viernes, 8 de abril de 2016

Falsos recuerdos.
“Todos queremos lo que no se puede,
somos fanáticos de lo prohibido”
Mario Benedetti

Era esa melancólica mañana de septiembre en la cual Ramona Valdez murió. El día se encontraba tornado en gris: completamente oscuro y el sol parecía que había abandonado la ciudad de Guerrero. El cuerpo de la víctima estaba en su habitación el cual era completamente depresivo, no había ventanas para que pudiera entrar un rayo de sol; no había vida en ese lugar, las sabanas estaban llenas de sangre, el olor era intolerable para todo aquel que entrará a ese lugar, las cosas estaban tiradas, nada estaba en su lugar y, al parecer, no había nada rescatable.

Estoy investigando su muerte pero aún no hay nada certero sobre ese tema. Hoy fui la casa donde ella trabajaba y la dueña de este lugar no me dijo algo extremadamente fuera de lo común: “Ramona era diferente a las chicas que tengo aquí; ella siempre buscaba tener algo más en la vida que sólo una miseria de dinero. Con su belleza, ella siempre conseguía a los clientes más ricos y, en ocasiones, hacía negocios fuera de esta casa y eso hizo que las demás le tuvieran envidia. Sólo diré que si viene a buscar respuestas sobre su muerte aquí no las encontrará” No cabe duda, la señora tenía un aspecto raro pero no la hacía una sospechosa, sim embargo,  me dijo que el último nombre de sus clientes que fue un tal Rodrigo Fernández. 

He ido con ese sujeto pero no he encontrado nada fuera de lo común, sólo la siguiente historia: “El 27 de septiembre estuve con ella, pero en el momento que ella subió el precio por sus servicios, todo fue diferente y decidí irme a mi casa. Nadie se enteró de mi aventura con ella, sólo se lo dije a mi amigo Gustavo, pero él es de confianza; le pido de favor que se vaya pues mi esposa no tarda en llegar” Tal parece que este sujeto le afecto mucho la muerte o al menos eso se veía en sus ojos rojos. Las pistas se vuelven nulas, quizás no haya nada que investigar aquí y sea cierto que fue un suicidio pero, ¿por qué alguien tan joven y hermosa haría eso?  Sin embargo, no puedo dejar de investigar, ella era una entrañable amiga, y se lo debo pero, por otro lado, tengo que llegar al fondo de esto… Los días van pasando muy rápido y parece que al mundo ya se le olvido lo de Ramona y es bastante comprensible; está claro que la muerte no hace que la Tierra deje de girar, porque lo único que queda es levantarte de la cama, comer, vivir y seguir haciéndolo hasta que un día ya no sea tan difícil.

Si la vida es prejuiciosa, ¿por qué la muerte también? Ha pasado exactamente un mes, ya no hay nada que buscar aquí o al menos eso creía. Me llamaron de otro suicidio en el centro de la ciudad y fui rápidamente al lugar de aquel acontecimiento. Al ver a ese sujeto en piso y con bala en su cabeza fue demasiado y todo me hizo recordar a Ramona una vez más. En la mesita había una nota y la empecé a leer:

27 de Septiembre, 1898. Ciudad de Guerrero, México.
 Querida Ramona:

Sólo quiero que sepas que la idea de que yo te pudiera ver en otros brazos que no fueran los míos, me aterraba completamente. Eras liberal y eso me gustaba; porque tú al no cumplir las expectativas de nadie, cumpliste las mías. Tú esperabas que Rodrigo dejará todo por ti pero déjame decirte que él no lo iba a hacer nunca, sé que prometí no volverte a ver y cumplí mi palabra, me aleje de ti; sólo te quiero pedir que por favor que te vayas de la cuidad, Rodrigo hará lo que sea para que nadie se enteré que estuvo contigo durante años, no lo quisiste ver como lo que era: un asesino. Bueno creo que me despido, ya no tengo nada que pedir.
Con amor, Gustavo.

La carta nunca había sido entregada y tenía en claro dos cosas: el verdadero asesino y los falsos recuerdos que me dieron de Ramona, sólo diré en este reporte: Gracias por mantener mi recuerdo intacto.

L.M. 

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