El lado oscuro de la pecera
Todos tenemos secretos no tan secretos. La red, aun
sin tratarse de un ser humano sino de un ente, cumple con esta premisa. La Deep
Web tal vez resulte un mito al que no todos llegamos, pero existe. Un mito que
resulta demasiado oscuro y al que algunos tienen acceso. El problema es cuando
uno cae en la cuenta de que la línea divisoria entre la realidad y la fantasía
es realmente inexistente en este medio, y que la Deep web no resulta mítica en
absoluto. Después de todo, la Deep web y el humano están más ligados de lo que
parece.
Se
dice que somos como un iceberg. La Deep web lo es también: solamente vemos el
4% de lo que realmente está disponible en todo internet. La diferencia entre el
humano y la red es que, en esta última, existen quienes sí pueden ingresar a
ese lado oscuro que pocos conocen. El contenido que se publica en este nivel
cibernético resulta ser ilegal. El porqué es muy sencillo de explicar, se trata
de la publicación documentos confidenciales, transacciones de dinero, tráfico
de drogas, órganos, personas; así como transmisiones de asesinatos, suicidios y
pornografía. Por este motivo, no se puede acceder tan fácilmente a estos
contenidos, y es que, para asegurar, de cierto modo, a la población, todo el
tiempo se monitorean a aquellos que se involucren en situaciones ilegales.
Sin
embargo, las reglas están para romperse; o por lo menos eso es lo que mucho
creen. De no ser así, la Deep web no produciría tanto interés como les produce
a algunos. La pregunta que ahora surge es si las personas que se involucran en
estos sitios ilícitos, lo hacen para saciar algún impulso reprimido, si lo
hacen por morbo, o es que el morbo surge después. También cabe preguntarse si
la visita a estos sitios resulta un impulso a psicópatas en potencia o es más
bien una liberación. Mas, lo que es del todo cierto es que se trata de
criminales reales, saciando mentes perversas.
Después
de todo, la Deep Web es más real de lo que se cree. No solamente se hace
referencia a su existencia virtual, sino a los agravios que puede producir en
la vida real. Es decir, de algún lugar se obtiene los órganos que se venden, en
algún sitio habrán de terminar las personas que ahí se trafican; finalmente,
los asesinatos no son ficticios. Dichos actos ya no son secretos como lo solían
ser antes, pues para visitar la Deep Web, el anonimato resulta una opción, lo
que años atrás no se podía hacer, debido a que tarde o temprano se era
descubierto. La red legal y la ilegal no difieren mucho; pues lo que le da
tanto éxito a la Deep Web es que las personas siguen visitándola.
Finalmente,
la culpa es de todos. Si bien, el agravio físico lo comete alguien ajeno, la demanda
de esos contenidos en Deep Web es lo que provoca la creación de esos
contenidos. Sin embargo, pese a la ilegalidad de su existencia, prevalece por
el anonimato que brinda la Web. No importa que tan alejados nos mantengamos,
todo el mundo sabe de la existencia de lo profundo de la red y lo perturbador
que puede resultar. Porque lo oscuro no se encuentra tan profundo como se
esperaría.
Adriana Gasca L.
Consultas:
http://internautas21.com/mi-experiencia-entrando-a-la-deep-web/
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