martes, 12 de abril de 2016

Personajes Femeninos en la Historia.


La Reina Joven
 La era Victoriana es conocida como la época de auge del Imperio Británico. La fuerza con la que es recordada en los libros de historia la Gran Bretaña moderna, ya hubiese sido por sus numerosas colonias o por su increíble desarrollo industrial, nace y se concreta  durante el largo periodo de regencia de la Reina Victoria junto a su esposo, el Príncipe Alberto; el reinado tuvo una duración de 63 años. Esta época tiene un gran apreció de parte de la autora de su columna (época de grandes cambios sociales, Oscar Wilde y Jack, el Destripador) por lo que este martes, la protagonista de este espacio es la responsable del nombre de ésta época:


La niña Alejandra Victoria tenía diez años cuando fue consciente de que era la heredera al Trono de Gran Bretaña. Que Victoria se convirtiese en heredera fue causado por las muertes de su abuelo  el Rey Jorge III y su padre, el Duque Eduardo de Kent, y que ninguno de sus tíos, Jorge IV y Guillermo IV, tuviesen descendencia. Su madre, María Luisa, se convirtió en su protectora y carcelera; en su deseo de mantenerla a salvo, su progenitora aprensiva no la permitía estar nunca a solas, siempre se encontró acompañada por una institutriz, aya o algún sirviente fiel.
A la edad de dieciocho años y sin conocimiento de la política o de las necesidades de su nación, Victoria ascendió al trono. Al convertirse en reina, la joven se deslindó de su madre y se sumergió en el mundo real en solitario. La regente poseía un carácter severo pero caprichoso, pocos lograban simpatizarle y quienes lo hacían se volvieron sus confidentes. Lord Melbourne fue uno de los que se aprovecharon de la simpatía e inexperiencia de la reina para beneficiarse; usando a la Corona, permaneció como Primer Ministro después de que su periodo hubiese terminado.
El Parlamento y la Reina estaban en conflicto cuando el Príncipe Alberto entró por segunda vez a la vida de Victoria. En su juventud, Victoria y Alberto se habían reunido y enamorado uno del otro, compartiendo cartas entre ellos. La vigilancia estricta de la madre de la Reina no fue efectiva entre ellos, siendo primos. Se casaron en 1840 y, poco a poco, Alberto se convirtió en el confidente, protector y esposo fiel de la reina. Juntos emprendieron una política conservadora y respetuosa del Parlamento, la cual llevaría a Gran Bretaña a su conocido esplendor.
La reina enviudó en 1861, convirtiéndola en la imagen de la mujer viuda que vistió de luto hasta el final de sus días. Pero su perdida no la debilitó, al contrario se volvió en la figura de fuerza y voluntad que trabajo sin descanso por su país, rindiéndole un homenaje al objetivo de su difunto esposo. Logró unificar la monarquía, al pueblo y al estado. Su imagen era conocida por toda Europa, había casado a toda su descendencia con todas las monarquías disponibles, convirtiéndola en foco en todo evento político o social internacional, ganándose el nombre de “La abuela de Europa”. Su  sentido común al dirigir, seguridad al decidir,  influencia en todas las clases sociales y su moral estricta consiguieron que la sombra de la Viuda de Windsor cubriera la segunda mitad del siglo XIX, Victorizando la época y esta columna.
Esperanza del Refugio Aguilar Carrillo

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