Dejar de nadar es lo de hoy
“(…) El suelo tiene sed, la vida es imprecisa; déjate
caer(…)”
Déjate caer. Los tres.
“La moda es lo que te
acomoda”, ¿cuántas veces no se ha escuchado decir esta frase a quienes no van
con las modas? Efectivamente, pareciera que son las personas las que no van con
las modas, y no las modas con las personas. Una moda es aquella tendencia que
siguen una gran cantidad de personas, ya sea en el modo de vestir (una de las
más conocidas), en la música que se escucha, ciertos tipos de bailes y demás
actividades. La presión social juega un factor importante, las modas se siguen
para encajar. Algunas ocasiones es poco importante lo que dichas modas
implican, el problema se presenta cuando pueden atentar contra la vida misma.
“Lo que no
te mata, te hace más fuerte”, se dice constantemente; es posible que ésa sea
una de las razones por las que las modas un tanto peligrosas tienen tantos
seguidores. Hace algún tiempo, una oleada de suicidios se presentó en la zona
que habito; se podría creer que dichos suicidios sucedieron a causa de la
depresión y soledad que pueden representar el uso de medios audiovisuales, como
se ha expuesto anteriormente. Sin embargo, en esta ocasión fue causado por
moda, un juego cualquiera; para explicar mejor, el juego consistía en saber lo
que se siente morir sin lograrlo del todo pero, finalmente, la vida no es un
juego. Moda o no, internet atenta indirectamente contra la vida: existen
páginas en las que se habla de tipos de suicidios, cómo realizarlos y cómo
asegurar la muerte definitiva. Dichas páginas se encuentran al alcance de todos
y no en la “eep-web” (donde se supone que se encuentra lo más bizarro del
internet).
Estar en
onda es todo lo que importa. Realmente es muy extraño que aquellos que siguen
las modas estén conscientes de lo que en verdad están haciendo, todo lo que interesa
es entrar en el gremio que realiza esas tendencias. Tendencias que presionan a
su realización debido al reconocimiento que puede causar, demostrar que alguien
es más o menos valiente. Las modas que sirven para probar el valor de alguien
son de las más peligrosas; en ocasiones se imitan películas o tal vez
recomendaciones en la web, de cualquier modo, resulta problemático. Hace algunos
días pude ver un vídeo en el que los chicos se presionaban el pecho hasta el
punto de algo similar a un desmayo, lo realizaban por lo gracioso que se ve el
cuerpo en ese estado. Entonces, se podría decir que importa poco lo que pueda
pasar, lo de ahora es la diversión, el mañana es secundario.
Si el amor
no conoce de edad, ¿por qué la idiocia habría de diferenciarla? Es preciso que
en la adolescencia se busca una identificación con el otro, es ese camino que
lleva al ser humano a la identificación con uno mismo. Por esa razón, en la
adolescencia se sigue el camino de las modas: dan paso a la aceptación de los
grupos, el saber que se pertenece y no que solamente se permanece. Por otro
lado, esa identificación siempre se ha deseado, y no cesa del todo después de
esta etapa del desarrollo tan molesta debido al sentido de pertenencia. En
algunos casos, dichos casos de momentánea ausencia de la razón se deben a una
competición, no del todo consciente, de quién es mejor en ciertas
circunstancias. Lo importante es que nadie es inmune a los momentos de irracionalidad
pre-programada.
Dejar de
nadar es lo de hoy. Finalmente la aparente evolución intelectual nos ha llevado
a olvidar el porqué de lo que hacemos. Evolucionamos sin tomar en cuenta los
pasos que se han seguido, y lo único que importa es el presente, ese presente
que nos exige una identificación con el otro, un presente que nos orilla a
olvidar el futuro. Deja de nadar es lo de hoy, puesto que ¿qué más da el tiempo
si no se vive al límite?, ¿qué más da la vida si no se demuestra que somos
dignos de vivirla por arriesgarla lo más posible?
Adriana Gasca L.
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