas son letales, entre más te mueves, más te hundes. Tristemente esa es la realidad de la fama en internet: sólo habrá algunos que eviten hundirse. Mas, los que se han hundido, en su desespero por salir, más se hunden. La dignidad está en riesgo durante el camino, dignidad que para algunos importa poco. La verdadera pregunta es: ¿por qué dicho desespero?, ¿por qué se busca tan desesperadamente, la atención tan anhelada? Y, sobre todo, ¿cuáles son las consecuencias de seguir moviéndose en arenas movedizas? Temas sumamente delicados, de los que se hablarán en entregas posteriores.

Adriana Gasca L.


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