viernes, 18 de marzo de 2016

MITOS Y LEYENDAS

Maldiciones

"La muerte vendrá con alas ligeras sobre todo aquel que se atreva a violar esta tumba"
—La maldición del faraón


Durante muchos años, diferentes culturas y religiones han caído en la creencia de las maldiciones. Las maldiciones, profecías, los maleficios o el llamado mal de ojo, comúnmente suele atribuirse a deidades, entes desconocidos o personas relacionadas con el misticismo y una gran influencia religiosa. Tumbas, joyas, libros, propiedades, películas e incluso personas y familias enteras, son parte de la larga y terrorífica lista de las maldiciones. Y en la mayoría de los casos, quien se atreve a desafiarlas se hace acreedor a grandes males que pueden culminar en la trágica muerte.


Todos conocemos la maldición del faraón Tutankamón, o al menos hemos escuchado hablar vagamente de ella; una maldición que cayo sobre aquellos que descubrieron la tumba y los hizo sucumbir  ante la muerte. Sin embargo, la tumba del faraón egipcio no fue la única que trajo desgracias a los vivos. Timur, también conocido como Tamerlán, fue un emperador y conquistador turco-mongol que vivió entre los años 1336 y 1405, fundo el Imperio Timurí en las conquistadas Asia central y occidental. Al morir su cuerpo fue embalsamado y depositado en Gur-e Amir, un mausoleo que hasta el día de hoy permanece en pie. El emperador permaneció ahí hasta que en 1941 los rusos decidieron que dar un vistazo al cadáver y comprobar si era decendiente de Genghis Khan no era tan mala idea. La expedición, a cargo del antropólogo Mijal Gerasomov rápidamente se encontró con la lápida del emperador y una inscripción que decía que pasados tres días el mismo Tamerlán regresaría, y después de levantarse de entre los muertos, el mundo temblaría con la guerra y la devastación. Enfrentarse a una maldición no les apetecía en lo absoluto, por lo que pidieron permiso a Stalin para exhumar el cuerpo de Timur, y este lo concedió. El 19 de junio de 1941 los restos del emperador fueron finalmente exhumados. El 22 de junio, justamente tres días después de que se abriera la tumba, la Unión Soviética se enfrentaría a uno de los peores momentos de la Segunda Guerra Mundial cuando las tropas nazis les invadieron. Muchos podrían decir que fue una simple casualidad, sin embargo esta historia toma misticismo un año y medio después, cuando Timur fue devuelto a su mausoleo, días después las tropas de Hitler cayeron rendidas en Stalingrado.

La siguiente maldición es más una profecía conocida como La profecía de Jacques de Molay. Esta profecía es una de las más conocidas de la historia, fue dicha por el último gran maestre; su misticismo rodea la existencia de la Orden de los Caballeros Templarios y su desdichado final. Fue en la madrugada de un viernes 13 de octubre de 1307, cuando Felipe IV, Rey de Francia, con el consentimiento del Papa Clemente V, inició la brutal persecución contra los templarios. Los intereses del poder del Papado y los reyes se vio amenazado por los templarios; las calumnias contra la Orden comenzaron, y las calumnias pasaron a convertirse en acusaciones que iban desde sacrilegio contra la cruz, herejía, adoración de ídolos paganos, pactos con el diablo e incluso la homosexualidad entre los caballeros. Finalmente las acusaciones culminaron con la orden de captura de todos los templarios, el maestre Jacques de Molay, así como la mayoría de los templarios franceses fueron arrestados y encarcelados. El Papa dio la facultad al Rey de Francia para iniciar a juzgarlos, aunque dicho proceso fue totalmente irregular, así fue como los caballeros fueron pasando uno a uno por la hoguera. Molay, gracias a la intervención del Papa, fue condenado a cadena perpetua en un principio pero el maestre vio el final de sus días en una hoguera. Antes de ser consumido por las llamas, Molay hablo a los hombres que eran los responsables de la caída de la orden los templarios "No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la auténtica justicia. Dios se encargará de tomar represalias por nuestra muerte. Yo pereceré con esta seguridad". Molay partió al otro mundo, y en menos de un año le acompañaron tanto Felipe IV como Clemente V. Las amargas palabras pronunciadas por Jacques de Molay pasaron a convertirse en una famosa maldición cuando los tres hijos varones de Felipe IV murieron de forma repentina, de esta forma la dinastía que había gobernado Francia por 300 años termino. A partir de ahí, la muerte cualquier familiar del Rey o del Papa, por más lejano que fuera, era atribuida a la maldición de los templarios.

La mayoría de las personas sueña con tener un diamante entre sus manos, por más pequeño que este sea, con mayor razón desearían poseer un diamante con un peso estimado en 45.52 quilates. El Diamante Hope (de la Esperanza), también conocido como Diamante azul o joya de mar, es una hermosa joya azul de dicho peso (aunque en un inicio era de aproximadamente 115 quilates), pero a lo largo del tiempo, la fama vino a él gracias a la maldición que carga. Todo parece indicar que la maldición del diamante viene desde su hurto de una escultura de la diosa Sita, en la India durante el siglo XVII. La primera victima fue Jean Baptiste Tavanier, quien fue el primer propietario de la joya y dspués lo vendió al Rey Luis XIV de Francia, pero Tavernier murió de frío y su cuerpo fue despedazado por perros salvajes. Una vez en posesión de la corona francesa, la maldición cobro nuevas víctimas, el Rey Luis XVI y María Antonieta fueron los últimos propietarios de la casa real de la joya, su muerte en la guillotina y la Revolución francesa se atribuye a la piedra. La lista de las personas que murieron, cayeron en la ruina o fueron derrocados crece y crece, desde actrices hasta reyes, la mayoría de aquellos que poseyeron al diamante azul cayeron en desgracia. Actualmente el legendario diamante se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana. A pesar de las tragedias que el diamante ha ocasionado ¿te gustaría portar esta valiosa joya?

En la actualidad hay infinidad de historias sobre maldiciones rondando por el mundo, la maldición de los Romanov, la de los Kennedy, el club de los 27, la del 'Little Bastard' y Superman son algunas de las maldiciones que se han hecho bastante populares en la cultura actual. A pesar de que se ha perdido la credibilidad en el paso de los años, pues se han tomado como una forma de dar misterio y publicidad a descubrimientos y objetos; aún en la actualidad hay quienes creen en ellas, principalmente supersticiosos y religiosos. Pero ya sean coincidencias o verdaderas maldiciones, resulta innegable el hecho de que pueden ocasionar un escalofrío cuando damos cuenta de la cantidad de tragedias y muertes que se han suscitado alrededor de estas historias.

Darian Álvarez

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