¿Recuerdas la
primera vez?
(…) ¿Por qué no dejas que las personas vean lo bueno
en ti, Damon?
Porque cuando ven lo bueno, eso es lo que se espera...
y no quiero
cumplir las expectativas de nadie.”
Probablemente me
arrepienta de lo que contaré con dos tragos encima. He ido a la cantina de don
Marcelo, un tipo viejo pero no gruñón, él siempre decía que era bueno desahogar
las penas en alcohol pero quizás lo decía porque su esposa lo dejo solo cuando
supo que lo engañaba. Si, era todo un don juan ese Marcelo, sin embargo, nunca
se privó de los mejores placeres de la vida; como lo es bebida, la compañía y,
por supuesto, no podía faltar el sexo.
Dentro de este
lugar puedes encontrar muchas personas pero cada uno con un trauma diferente.
Juan, está solo por mujeriego; Carlos, es un adicto a cualquier vicio desde que
termino con Laura, esa chica está buenísima; Luis, a él creo que solo le gusta
gastar el dinero aquí con los perdidos y sin rumbo fijo. Hay variedad de
ebrios, incluso me encontré con un desconocido, un tipo con traje y una
gabardina su nombre es Gabriel me pareció un sujeto que estaba más perdido que
yo. Me mira y dice: -Cuéntame tus problemas pero con palabras cortas y
sencillas- y me dije por qué no.
Conocí la
miseria que ofrece la vida: le “amor”. Pero sólo lo diré con pocas palabras,
una chica llega a mi vida tratando de cambiarme, lo cual es absurdo si me lo
preguntas, pero lo intento; al final ella se hartó y se fue, yo sólo le dije:
-¿Qué putas quieres de mí? Ella con lágrimas en los ojos dijo: -Quiero que estés
conmigo al final del día y al inicio de uno nuevo, que me acompañes cuando mi
espalda se encuentre desnuda, que seas feliz sin meterte veneno en el cuerpo, que
no me puedas olvidar con aquellas que usas en tus aventuras, ¿qué putas quiero
contigo? Es broma, ¿verdad? Quiero de ti aquello que no te atreves a darle a
nadie más… Soy el mayor idiota de mundo porque al escuchar eso salí corriendo
de ahí y ahora estoy contigo aquí.
A veces las
idioteces que hacemos son buenas. Tenemos que caer para saber que somos idiotas
y que nada depende de nosotros, te mueres y el mundo seguirá girando como si
nada, así es la maldita vida. El punto es que quisiera remediarlo todo pero se
acabó. Gabriel me golpeó fuertemente y dijo: -No se ha acabado, ¿quieres a la
chica que enloqueció más que fumar marihuana? Ve por ella, pero dile algo que
valga la pena porque si no yo te mataré.
Fui a buscarla,
la miré a los ojos y le dije: “No me arrepiento de nada de lo que paso entre
nosotros, porque sé que soy una mala persona y, al mismo tiempo, soy egoísta,
hago cosas que te lastiman, pero preferiría morir ahora que verte lejos, sé que
no hay disculpas en el mundo para resumir las malditas razones por las cuales
no te convengo pero ahora es tu decisión” Ella me miro a los ojos y dijo: “Bien,
yo estoy segura de que tampoco me arrepiento de nada, no me arrepiento de
llegar a tu vida, no me arrepiento de intentar hacerte mejor persona, porque en
el fondo lo eres, no me arrepiento por eso me haría cuestionar muchas cosas.
Eres terrible persona, lo sé, siempre eliges lo peor y de todo lo que he hecho
quizás esta sea la peor decisión pero no me arrepiento porque estoy enamorada
de ti”
L.M.
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