La Última Reina
de Francia.
La bella reina
de Francia caminando hacia su final, vestida con sencillo vestido, su cabello
recogido y escondido bajo una cofia que solo deja ver unos mechones, su figura
muestra orgullo a pesar de que hay agonía en su rostro y aun así enfrenta al
pueblo que pide a gritos su muerte. Lo anterior es una descripción de la
pintura de Jacques-Louis David, pintor de la Revolución francesa, sobre el
personaje de esta semana:
María Antonieta
es recordada por ser la última reina de Francia y morir en manos de los
revolucionarios franceses en el año de 1793. Para el pueblo francés fue una
villana, para los revolucionarios solo un obstáculo y para los amantes de la
monarquía su imagen sería la de una mártir y víctima.
Hija del Emperador Francisco I y la Emperatriz María
Teresa, María Antonieta nació en 1755 en el día de los Difuntos, un mal augurio
que marcaría su vida. Todos vivían para complacer a la pequeña archiduquesa
desde el día que nació; su padre le adoraba y complacía en todo, sus hermanos
eran sus compañeros de juegos y sus instructores sentían debilidad por ella,
por lo que permitían que se saliera con la suya y la dejaban jugar. Todos se mostraban
indulgente excepto su madre, la Emperatriz era conocida por ser una mujer
estricta y dura.
Con la muerte del Emperador, la madre de María
Antonieta se convirtió en una mujer más dura y fría, siempre vestida de negro
guardando luto a su esposo. Fuese ella quién decidiese el futuro de su hija comprometiéndola
con el Delfín de Francia. La pequeña Antonieta no estaba preparada para ello,
acostumbrada a una vida llena de comodidades, sin embargo fue mandada a Francia
con 14 años y con poco conocimiento de lo que se acostumbraba en la Corte
Francesa.
Su relación con su esposo, el Rey Luis XVI, era complicada
y sin amor, siendo la ausencia ocasional del rey en su lecho matrimonial una
prueba de ella. Lo único que los unió fueron sus tres hijos. La política aburría
a la joven reina por lo que se dedicó a disfrutar de fiestas y juegos, así como vacaciones en sus
casas de campo en dónde celebraba reuniones con sus amigos. Esas actividades le
ganarían el apodo de “la Austriaca” y la “despilfarradora” entre el pueblo francés,
quienes la miraban con despreció mientras ellos sufrían por la falta de
recursos.
María Antonieta vivía ignorante de lo que sucedía
fuera de sus seguras paredes. Cuando llegó la revolución, el descontento y el
odio de pueblo le tomó por sorpresa. Siendo detenida junto a su esposo cuando
intentaban huir a la seguridad de Austria, sufriría un año de agonía mientras
otros decidirían su destino. En su juicio, después de haber visto a su esposo
morir decapitado, intentó conmover el corazón de las madres al apelar a sus
hijos pero el pueblo estaba furioso. Ella pudo haber pecado por vivir una vida
llena de lujos pero el mayor de sus pecados fue la ignorancia.
Esperanza del Refugio Aguilar Carrillo.
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