viernes, 8 de abril de 2016

MITOS Y LEYENDAS

Elfos

"Raras veces los elfos dan consejos indiscretos, pues un consejo es un regalo muy peligroso, aun del sabio al sabio, ya que todos los rumbos pueden terminar mal"
—Gildor Inglorion (The Lord of the Rings)

Es hora de dirigir nuestra mirada en dirección al Norte, donde las gélidas tierras de la península escandinava nos esperan.  El frío paisaje de la Europa septentrional es hogar de hermosos bosques, repletos de imponentes árboles que se elevan al cielo. Es justamente ahí donde habita el pueblo oculto, aquellos que dominan no sólo sobre estos bosques, sino también sobre las montañas, los lagos, ríos y riachuelos. Los elfos son sumamente enigmáticos, su presencia en diversas historias los han convertido en criaturas sumamente populares, pero con el paso del tiempo su origen y esencia cayeron en el olvido.


Esta raza tiene su origen en las tierras vikingas. La palabra 'elfo' viene de álfar (álfr), vocablo que a su vez proviene de albh que significa blanco, brillante o resplandeciente. Surgieron, según la mitología nórdica, de los restos de la gigante Ymir después de que los dioses Odín, Vili y Ve crearan el mundo. Los elfos son seres de gran belleza e inteligencia, con puntiagudas orejas y ojos tan luminosos como las propias estrellas; amantes de la música, la poesía y la danza. Su vida y juventud es tan larga, que la vida de los humanos para sobre ellos como un espejismo. Son pulcros, limpios y exquisitos; sus casas, calles, vestidos e incluso su oratoria, son adornados cuidadosamente e incluso pueden caer en la exhibición del desorbitado lujo. Disfrutan la cercanía de las aguas; comprenden y dominan los secretos de la naturaleza y de las hierbas mágicas, conocen los astros e incluso el futuro.

 Según los Edda, dos compilaciones islandesas de los mitos nórdicos, existen dos tipos de elfos, los de la luz (ljósálfar) y los oscuros (svartálfar). Los primeros eran poseían una belleza superior a la humana, eran bondadosos y caritativos pero extremadamente vengativos, no estaban dispuestos a tratar con los hombres por lo que no eran ni amables ni hostiles; tenían su morada en Álfheim, uno de los nueve mundos que se situaba en la copa del Yggdrasil, la cual compartían con Frey, el dios de la fertilidad y del sol naciente, el cual además era su dios favorito. Los oscuros, habitaban en el interior de las montañas de Álfeheim, pues se decía que no eran capaces de soportar la luz debido a su naturaleza; no se asemejan en apariencia e intenciones a los elfos de la luz; a esta clase de elfos se le suele confundir con los enanos ya que Snorri, compilador de los Eddas, suele cambiar el termino dvargar (enano) por svartálfar.

Curiosamente, de entre todos las criaturas pertenecientes a la mitología, fueron los elfos  a los que se les considero como entes sagrados y divinos signos para rendirles culto. Si bien los elfos reinaban indiscutiblemente sobre bosques y montañas del Norte de Europa, su figura llegó a ser compartida por pueblos germánicos, teutones, francos, anglosajones y muchos otros que se vieron influenciados debido a la cercanía de territorios. La importancia que tenían dentro de la cultura era sorprendente, algunas de las creencias que se tenían sobre estos entes era que, al morir, algunos hombres virtuosos y de gran nobleza llegaban a convertirse en elfos. Incluso, a aquellos que se creía eran descendientes de la cruza entre sangre élfica y humana, se les veía como seres de gran belleza y habilidad. La influencia de esta raza llego a tal grado que se les llegó  a considerar deidades menores y se les dedicaban festividades como el  Álfablót, también conocido como sacrificio de elfos. Era una tradición hogareña celebrada antes del invierno, sin embargo se desconocen sus detalles, ya que las familias se encerraban y no dejaban entrar a nadie a su residencia, aunque se presume que el sacrificio de animales era realizado. Si bien se podría pensar que una festividad en honor a los elfos era la cumbre de la montaña, resulta aún más sorprendente su presencia dentro de la sociedad, y desde luego que esto no se refiere a que con toda naturalidad puedas desearle los buenos días, sino a como la palabra álfr fue un sufijo sumamente común, se usaba para nombrar cosas que iban desde plantas hasta astros como el sol, el cual era llamado alfrothul (rayo elfico). Álfr fue la palabra más utilizada en el mundo nórdico, y después los anglosajones la añadieron a su vocabulario, a tal grado que incluso hoy en día se pueden encontrar nombres y apellidos que contienen dicha raíz.

A pesar de la enorme influencia e importancia que poseían, los elfos cayeron en decadencia con la llegada del cristianismo. Sus atributos originales se fueron perdiendo y en su lugar aparecieron otros; su popularidad fue disminuyendo a la par de su tamaño, la deformidad en su aspecto sustituyo a sus hermosos rasgos; los elfos pasaron a ser seres traviesos y peligrosos, responsables de intercambiar niños y de provocar pesadillas (palabra que en alemán significa 'sueño de elfo'). En la actualidad la imagen de los elfos ha recuperado parte del esplendor con el que fueron concebidos, gracias a obras como "The Lord of The Rings" de J.R.R. Tolkien, o "The King of Elfland's Daughter" de Lord Dunsany, las cuales retoman su nobleza original. Por fortuna, a pesar de que los elfos perdieron terreno ante otras criaturas mágicas, el mito no perdió del todo su esplendor de antaño y durante muchos años fue un frecuente susurro que anhelaba abandonar las sombras. Finalmente, los elfos pueden dejar las ruinas de su gloria pasada para poder edificar un nuevo y esplenderoso imperio.
Darian Álvarez

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