Falsos
recuerdos.
“Todos queremos lo que no se puede,
somos fanáticos de lo prohibido”
Mario Benedetti
Era esa melancólica mañana de septiembre en la
cual Ramona Valdez murió. El día se encontraba tornado en gris: completamente
oscuro y el sol parecía que había abandonado la ciudad de Guerrero. El cuerpo
de la víctima estaba en su habitación el cual era completamente depresivo, no
había ventanas para que pudiera entrar un rayo de sol; no había vida en ese
lugar, las sabanas estaban llenas de sangre, el olor era intolerable para todo
aquel que entrará a ese lugar, las cosas estaban tiradas, nada estaba en su
lugar y, al parecer, no había nada rescatable.
Estoy
investigando su muerte pero aún no hay nada certero sobre ese tema. Hoy fui la
casa donde ella trabajaba y la dueña de este lugar no me dijo algo
extremadamente fuera de lo común: “Ramona era diferente a las chicas que tengo
aquí; ella siempre buscaba tener algo más en la vida que sólo una miseria de
dinero. Con su belleza, ella siempre conseguía a los clientes más ricos y, en
ocasiones, hacía negocios fuera de esta casa y eso hizo que las demás le
tuvieran envidia. Sólo diré que si viene a buscar respuestas sobre su muerte
aquí no las encontrará” No cabe duda, la señora tenía un aspecto raro pero no
la hacía una sospechosa, sim embargo, me
dijo que el último nombre de sus clientes que fue un tal Rodrigo Fernández.
He ido con ese
sujeto pero no he encontrado nada fuera de lo común, sólo la siguiente
historia: “El 27 de septiembre estuve con ella, pero en el momento que ella
subió el precio por sus servicios, todo fue diferente y decidí irme a mi casa.
Nadie se enteró de mi aventura con ella, sólo se lo dije a mi amigo Gustavo,
pero él es de confianza; le pido de favor que se vaya pues mi esposa no tarda
en llegar” Tal parece que este sujeto le afecto mucho la muerte o al menos eso
se veía en sus ojos rojos. Las pistas se
vuelven nulas, quizás no haya nada que investigar aquí y sea cierto que fue un
suicidio pero, ¿por qué alguien tan joven y hermosa haría eso? Sin embargo, no puedo dejar de investigar,
ella era una entrañable amiga, y se lo debo pero, por otro lado, tengo que
llegar al fondo de esto… Los días van pasando muy rápido y parece que al mundo
ya se le olvido lo de Ramona y es bastante comprensible; está claro que la
muerte no hace que la Tierra deje de girar, porque lo único que queda es
levantarte de la cama, comer, vivir y seguir haciéndolo hasta que un día ya no
sea tan difícil.
Si la vida es
prejuiciosa, ¿por qué la muerte también? Ha pasado exactamente un mes, ya no
hay nada que buscar aquí o al menos eso creía. Me llamaron de otro suicidio en
el centro de la ciudad y fui rápidamente al lugar de aquel acontecimiento. Al ver
a ese sujeto en piso y con bala en su cabeza fue demasiado y todo me hizo
recordar a Ramona una vez más. En la mesita había una nota y la empecé a leer:
27 de Septiembre, 1898. Ciudad de Guerrero, México.
Querida
Ramona:
Sólo quiero que sepas que la idea de que yo te pudiera
ver en otros brazos que no fueran los míos, me aterraba completamente. Eras
liberal y eso me gustaba; porque tú al no cumplir las expectativas de nadie,
cumpliste las mías. Tú esperabas que Rodrigo dejará todo por ti pero déjame decirte
que él no lo iba a hacer nunca, sé que prometí no volverte a ver y cumplí mi
palabra, me aleje de ti; sólo te quiero pedir que por favor que te vayas de la
cuidad, Rodrigo hará lo que sea para que nadie se enteré que estuvo contigo
durante años, no lo quisiste ver como lo que era: un asesino. Bueno creo que me
despido, ya no tengo nada que pedir.
Con amor, Gustavo.
La carta nunca
había sido entregada y tenía en claro dos cosas: el verdadero asesino y los
falsos recuerdos que me dieron de Ramona, sólo diré en este reporte: Gracias
por mantener mi recuerdo intacto.
L.M.
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