Los
peces también nadan en lodo
Quien no haya siquiera escuchado hablar de los
chismógrafos, seguramente no tuvo una infancia completa. Un chismógrafo consistía
en una libreta en la que cada una de sus hojas contenía una pregunta más o
menos controversial, y se repartía a un grupo de personas es específico.
Aquellas libretas circulaban sin escrúpulos en la mayoría de las primarias que
conocía; y quien realizaba dichos chismógrafos, por lo regular, planteaba
preguntas que quería realizarle a una persona en específico, pero no se
atrevía; entonces, camuflaba ese interés en una especie de encuesta y siempre
terminaba por enterarse de cosas que no esperaba. Efectivamente, resultaba un
tanto divertido; pero tras pensarlo un poco más, uno cae en cuenta de que los
chismógrafos han evolucionado junto con muchas cosas a nuestro rededor. Prueba
de ello es que estas pequeñas libretas ya no son libretas, sino publicaciones
en la red; en tanto que dichas publicaciones ya no están a niños. “Ask” se ha
asegurado de cumplir la función del nuevo chismógrafo.
Se dice por ahí: “pueblo chico, chisme
grande”. Sin embargo, internet no es un pueblo chico y, por lo tanto, el chisme
es aún más grande. El nuevo chismógrafo no cumple con las funciones del
original. En el original sólo unos cuantos veían las respuestas y a quien no le
importaba olvidaba todo, el interesado era quien le sacaba más jugo a ello; en
el nuevo chismógrafo todo el mundo se entera de todo. Cierto es que, al igual
que en el chismógrafo original, si a alguien no le importa algo, simplemente lo
olvida y sigue con el siguiente chisme. Lo importante es que el nuevo chismógrafo
es visto por todos. Pero una sed de fama surge, una sed que sólo puede ser
saciada con más y más atención. Atención que en ocasiones sólo se obtiene por
la fuerza.
Efectivamente, a veces el Sol opaca a las
Estrellas. Se quiere ser famoso porque se ha visto que es posible. Muchas
personas han salido de la oscuridad gracias a su, verdadero o no, talento.
Desde entonces la gente sube vídeos, escribe virtualmente, postea fotos, y sólo
algunos de los muchos de los millones que suben cosas son elegidos. Aquellos
que, en el pueblo grande, lograron realizar un chisme aún más grande. Se
rumorea que son falsedades, sólo para la obtención de más publicidad de dichos
famosos. En este blog no se debatirá la falsedad o la veracidad del modo en que
la fama es obtenida; lo que nadie negará es que más y más gente intenta, con
todos sus ímpetus, utilizar el internet como impulso para el estrellato y
convertirse, en un futuro, en un “Sol”.
Sin embargo, no todos flotan. La mayoría
se hunde en ese desespero de atención. En ocasiones, la fama resulta tan lejana
que el único recurso es la atención inmediata, el sentirse la parte más famosa
de ese pequeño gran chismógrafo. El verdadero problema surge cuando no se
obtiene la cantidad de seguidores que tanto se desea. Entonces se recurre a la
viralidad; y no la viralidad accidental, que será tratada posteriormente; sino
la viralidad que produce la controversia, el querer llamar la atención, el
desnudarse, ya literal o metafóricamente, como hacen muchos de los que ya son
famosos. Lo que se pierde de vista con esto, es que NO se es realmente famoso.
Es famosa la ridiculización, es famosa la acción que lleva a ello.
Las arenas movedizas son letales, entre
más te mueves, más te hundes. Tristemente esa es la realidad de la fama en
internet: sólo habrá algunos que eviten hundirse. Mas, los que se han hundido,
en su desespero por salir, más se hunden. La dignidad está en riesgo durante el
camino, dignidad que para algunos importa poco. La verdadera pregunta es: ¿por
qué dicho desespero?, ¿por qué se busca tan desesperadamente, la atención tan
anhelada? Y, sobre todo, ¿cuáles son las consecuencias de seguir moviéndose en
arenas movedizas? Temas sumamente delicados, de los que se hablarán en entregas
posteriores.
Adriana Gasca L.
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