miércoles, 2 de marzo de 2016

Sobre insectos y arácnidos, reflexiones de un simple hombre: Tan veloz como el caracol



                ¿Por qué será que los caracoles son insectos tan poco recordados? Hay muchas respuestas para esta cuestión, pues si bien hay muchos de estos por todas partes donde haya un poco de humedad, tierra y vegetación, pocas veces salen para mostrarnos su viscoso cuerpo y preciosa casa. A demás de que los caracoles son seres frágiles a pesar de la aparente resistencia de su residencia, pues cualquiera que camine descuidado puede acabar con la efímera vida de uno de estos.

                Por otro lado no hay que olvidar que los caracoles son causa de disgusto por su viscosa apariencia y baboso tacto, además de tener los ojos como pequeñas antenas que sobresalen de su cuerpo; y por dichas características, hay más de uno que desea acabar por su propio puño con la existencia de los mismos, como si aquel camino de baba que dejasen, fuese la guía de un ejército que viene para derrumbar puertas y acabar con todos los mortales.

                También no hay que olvidar mencionar que estos viscosos insectos, son artistas de calidad matemática, pues con una tremenda precisión construyen su morada, la cual ha sido el referencial para personalidades como Fibonacci, el cual realizó una extraña “sucesión”, sucesión a la cual no entraremos en detalles, puesto a que no estaos en materia para demostrar matemáticas, si no que nos podríamos encontrar puramente fascinados con esa técnica para crear tan preciosa obra; obra que inspira desde artistas, hasta matemáticos.

                Cabe mencionar de igual forma, la popularidad que goza el caracol, así como la tortuga, por su tremenda velocidad, la cual puede llegar a tal punto como para poder rebasar objetos que viajan a velocidades incalculables, así como lo son las piedras y las plantas; dicha popularidad siempre es manifestada en el momento que una persona tiene las capacidades, físicas o mentales, de resolver problemas o realizar acciones a la velocidad inconmensurable de nuestro insecto mencionado.

                Como último punto en referencia a los caracoles, no hay más que decir, más que deberían ser ídolos a seguir, pues no solo son artistas rigurosos, si no que siempre se toman su tiempo para dar un buen paseo con los ojos bien abiertos y usualmente tienen deseos de saludar al mundo después de una triste lluvia. Como cualquier otro insecto, el caracol es digno de admiración por su perfección dentro de la naturaleza, y merece un lugar en nuestros pensamientos después de levantarnos cada mañana.

                                                                                                    Por: Aldo Arteaga Estrada


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