El cuento del jueves: La
salud de los enfermos (Argentina)
De muertos
con salud y familias enfermizas.
Existen
personas que se sostienen con ciertos lemas de vida tatuados en los labios,
hace un par años nos topamos con uno que llamó nuestra atención: “Familia, a
pesar de todo y por sobre todo.”... ¿Hasta qué punto? Para el escritor argentino
Julio Cortázar la respuesta se encuentra inmersa en las páginas del libro Todos los fuegos (1966), dentro de un
pequeño cuento titulado La salud de los
enfermos. Ingresemos pues, a la vida de una
familia argentina que tiene a la madre enferma de gravedad.
La
estructura familiar que se expone dentro de La
salud de los enfermos responde al orden siguiente: Mamá, tío Roque, tía
Clelia, Rosa, Carlos y Pepa. Siendo la primera, el eje central para la
construcción de los personajes y el desarrollo de la historia; la justificación
para las cartas falsas de Alejandro. La importancia del elemento materno funcionará
en base a lo precario de su salud y las sospechas que expone a lo largo del
cuento. A partir de la mitad del texto, la tensión narrativa aumentará con la
ausencia de tía Clelia y el constante: ¿cuándo
va a volver Clelia?
“Cuando
inesperadamente tía Clelia se sintió mal, en la familia hubo un momento de
pánico y por varias horas nadie fue capaz de reaccionar y discutir un plan de
acción, ni siquiera tío Roque que encontraba siempre la salida más atinada. A
Carlos lo llamaron por teléfono a la oficina, Rosa y Pepa despidieron a los
alumnos de piano y solfeo, y hasta tía Clelia se preocupó más por mamá que por
ella misma. Estaba segura de que lo que sentía no era grave, pero a mamá no se
le podían dar noticias inquietantes con su presión y su azúcar, de sobra sabían
todos que el doctor Bonifaz había sido el primero en comprender y aprobar que
le ocultaran a mamá lo de Alejandro.”
(Cortázar,
1966: 41)
La
presencia de Mamá causa preocupación dentro de sus allegados, quienes se
desviven por cuidarla, sin embargo la puesta en escena montada para proteger la
salud de la madre termina rompiendo a más de uno. Tal es el caso de María
Laura, la prometida de Alejandro. Si bien, nos encontramos con otros momentos
de quiebre expuestos por diferentes personajes, aquel que es interpretado por
la joven estudiante es sin duda el más interesante. La ruptura que personifica
María Laura es conducida a tal extremo que decide abandonar la farsa, sin
embargo regresa. En este punto, se nos presenta la visión del extraño que es
aceptado en el hogar y, debido a esta condición, un compromiso moral lo ata al
engaño familiar.
“La primera en hablar fue María
Laura, esa misma tarde. Se lo dijo a Rosa en la sala, antes de irse, y Rosa se quedó
mirándola como si no pudiera creer lo que había oído.
–Por favor –dijo Rosa–. ¿Cómo
podés imaginarte una cosa así?
–No me la imagino, es la verdad
–dijo María Laura–. Y yo no vuelvo más, Rosa, pídanme lo que quieran, pero yo
no vuelvo a entrar en esa pieza.
En el fondo a nadie le pareció
demasiado absurda la fantasía de María Laura, pero tía Clelia resumió el
sentimiento de todos cuando dijo que en una casa como la de ellos un deber era
un deber. A Rosa le tocó ir a lo de los Novalli, pero María Laura tuvo un
ataque de llanto tan histérico que no quedó más remedio que acatar su decisión;
Pepa y Rosa empezaron esa misma tarde a hacer comentarios sobre lo mucho que
tenía que estudiar la pobre chica y lo cansada que estaba.” (Cortázar, 1966: 52)
Cuando
se habla sobre la muerte en la familia de La
salud de los enfermos, es preciso señalar que ésta marcará el inicio y el
cierre del relato. La presencia de la Parca dentro de la casa será constante,
apremiante e irremediable; en su pasó por la cotidianidad familiar cobrará una
vida más de lo esperado, el lector recibe la sorpresa unas páginas antes de
concluir el texto. La voz autoral apunta a la enfermedad y la muerte como
aquellos elementos que se mantienen constantes dentro del entorno común de la
familia, a tal grado que forman parte de ellos, más nunca son vistos con
naturalidad.
La salud de los
enfermos, juega
con los prejuicios de sus lectores. Invita a cuestionar los conceptos de
mentira y verdad partiendo de una
intimidad familiar; incluso el narrador, quien en un principio parece ser uno
de los hijos, expone de lleno el sufrimiento de los personajes en conjunto. Para
usted, nuestro querido y recurrente lector, encomendamos una tarea de último minuto:
lea el cuento y una vez terminado lo invitamos a regresar a nuestra entrada y
contestar la pregunta, ¿qué haría usted por la salud de sus enfermos?
Isadora Cabrera.
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