domingo, 6 de marzo de 2016

La mente del pez dorado

Dejar de nadar es lo de hoy





“(…) El suelo tiene sed, la vida es imprecisa; déjate caer(…)”
Déjate caer. Los tres.



 “La moda es lo que te acomoda”, ¿cuántas veces no se ha escuchado decir esta frase a quienes no van con las modas? Efectivamente, pareciera que son las personas las que no van con las modas, y no las modas con las personas. Una moda es aquella tendencia que siguen una gran cantidad de personas, ya sea en el modo de vestir (una de las más conocidas), en la música que se escucha, ciertos tipos de bailes y demás actividades. La presión social juega un factor importante, las modas se siguen para encajar. Algunas ocasiones es poco importante lo que dichas modas implican, el problema se presenta cuando pueden atentar contra la vida misma.
 “Lo que no te mata, te hace más fuerte”, se dice constantemente; es posible que ésa sea una de las razones por las que las modas un tanto peligrosas tienen tantos seguidores. Hace algún tiempo, una oleada de suicidios se presentó en la zona que habito; se podría creer que dichos suicidios sucedieron a causa de la depresión y soledad que pueden representar el uso de medios audiovisuales, como se ha expuesto anteriormente. Sin embargo, en esta ocasión fue causado por moda, un juego cualquiera; para explicar mejor, el juego consistía en saber lo que se siente morir sin lograrlo del todo pero, finalmente, la vida no es un juego. Moda o no, internet atenta indirectamente contra la vida: existen páginas en las que se habla de tipos de suicidios, cómo realizarlos y cómo asegurar la muerte definitiva. Dichas páginas se encuentran al alcance de todos y no en la “eep-web” (donde se supone que se encuentra lo más bizarro del internet).
            Estar en onda es todo lo que importa. Realmente es muy extraño que aquellos que siguen las modas estén conscientes de lo que en verdad están haciendo, todo lo que interesa es entrar en el gremio que realiza esas tendencias. Tendencias que presionan a su realización debido al reconocimiento que puede causar, demostrar que alguien es más o menos valiente. Las modas que sirven para probar el valor de alguien son de las más peligrosas; en ocasiones se imitan películas o tal vez recomendaciones en la web, de cualquier modo, resulta problemático. Hace algunos días pude ver un vídeo en el que los chicos se presionaban el pecho hasta el punto de algo similar a un desmayo, lo realizaban por lo gracioso que se ve el cuerpo en ese estado. Entonces, se podría decir que importa poco lo que pueda pasar, lo de ahora es la diversión, el mañana es secundario.
            Si el amor no conoce de edad, ¿por qué la idiocia habría de diferenciarla? Es preciso que en la adolescencia se busca una identificación con el otro, es ese camino que lleva al ser humano a la identificación con uno mismo. Por esa razón, en la adolescencia se sigue el camino de las modas: dan paso a la aceptación de los grupos, el saber que se pertenece y no que solamente se permanece. Por otro lado, esa identificación siempre se ha deseado, y no cesa del todo después de esta etapa del desarrollo tan molesta debido al sentido de pertenencia. En algunos casos, dichos casos de momentánea ausencia de la razón se deben a una competición, no del todo consciente, de quién es mejor en ciertas circunstancias. Lo importante es que nadie es inmune a los momentos de irracionalidad pre-programada.
            Dejar de nadar es lo de hoy. Finalmente la aparente evolución intelectual nos ha llevado a olvidar el porqué de lo que hacemos. Evolucionamos sin tomar en cuenta los pasos que se han seguido, y lo único que importa es el presente, ese presente que nos exige una identificación con el otro, un presente que nos orilla a olvidar el futuro. Deja de nadar es lo de hoy, puesto que ¿qué más da el tiempo si no se vive al límite?, ¿qué más da la vida si no se demuestra que somos dignos de vivirla por arriesgarla lo más posible?


                Adriana Gasca L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario