Dicen que salen por la noche, cuando todo se
ha quedado oscuro, haciendo ruidos de pasos pesados y respiraciones sonoras;
hacen crujir las escaleras, arrastran muebles, arañan las paredes y
repentinamente apagan luces; generalmente no se dejan ver, pero algunas
personas dicen haberlos visto e incluso hablado con ellos. A estas presencias
sobrenaturales solemos llamarlas fantasmas y, aunque muchos permanezcan
escépticos dado que su existencia no ha sido probada, deben saber que en la
Friendzone los fantasmas son entes reales. Sin embargo, con el término fantasma
no nos referimos exactamente a alguien que ha muerto cuya alma se resiste a
abandonar la zona de amigos, sino a personas vivas cuya amistad ha muerto
durante o a causa de su caída en esta falla de la geografía metafísica. Si les
gustan las historias de miedo, apaguen las luces y acompáñenos: bienvenidos a
la Friendzone…
Antes de convertirse en fantasmas, esas
personas descendieron a la Friendzone de la misma manera que todos llegan aquí,
es decir, al no ser correspondidos. La tristeza, las dudas y el dolor no son lo
peor del desamor, sino las semillas de resentimiento que deja en los corazones
heridos; el problema empieza cuando estas semillitas reciben los nutrimentos
que necesitan para germinar, como enojo o celos hacia la persona que los
rechazó. Si estos malos sentimientos no se desechan pronto, empiezan los
primeros brotes de odio, el cual no sólo erosiona el terreno blando del
corazón, sino que es nocivo para la amistad.
¿Por qué odiamos? El odio es absurdo, la
manera en que funciona se explica perfectamente en una frase de Internet (de
dudosa fuente) que dice que es como tomar veneno y esperar que la persona
odiada sea quien muera. Aun así, es fácil dejar que estos sentimientos se
apropien de nuestro corazón porque, al igual que la maleza, crecen de forma
natural y no necesitan muchos cuidados. Un corazón enfermo se manifiesta en
miradas duras, palabras o comentarios hirientes, discusiones exaltadas o en un
silencio forzado (la famosa ley del hielo) que poco a poco deshace los lazos
que unen a dos amigos. El odio no tiene límites, por lo cual los casos más
graves pueden incluso desembocar en venganza y traición, acabando con la
amistad definitivamente.
Dejar de ser amigos es una salida falsa de la
Friendzone. Odiar a alguien es como cargar su cadáver a cuestas a dónde sea que
vamos, lo cual no sólo resulta inconveniente e innecesario, sino también
agotador. Es por eso que, aunque las personas se van de la zona de amigos, una
parte de ellos se queda atrapada, haciendo ruidos tenebrosos, pisando fuerte y
quejándose lastimosamente. Creen que sus corazones rotos han cicatrizado y que
están curados, pero en realidad su herida se ha llenado de pus y yerbas malas
que no la dejan sanar. Sus fantasmas rondan las noches tenebrosas de la
Friendzone, penando con un dolor más grande que el del amor no correspondido:
el de la amistad perdida.
No necesitamos un médium o un psíquico para
comunicarnos con las almas en pena de la Friendzone y decirles que llegó la
hora de quitarse las sabanas de la cabeza: ¡hagan su resentimiento a un lado y
dejen que amanezca un nuevo día! La Friendzone no es un panteón ni una casita
de espantos, por más temido que sea terminar aquí. Así que, no dejen que su
amistad muera a causa de una decepción amorosa, no vale la pena, el amor no es
tan genial como parece cuando nos empecinamos en encontrarlo; si desesperamos
en la búsqueda, estaremos sembrando las primeras semillas de rencor que podrían
dañar nuestro corazón en el futuro. Si conservan a sus amigos siempre tendrán a
alguien a quien amar, porque querer no es malo, lo verdaderamente malo es el
odio.
Ana Laura Bravo
lo mejor que he leído durante el día ;)
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