jueves, 14 de abril de 2016

Cuéntame un cuento, cuéntame qué hay.

El cuento del jueves: La salud de los enfermos (Argentina)
De muertos con salud y familias enfermizas.
Existen personas que se sostienen con ciertos lemas de vida tatuados en los labios, hace un par años nos topamos con uno que llamó nuestra atención: “Familia, a pesar de todo y por sobre todo.”... ¿Hasta qué punto? Para el escritor argentino Julio Cortázar la respuesta se encuentra inmersa en las páginas del libro Todos los fuegos (1966), dentro de un pequeño cuento titulado La salud de los enfermos. Ingresemos pues, a la vida de una familia argentina que tiene a la madre enferma de gravedad.
La estructura familiar que se expone dentro de La salud de los enfermos responde al orden siguiente: Mamá, tío Roque, tía Clelia, Rosa, Carlos y Pepa. Siendo la primera, el eje central para la construcción de los personajes y el desarrollo de la historia; la justificación para las cartas falsas de Alejandro. La importancia del elemento materno funcionará en base a lo precario de su salud y las sospechas que expone a lo largo del cuento. A partir de la mitad del texto, la tensión narrativa aumentará con la ausencia de tía Clelia y el constante: ¿cuándo va a volver Clelia?

“Cuando inesperadamente tía Clelia se sintió mal, en la familia hubo un momento de pánico y por varias horas nadie fue capaz de reaccionar y discutir un plan de acción, ni siquiera tío Roque que encontraba siempre la salida más atinada. A Carlos lo llamaron por teléfono a la oficina, Rosa y Pepa despidieron a los alumnos de piano y solfeo, y hasta tía Clelia se preocupó más por mamá que por ella misma. Estaba segura de que lo que sentía no era grave, pero a mamá no se le podían dar noticias inquietantes con su presión y su azúcar, de sobra sabían todos que el doctor Bonifaz había sido el primero en comprender y aprobar que le ocultaran a mamá lo de Alejandro.” (Cortázar, 1966: 41)

La presencia de Mamá causa preocupación dentro de sus allegados, quienes se desviven por cuidarla, sin embargo la puesta en escena montada para proteger la salud de la madre termina rompiendo a más de uno. Tal es el caso de María Laura, la prometida de Alejandro. Si bien, nos encontramos con otros momentos de quiebre expuestos por diferentes personajes, aquel que es interpretado por la joven estudiante es sin duda el más interesante. La ruptura que personifica María Laura es conducida a tal extremo que decide abandonar la farsa, sin embargo regresa. En este punto, se nos presenta la visión del extraño que es aceptado en el hogar y, debido a esta condición, un compromiso moral lo ata al engaño familiar.   

“La primera en hablar fue María Laura, esa misma tarde. Se lo dijo a Rosa en la sala, antes de irse, y Rosa se quedó mirándola como si no pudiera creer lo que había oído.
–Por favor –dijo Rosa–. ¿Cómo podés imaginarte una cosa así?
–No me la imagino, es la verdad –dijo María Laura–. Y yo no vuelvo más, Rosa, pídanme lo que quieran, pero yo no vuelvo a entrar en esa pieza.
En el fondo a nadie le pareció demasiado absurda la fantasía de María Laura, pero tía Clelia resumió el sentimiento de todos cuando dijo que en una casa como la de ellos un deber era un deber. A Rosa le tocó ir a lo de los Novalli, pero María Laura tuvo un ataque de llanto tan histérico que no quedó más remedio que acatar su decisión; Pepa y Rosa empezaron esa misma tarde a hacer comentarios sobre lo mucho que tenía que estudiar la pobre chica y lo cansada que estaba.” (Cortázar, 1966: 52)

Cuando se habla sobre la muerte en la familia de La salud de los enfermos, es preciso señalar que ésta marcará el inicio y el cierre del relato. La presencia de la Parca dentro de la casa será constante, apremiante e irremediable; en su pasó por la cotidianidad familiar cobrará una vida más de lo esperado, el lector recibe la sorpresa unas páginas antes de concluir el texto. La voz autoral apunta a la enfermedad y la muerte como aquellos elementos que se mantienen constantes dentro del entorno común de la familia, a tal grado que forman parte de ellos, más nunca son vistos con naturalidad.  
La salud de los enfermos, juega con los prejuicios de sus lectores. Invita a cuestionar los conceptos de mentira y verdad  partiendo de una intimidad familiar; incluso el narrador, quien en un principio parece ser uno de los hijos, expone de lleno el sufrimiento de los personajes en conjunto. Para usted, nuestro querido y recurrente lector, encomendamos una tarea de último minuto: lea el cuento y una vez terminado lo invitamos a regresar a nuestra entrada y contestar la pregunta, ¿qué haría usted por la salud de sus enfermos?

Isadora Cabrera.

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