sábado, 30 de abril de 2016

Estudiando el escarlata - El Hombre Lobo de Allariz


Numerosas historias de temibles “hombres lobo”, seres monstruosos que se transformaban bajo la luna llena para devorar carne humana, y otras criaturas de semejante naturaleza, atemorizaban a la Europa del siglo XIX, sembrando terror en pueblos y ciudades por igual, aprovechándose de la credulidad y superstición de sus habitantes. En algunos casos, sin embargo, el horror era muy real. El municipio de Allariz, Orense, ha sido testigo de entretenidas y sorprendentes leyendas hacia las que resulta imposible actuar indiferente una vez que se les ha escuchado, y un célebre ejemplo de éstas sería no otra que la leyenda del Hombre Lobo de Allariz.

Todo comenzó en el pequeño poblado orense de Regueiro, con el nacimiento de Manuel Blanco Rosamata, el 18 de noviembre de 1809; en un principio, este personaje fue registrado en su partida de nacimiento como “Manuela”, ya que se pensó que era una niña [*], pero años más tarde, apareció bajo el nombre de “Manuel”. Se le describe como un hombre bajo –media apenas 137 centímetros– y de facciones consideradas por algunos historiadores como “tiernas”, que se justifican con su supuesta condición biológica. A pesar de provenir de una familia de escasos recursos económicos, Rosamata aprendió a leer y escribir durante su adolescencia, además de realizar diversas tareas del hogar, incluyendo la costura, bordado y corte de trajes y vestidos –lo que le permitiría convertirse en sastre más adelante, luego de contraer matrimonio a los veintiún años con su vecina, Francisca Gómez Vázquez. Por razones naturales, nunca tuvieron hijos, y su vida marital resultó lamentablemente corta, puesto que Francisca murió tres años después. Se cree que esto pudo haber sido, en cierta medida, un detonante en la conducta asesina de Rosamata, ya que durante el tiempo que vivió en su parroquia natal, no levantó la más mínima sospecha ni presentó comportamiento extraño alguno.

No fue hasta que hubo emprendido una vida ambulante como vendedor que los rumores comenzaron a crearse en torno a su persona. Ante el peligro de ser enjuiciado, Rosamata escapa y se oculta en Galicia; allí trabajó de jornalero en casa de Andrés Blanco, donde conocería a Manuela García Blanco: una mujer diez años mayor que él, con un historial sentimental bastante agitado, siendo madre soltera de una hija llamada Petra (que trece años tendría en ese entonces). Lo que empezó como una afable amistad entre ambos, pronto se tornaría en un amor platónico –según especulan los especialistas, dada la condición de Rosamata. Mas el gusto poco les duró, ya que fueron estas dos mujeres sus primeras víctimas; Manuela y Petra fueron vilmente descuartizadas por Rosamata, quien luego les hubo sacado la grasa o “manteca” (para venderla, ni más ni menos) y dejado sus cadáveres al aire libre, para ser devorados por los lobos. Con total descaro e ingenio, Manuel sostuvo que la mujer y su hija se habían marchado a Santander a servir al cura.

Aparentemente insatisfecho, y ostentando ahora un gusto por la sangre, la siguiente víctima del “hombre lobo” es Benita –hermana menor de la fallecida Manuela–, a quien engaña con una carta falsa de parte de Manuela y promete ayudarle a encontrar empleo en casa del cura vecino al que presuntamente hubo contratado a su hermana. Con impecable astucia, Rosamata se las ingenia para excusar las desapariciones de cada una de sus víctimas, que iban en aumento conforme pasa el tiempo, y se ganaba la vida vendiendo sus pertenencias y la manteca que de ellas extraía.  Así se creó la leyenda urbana de que un hombre lobo merodeaba por las noches en busca de nuevas víctimas a quienes devorar, sin siquiera imaginarse que aquel simpático vendedor sería el responsable detrás de tan atroces crímenes. Por supuesto, las sospechas no dejarían de nacer, y pronto las evidencias comenzarían a apuntar hacia Rosamata. Intentó ocultarse tras un certificado falso bajo el nombre de “Antonio Gómez”, mas fue descubierto posteriormente en Toledo.

Pasando de juzgado en juzgado, Manuel elaboraba tales mentiras en las que aseguraba que sufría una maldición que lo convertía en licántropo. Fue gracias a estas invenciones que, en el Juzgado de Allariz, Rosamata pasaría a la historia como el “Hombre Lobo de Allariz”. Tras hallar restos óseos, junto con sus confesiones y el informe médico, el 6 de abril de 1853 Rosamata fue condenado a muerte; mas ahí no terminó el asunto, pues fue la intervención de la reina Isabel II lo que salvó a Rosamata de la pena capital, haciendo que se le impusiera cadena perpetua y fuera trasladado a Ceuta, donde pasaría el resto de sus días “sin que diese muestras de padecer enajenaciones mentales, ni monomanías de ninguna especie”. Actualmente, se utilizaría el término psicópata para referirse a este asesino, aunque según especialistas, se trataba más bien de un caso de trastorno de personalidad. (David Simón Lorda, Gerardo Flórez Menéndez, 2004)

[Reconstrucción en cera del rostro de Manuel Blanco Rosamata, en base a su cráneo y descripciones encontradas]


Por: Marissa Sigala A.

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[*] Según el responsable de la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, Fernando Serrulla, tal confusión en el registro se debió a que Rosamata sufría de un raro caso de pseudohermafroditismo femenino –condición que sólo afecta a uno entre cada 10,000 o 15,000 nacidos–, lo que haría que, naciendo mujer, secretara tal cantidad de hormonas masculinas que sufriría un periodo de masculinización en el que desarrollaría sus características de hombre.

Referencias:

a)      Pontevedra, S. R. (1 de noviembre de 2012). El País. Recuperado el Abril de 2016, de El País: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/01/galicia/1351797460_881975.html
b)      David Simón Lorda, Gerardo Flórez Menéndez. (2004). REVISTA GALLEGA DE PSIQUIATRÍA Y NEUROCIENCIAS. (A. G. Psiquiatría, Ed.) Recuperado el abril de 2016, de REVISTA GALLEGA DE PSIQUIATRÍA Y NEUROCIENCIAS: http://www.ourensedixital.com/romasanta/dsl/index.htm




viernes, 29 de abril de 2016

MITOS Y LEYENDAS

Walpurgis


"El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda. El diablo es sombrío porque sabe adonde va, y siempre va hacia el sitio del que procede. Eres el diablo, y como el diablo vives en las tinieblas"
—Umberto Eco

Ten cuidado amigo lector, teme de la noche, teme de la cruel risa que resuena en el exterior y llena cada poro de tu cuerpo de un inmenso terror. Una vieja leyenda dice que en el transcurso del 30 de abril al 1 de mayo, las brujas se reúnen en una frenética fiesta de adoración, en la cual se desatan todos los males de la tierra. Una noche llena de misterio espera por ti, al fin se revelan los secretos más cuidadosamente guardados sobre esta sobrenatural celebración, desde su origen y su cambio con el paso del tiempo hasta su evolución al día de hoy, echando un rápido vistazo a su lado más terrorífico, al espiritualista e incluso a la connotación de festividad  popular y cultural que se le otorga.

La noche del Walpurgis (Walpurgisnatcht en alemán) es comúnmente conocida por ser la noche de las brujas. Leyendas de Europa central y del norte la describen como una reunión de brujas y otros seres demoníacos. La montaña de Brocken, la cumbre más alta de la Sierra del Harz en Alemania era uno de los sitios predilectos para el aquelarre. Algunas brujas se ungían con aceites para poder volar, otras montaban escobas o animales como perros o chivos; atravesaban el cielo mientras sus sonoras y escalofriantes carcajadas capaces de helar la sangre de niños y adultos. En esa noche, la barrera entre este mundo y el otro se abría, los muertos salían de sus tumbas para danzar y beber con los demonios hasta la salida del sol.  El asistir a este festejo era obligación para las brujas, y su principal objetivo era jurar obediencia a Satanás, que se hacía presente en las reuniones en forma de macho cabrio o algún otro animal. A pesar de que suena escalofriante pensar en este tipo de festividad, estas comilonas no siempre fueron organizadas para pactar con el diablo, sino también para festejar el cambio de estación.

La víspera del primero de mayo coincidía con las celebraciones del solsticio de verano de los antiguos germanos, una costumbre que continuo con los celtas en la noche de Beltane. Se trataba de una fiesta en honor a la fertilidad y a Belenus, el dios celta del fuego; se veneraba la llegada del equinoccio y se le daba la bienvenida a la primavera. Era una época propicia para actos de adivinación, ritos de protección y recolección de diversas plantas, se evitaba estar cerca de lugares frecuentados por duendes, hadas y otras clases de espíritus de la naturaleza pues creía que la linea entre el mundo sobrenatural y natural se difuminaba. Se encendían grandes fogatas para danzar y saltar alrededor del fuego para así asegurar prosperidad y fertilidad, mientras que el humo se encargaba de renovar y purificar al pueblo. Como se puede apreciar, en realidad esta celebración nada tenía que ver con ritos satánicos y actos de brujería.

Fue con la llegada del cristianismo que esta la tradición fue relacionada con el demonio y la practica de hechicería. La siniestra esencia del Walpurgis comenzaba, pues se decía que esa noche, todos los seres malignos podían causar todos los males que quisieran. Se empezaron a extender historias de que en las reuniones se hacía la adoración colectiva del diablo, frenéticas orgías con una gran promiscuidad sexual, así como también el sacrificio de un recién nacido que terminaba siendo comido por las brujas en honor al diablo. El terror se instauro en la población, las campanas repicaban durante toda la noche, se encendían enormes hogueras para la protección, y tanto en puertas como en ventanas se colocaban crucifijos y ramos de hierbas como el laurel o el romero para que las fuerzas malignas no pudieran entrar a los hogares. Durante la Edad Media, la celebración paso a realizarse en nombre de la Santa Walpurgis, a quien invocaban para pedir su protección. Es muy probable que esa noche consagrada a la Santa, tuviera como función desbancar la festividad de Beltane, pues a a partir de ahí la celebración comenzó a ser conocida como la Noche de Walpurgis.

El festejo de Walpurgis no es más que un ejemplo de como los ritos paganos fueron asimilados por el catolicismo, haciéndolo parte de sus propias festividades. Aunque la festividad mística y naturalista fue rescatada por las Wiccas, las llamadas brujas modernas, que aún celebran el Beltane, en la actualidad el Walpurgisnach ha dejado atrás su connotación demoníaca religiosa y se celebra en Europa como un festival popular, tal es el caso del Beltane Fire Festival en Escocia. A pesar de los drasticos cambios que ha sufrido a lo largo del tiempo, la escencia sobrenatural nunca se ha alejado de ella, el alegre festejo se une al siniestro rito, exhaltando así todas las emociones. Es por ello, que esta noche, al ir a dormir no debes olvidar que quizás, más allá de tu ventana se encuentran las brujas danzando al compas de las fieras llamas del infierno.

Darian Álvarez
El recuerdo de Firulais.



El primer día fue mágico. Una noche del 14 de Octubre mi hermano Vicky llegó con un perrito de más o menos un mes de nacido, pero nunca había visto una criatura tan carismática, llena de vida, y tan juguetona. En ese momento decidí llamarlo Max, siempre quise ponerle así a un perrito pero no tardo mucho en que Fermín, mi hermano, le cambiara el nombre, por lo que lo nombro Firulais; quizá porque era demasiado travieso para su edad y quiero contar la maravilla de amigo que tengo a mi lado. 

Los padres no comprenden lo que es una mascota para su dueño. Mi papá no quería que Firulais durmiera dentro de la casa, por lo que mis hermanos y yo construimos una casa para él, la cual era de madera dentro de mi cuarto. Él dormía toda la noche y por la mañanas salía a pasear, siempre jugaba con él. Mi mamá también lo adoraba, ella mantenía el secreto de donde pasaba la noche y nos ayudaba a cubrir todas sus travesuras,un tiempo que adoraba estar con él era cuando lo bañaba porque siempre quedaba blanco, claro sólo en las partes blancas porque también tenía pedazos cafés y negros; siempre que lo bañaba se iba a revolcar a la tierra, quizá no le gustaba estar limpio. 



Salir de la rutina para sobrevivir. Los miércoles y viernes lo llevaba conmigo al entrenamiento de fútbol,  supongo que le gustaba porque estaba al aire libre y podía correr sin que hubiera nadie quien se lo impidiera. También iba a correr conmigo, aunque por su velocidad creo que él me llevaba a correr a mí; lo sé, es raro pero cada día a su lado tenía una parte buena, me hacia reír, le contaba las cosas raras que pasaban por mi mente y, sin importar nada, nuca dejo sola. 

Siempre supe que era una gran amigo. Todos los días después del colegio, estaba Firulais afuera del Mini Super esperándome, parece que en verdad sabía a donde iba pero sabía a qué hora regresaba lo cual es curioso para un animal. 

Me duele decir adiós. Ahora debía seguir mi camino, venir a la ciudad a estudiar y dejarlo atrás, aquí no es hogar para un perrito, el cual que toda su vida estuvo libre y no sabe de prisiones. Sólo queda tener el recuerdo de un amigo fiel y que sólo lo veré cada fin de semana a las 12:00 en el mismo lugar; esperando. 

L.M.


20 lugares para perder el tiempo... Querétaro

Otro mes se consume rápidamente, mientras en nuestro país el caso Ayotzinapa se enloda cada vez más y miles salen a la calle exigiendo justicia. En nuestra universidad el semestre está por terminarse, poniendo a los alumnos estresados y vulnerables. Tanto estrés y decepción hacen sus estragos en los citadinos, quienes desesperadamente buscan un lugar donde divertirse. En esta ocasión mi columna se dedica a hablar de un lugar, donde entre bongoes y trompetas los problemas desaparecen.
En Bulevar Bernardo Quintana, a escasos metros de los imponentes Arcos  se encuentra Melao Dancing Club. Este es un club nocturno de baile; donde se intercalan ritmos latinos de una banda en vivo, con música electrónica de un dj set. El sitio se encuentra en el segundo piso así que para acceder hay que subir por una escalera de caracol. Adentro el lugar tiene un considerable número de mesas pequeñas con sillas muy altas que rodean un rectángulo que sirve como pista de baile. La banda en vivo se encuentra frente a un mirador de cristal, los músicos parecen tocar flotando sobre los Arcos.
La variedad de productos consumibles no es demasiada, además de que no hay tiempo de elegir, algunas reglas administrativas te orillan a elegir lo mismo. De este modo las bebidas que ahí se pueden pedir, son las mismas que se encontrarían en cualquier bar, aunque lo más común es pedir botellas. La razón de lo anterior es porque en la pista no se puede beber, así que es más cómodo dejar tu pomo en la mesa y regresar por un shot entre rolas.

Este lugar es excelente para rumbear y bailar toda la noche, mientras convives con hermanos latinoamericanos. Los mejores días para visitar este antro son los fines de semana. Al ritmo de salsa, merengue o rumba decenas de almas sudan apasionadamente, mientras botellas con bebidas alcohólicas calientan las gargantas y las piernas de los bailadores.
 Daniel G. Téllez

jueves, 28 de abril de 2016

Detrás de "American dad"




Normalmente las familias muestran su apoyo y solidaridad entre ellos, sobre todo cuando se enfrentan a cosas cotidianas como lo son problemas económicos y emocionales; pero allí no acaba la lista de conflictos en lo que se puede ver involucrada una familia. A final de cuentas, mientras se brinden el apoyo necesario entre ellos, no importara lo que tengan que afrontar, porque ellos se cuidaran entre sí. Tal vez para algunos este tema en una serie, sea animada o actuada, es un muy repetitivo y aburrido, ya que lo encontramos con frecuencia; pero ¿qué pasaría si nos centramos en la familia de un agente de la CIA, republicano, conservador y racista, sin dudas será interesante saber qué clase de problemas tendrá un “Papá americano”*.

Anagnórisis

Gargantúa y Pantagruel, gingantes gentiles o el inesperado virtuosismo hedonista.




Hace algunas semanas, durante la clase de literatura medieval, tuve la oportunidad de hablar, junto con otros compañeros, acerca de la enigmática e hilarante figura de Rabelais; junto con su obra más notoria y celebrada: Gargantúa y Pantagruel. Médico dedicado, ávido lector de los griegos y amante del vino son algunas de las etiquetas adjudicadas al escritor. Asimismo las etiquetas negativas no se hacen esperar y a veces resultan más vigentes, pero como dije el día que concluímos la exposición: No importa lo que se diga de él, su obra habla por sí misma y da cuenta de los intentos de difamación que sufre y sigue sufriendo aún  post-mortem. Sin duda alguna Rabelais tenía ideas demasiado radicales para su  tiempo, y lo mismo pasa con su sentido del humor; en el libro es fácil darse cuenta de ello: Estas ideas, a veces veladas por lo hilarante de las situaciones, encierran en realidad la filosofía de vida de Rabelais, su opinión acerca de la iglesia, la educación y sobre cómo vivir nutriéndose de conocimiento a la par que se disfruta y queda tiempo para el libre esparcimiento. Puede que dichas ideas se vieran reflejadas como nunca al momento en que Gargantúa manda hacer la abadía de Thélème para el monje Juan, casi al termino del primer libro. No por nada, siglos más tarde, el polémico e influyente ocultista Aleisteir Crowley, adoptaría las ideas hedonistas que rigen la vida en la abadía ficticia, inventada por Rabelais. ¿Habrán  trascendido estos disparates con tanta fuerza hasta nuestros días?

Como se puede apreciar, el influjo Pantagrueliano en los siglos posteriores es más que notorio, desde personajes con altas inquietudes espirituales o religiosas, hasta músicos de vanguardia y grabadores sumamente talentosos. Así pues me dispongo a señalar algunos referentes pantagruelianos en  la vida y obra de artistas y personajes, comenzando con Crowley. La abadía de Thélème era un lugar de hedonismo y virtud, ¿¡Hedonismo y virtud!? ¿Es posible? Pues sí, el lugar está tan bien descrito física como ideológicamente, que sería fácil llevarlo a la realidad desde los cimientos; Crowley funda una religión llamada Telema, basada en las ideas de Rabelais, además de que recomienda leer y analizar su obra para poder congeniar de mejor manera con sus ideales ocultistas. La única clausula a seguir en las abadía de Thélème era una simple frase: "Haz lo que quieras", y es que en esta frase es posible contener toda  la filosofía de vida que proponía Rabelais para sus queridos Thelemitas. En la abadía de Thélème no están permitidos los relojes, campanas, u algún otro artefacto que sirva para medir el horas, minutos o segundos; tanto hombres como mujeres disponen de su tiempo y persona del modo en que ellos gusten, duermen cuando quieren, beben a la hora que sea y se educan cuando ellos lo creen pertinente. Las mujeres visten como quieren, son virtuosas, bellas y libres; todo gracias al libre albedrío. Cada quien está en su derecho de retirarse cuando así lo desee. Sin duda nada que ver con las abadías de la época. Muchas de estas ideas son tomadas erróneamente como delirios hedonistas y nada más, pero Rabelais cuenta que en su osada abadía "Estaban instruidos de un modo tan superior, que no había entre ellos nadie que no supiera leer, cantar, tocar instrumentos musicales, hablar cinco o seis lenguas y componer en éstas, tanto en verso como en prosa", y es así como plantea una atrevida  propuesta de como nutrir el cuerpo y el espíritu, a través de la libertad y la aceptación de las ventajas y pormenores que conlleva el hecho de ser humano y existir, por más escatológicos que éstos sean. Ahora resulta menos descabellado que alguien se atreviera a fundar una religión bajo dichos preceptos, ¿No?


Es una pena que la ignorancia y el miedo sean mayores e incluso se le llegue a adjudicar la etiqueta de satánico o hereje al autor, quien más bien buscaba una conciliación entre lo espiritual y lo natural del hombre. La idea de moderación es también un elemento que resalta y se repite a lo largo de la historia de Gargantúa, sobre todo durante los momentos en que Gargantúa es educado e instruido para dejar atrás su vida de vicio y desorden. Es la moderación un concepto aristotélico per se, dejándose ver la clara influencia griega sobre Rabelais, de quien se cuenta tenía una biblioteca enorme, misma que le le fue confiscada por la orden a la que pertenecía; también se dice que más tarde la recuperaría con la ayuda de un colega. Fue un tipo misterioso, siempre tratando de confundir al lector; al inicio de la obra se puede ver como insta a indagar en el trasfondo de sus cómicas situaciones. Como si de un hueso se tratara, nos invita a roer y llegar hasta el tuétano, dejando de lado el recubrimiento burlesco que suele confundir a los más despistados haciéndoles creer que lo que ahí se dice no son más que bromas y disparates empapados de vino, pero más tarde afirma aborrecer a aquellos que se encargan obsesivamente de encontrar trasfondos y dobles sentidos. En otro segmento alega que su obra no tiene ningún significado y que la ha realizado en los momentos intermitentes entre la comida y la bebida, por lo que no se le debe tomar en serio. Sin duda algo de lo que Rabelais gustaba demasiado era el jugar con el lector y con las letras. Resultando en una especie de prestidigitador literario. Su influencia llegaría también al grabado y , más recientemente, a la música de rock progresivo.

En la segunda mitad del siglo XIX Gustave Doré, prolífico ilustrador francés, cuya obra se caracteriza por su extravagancia y onirismo, hace para Gargantúa y Pantagruel una serie de grabados realmente impresionantes, dejando ver una de las perspectivas más atinadas y bellas del universo de Rabelais. El ilustrador se caracterizaba por sus trabajos en obras infantiles, pero eso no fue impedimento para que realizará trabajos para obras de otras índoles. Por otra parte, en el ámbito musical se puede hablar de la banda británica de rock progresivo "Gentele giant" quienes desde su nombre lanzan un guiño al viejo Rabelais, pero eso no es todo. Se trataba de una banda surgida en los años 70s, en sus propias palabras su misión era "expandir las fronteras de la música popular contemporánea a riesgo de tornarse sumamente impopulares". Lo cierto es que la  agrupación ha sido una de las más originales y queridas de la escena progresiva, el riesgo que mencionan lo corrieron, ¡y vaya forma de hacerlo!. Incorporando instrumentos inusuales y sonidos experimentales, canciones que remiten a lo medieval, pero con un extraño sabor de modernidad alterada, explorando historias antiguas y tocando magistralmente. En su disco "Acuratting The taste" se puede encontrar como pieza abridora la canción "Pantagruels nativity" la cual comienza con un sintetizador lento, burlesco, como derritiéndose para dar entrada al poderoso tema, con un también poderoso e inolvidable riff; la letra trata acerca del nacimiento de Pantagruel, hijo de Gargantúa, quien se encuentra en un duro dilema, pues no sabe si reír o llorar a causa del parto; de un lado se encuentra la alegría de ver a su hijo nacer, pero del otro está la amargura de saber que su mujer murió en el proceso. El otro tema se encuentra en el disco "Octopus" y lleva por nombre "The advent of Panurge", haciendo referencia a el momento en que Pantagruel conoce a Panurgo, un pícaro y mujeriego personaje que se vuelve inseparable para los gigantes. Más tarde la banda trataría de insertarse en el gusto popular haciendo su sonido más digerible, menos ecléctico; su intento sería fallido, decepcionando del mismo modo a fanáticos como a aquellos que se acercaron a los trabajos producto de estos cambios. Actualmente tocan bajo el nombre de Three Friends y estuvieron a punto de venir a México, pero cancelaron por la demolición del teatro Blanquita, lugar donde se presentarían. En fin, no me queda más que invitar a que estos referentes sean consultados para deleite musical, visual y literario; también recomiendo ampliamente leer la obra original y dejarse empapar de la sana locura de Rabelais quien, a final de cuentas, fue médico. Se dice que escribió las aventuras de estos gigantes nobles para amenizar la situación e sus enfermos. Déjese curar, pues, al más antiguo estilo francés.



ANJ-

Divagaciones en la Geografía Metafísica: entrampado

¿Cuál es la probabilidad de que a una persona le caiga un piano? Después de buscar infructuosamente la respuesta a dicho planteamiento, concluyo que lo que realmente se necesita son estadistas enfocados en las nimiedades de la vida, por ejemplo, ¿cuál es la probabilidad de ser correspondido y aún así quedarse en la Friendzone? Les propongo una ecuación sencilla: primero, un chico más extravagante que tímido, incapaz de distinguir los sueños de la realidad; a eso hay que sumar una chica insegura y con gustos raros. Como dirían en francés, voilà: ésta es la historia de La science des rêves o La ciencia del sueño, una película surrealista de Michael Gondry (quien también dirigió Eternal Sunshine of the Spotless Mind). Ilustración de enamoramiento patético, esta película deja ver ciertos comportamientos que tienden a alejarnos de quien amamos.

Para llegar a la Friendzone, lo primero que hay que vencer es la timidez, puesto que sólo los amigos son admitidos en este infierno VIP. En esta película, Stéphane, el protagonista, trata de superar su cobardía para llegar hasta Stéphanie (la vecina a quien conoce accidentalmente debido a un incidente con un piano…). Sin embargo, Stéphane no sólo es prisionero de su propia timidez, sino particularmente de su fantasía; una fantasía subversiva e invasora, origen de su creatividad artística que además proporciona un foro de ensayo para enfrentar ese mundo que lo intimida, por ejemplo, al interactuar con alguien del sexo opuesto. El problema es que sus sueños a todo color no se limitan a la privacidad de su mente, sino que incluso se mezclan con la realidad irremediablemente.

¿De qué están hechos los sueños? De acuerdo con Stéphane, bastan unos cuantos pensamientos aleatorios, reminiscencias del día, ciertas memorias del pasado, sentimientos, música, imágenes, etcétera. Quizás los sueños de Stéphane son tan vívidos que no logra distinguir cuando está dormido o despierto, lo cual lo lleva a cometer actos imposibles si fueran conscientemente. Por un lado, su fantasía lo vuelve osado, por otro, le provoca muchas confusiones. En la mente de Stéphane, una palabra o un gesto, cobran significado, aunque a veces pueden ser distorsionadas al punto de provocar malentendidos en la vida real; la manera en que Stéphane desconfía del mundo es únicamente un reflejo de su desconfianza en sí mismo debido a su incapacidad de entender el mundo claramente.

Su falta de confianza es el abismo más grande que separa a Stéphane de Stéphanie: siembra su cabeza de dudas y no lo deja ver lo que realmente significa para su amiga. La fantasía se complica, se enreda con la realidad, como un laberinto viviente e interminable. Es cierto que Stéphane no quiere ser más el amigo de Stéphanie, que tiene miedo del día que ella le presenta a su novio, pero tiene más miedo de ser sincero con ella. Trata de abrir su corazón y lo único que le sale son confesiones obscenas. En un momento crítico de la historia, Stéphanie lo recrimina diciendo que aún si Stéphane recibiera la prueba de amor más grande, seguiría sintiéndose rechazado.

La ciencia del sueño no es una historia de amor ni de desamor, sino simplemente sobre la necesidad de amar y las barreras que nos ponemos a nosotros mismos. Una vez rebasada la timidez, queda la fantasía. ¡Cuántos enredos no tejemos en nuestra mente! Tendemos a pensar tanto en quien nos gusta que a veces hasta inventamos cosas que nos lastiman, sospechas que merman nuestra relación, así como Stéphane era capaz de creer lo peor de Stéphanie, pasando por alto las cosas como eran en realidad. Desvariamos, dudamos, enloquecemos.  Al final, el último refugio para Stéphane era su imaginación, el único lugar donde podía alcanzar sus anhelos sin miedo a lastimarse (o miedo a caer en la Friendzone). Sin embargo, por más que lo irreal se confunda con la realidad y hasta llegue a afectarla, no se puede vivir a base de fantasía. 


Ana Laura Bravo

Cuéntame un cuento, cuéntame qué hay.


El cuento del jueves: Últimos atardeceres en la tierra (Chile)
De recesos tropicales y familias contrarias.
Las vacaciones familiares siempre han sido espantosas. ¿La razón?, uno nunca hace lo que quiere. El poeta visceral Arturo Belano* es el mártir que encarna dicha situación durante un viaje con su padre; mientras que el viejo quiere ir a buscar mujeres y alcohol, B sólo quiere leer sobre el poeta surrealista Gui Rosey. ¡Padres!, nunca entienden nada. Últimos atardeceres en la tierra es un cuento creado por la sorprendente pluma del escritor chileno Roberto Bolaño. Integrante del libro Putas asesinas (2001), el cuento que protagonista nuestra entrada de esta semana contiene elementos que valen la pena considerar si se ha pensado en salir con el padre a vacacionar en alguna playa del Pacifico.
Al referirnos al estilo narrativo de Últimos atardeceres en la tierra, nos encontramos con un narrador omnisciente, el cual posee características singulares. Al igual que en algunos otros de sus textos**, Bolaño expone una narración que se inmiscuye en la intimidad de su protagonista, dando paso a la reflexión sobre sus pensamientos e inquietudes a lo largo de la historia. En contraposición a lo anterior, nuestro narrador partirá de enunciados simples, casi científicos, y de un lenguaje frío que contribuye al ritmo de la historia.
El viaje vacacional que deciden emprender padre e hijo con destino al Acapulco de 1975, resulta la excusa perfecta para el desarrollo de la historia en nuestro cuento. El choque generacional entre nuestro protagonista el veinteañero B y el patriarca, resulta ideal para observar las conductas que expone cada uno. Mientras que B desea pasar el tiempo inmerso en su lectura sobre poesía surrealista mientras fuma y se enfrasca en pensamientos reflexivos sobre la vida; el progenitor desea ir a bares, beber, divertirse y, por supuesto conseguir algunas prostitutas. La contraposición de ambos personajes conduce al lector hacía el fenómeno de los opuestos, éste será el detonante del final que es anunciado por B mucho antes de su llegada. 

“Después de cenar, su padre le propone salir a divertirse. B rechaza la invitación. Le sugiere a su padre que vaya solo, que él no está para divertirse, que prefiere quedarse en la habitación y ver una película en la tele. Parece mentira, dice su padre, que a tu edad te estés comportando como un viejo. B observa a su padre, que se ha duchado y se está poniendo ropa limpia, y se ríe.
.......... Antes de que su padre se marche B le dice que se cuide. Su padre lo mira desde la puerta y le dice que sólo va a tomarse un par de tragos. Cuídate tú, dice y cierra suavemente.” (Bolaño, 2001)

El cierre de Últimos atardeceres en la tierra, se encuentra directamente relacionado con él título mismo. A lo largo de la trama nos encontramos con un especial énfasis frente a aquellas descripciones que nos enfrentan con el atardecer, dicho patrón se repetirá en diferentes ocasionales. Finalmente, cuando nos encontramos con los cuadros finales, entre juegos de cartas, sexo oral y el presagio de la catástrofe, la oración: Comienzan a pelear, permite que al lector indagar en sus propias conclusiones sobre el destino del padre y el hijo.

“No tardan otras dos mujeres en acercarse a él. ¿Qué quieren tomar?, dice B. Su papá de usted es muy simpático, dice una de ellas, la más joven, de pelo largo y negro, tal vez la misma que me lo chupó hace un rato, piensa B. Y recuerda (o trata de recordar) escenas en apariencia inconexas: la primera vez que fumó en su presencia, a los catorce años, un Viceroy, una mañana en que los dos esperaban la llegada de un tren de carga en el interior del camión de su padre y hacía mucho frío; armas de fuego, cuchillos; historias familiares. Las putas beben tequila con coca-cola. ¿Cuánto rato estuve afuera vomitando?, piensa B. Parecía moto, dice una de las putas, ¿quiere un poquito? ¿Un poquito de qué?, dice B temblando pero con la piel fría como un témpano. Un poquito de mota, dice la mujer, de unos treinta años, el pelo largo como su compañera, pero teñido de rubio. ¿Golden Acapulco?, dice B dando un trago de tequila mientras las dos mujeres se le acercan un poco más y le acarician la espalda y las piernas. Simón, para tranquilizarse, dice la rubia. B asiente con la cabeza y lo siguiente que recuerda es una nube de humo que lo separa de su padre. Usted quiere mucho a su papá, dice una de las mujeres. Pues no tanto, dice B. ¿Cómo no?, dice la morena. La que atiende la barra se ríe. A través del humo, B observa que su padre da vuelta la cabeza y durante un instante lo mira. Me está mirando con una seriedad de muerte, piensa. ¿Te gusta Acapulco?, dice la rubia. El local, sólo en ese momento lo percibe, está semivacío. En tina mesa hay dos tipos que beben en silencio y en la otra están su padre, el ex clavadista y los dos desconocidos jugando a las cartas. Todas las demás mesas están desocupadas.” (Bolaño, 2001)

La guía básica vacacional, propuesta por el excéntrico chileno con lentecillos circulares, deja elementos claros: Un libro de poesía, un espíritu de apertura y un distanciamiento hacia la familia. Sólo así la proximidad hacía un cierre que nos permita observar los Últimos atardeceres en la tierra será cada vez más cercano, tal como el contacto de una desconocida arrodillada en la oscuridad.
Isadora Cabrera.

*Tenemos el placer de presentar, a nuestro estimado lector, el alter ego del escritor Roberto Bolaño. Personaje que ha realizado diversas apariciones en sus obras. Al igual que en otras de sus creaciones, en Últimos atardeceres en la tierra Arturo Belano será identificado como B.

**Invitamos a comprobar nuestra afirmación con la lectura del cuento Llamadas telefónicas o, en caso de presentar interés en  textos con mayor extensión, Estrella distante y Los detectives salvajes