¿Por qué será que a pesar de que en éstas columnas se habla puramente de insectos, ahora
en el título de la presente en éste momento se menciona “Medievo”? Ésta
pregunta se puede responder teniendo en cuenta cuatro conceptos de aquella
época, usados para mostrar diferentes etapas del cortejo utilizados por los
poetas medievales, y de esa forma relacionarlos con la reproducción de éstos
pequeños seres. Y claro que todo esto lo explicaremos más a fondo mientras avancemos
poco a poco en la columna, pues de esa forma podremos dar varios ejemplos
totalmente necesarios para contemplar de forma adecuada la relación mencionada.
Como
primer concepto a mostrar tenemos el de “Fenhedor”, o suspirante, el cual
aplica a una persona que mira y contempla la belleza de una damisela que por
diversos factores aquel no puede alcanzar; concepto que no se relaciona
bastante al mundo de los insectos, teniendo en cuenta de que estos no tienen
ninguna concepción de belleza, por lo que sería prudente continuar al
siguiente. “Pregador” o suplicante sería la siguiente etapa, en la cual el
poeta trata de engatusar a la dama con poemas dedicados en su nombre; cosa que
como en el pequeño mundo de éstas pequeñas bestias siempre ocurre, pues ya sea
un escarabajo que recoge la mejor pila de excremento para su hembra, dos machos
dando una demostración de fuerza en una pelea sobre las hojas de los árboles y
así demostrar su superioridad o, moviéndonos de especie a la mayoría de los
arácnidos, tocando cuidadosamente, como de un instrumento celestial hablásemos,
la tela de la araña y no solo así demostrar su capacidad, si no evitar la
muerte al acercarse a aquella.
Pero
incluso y a pesar de todo el trabajo duro que realicen, tanto los poetas
medievales como los insectos, la lucha por conquistar a la dama/hembra, no
acaba con demostraciones de maestría en aquel talento particular de cada
especie mencionada, si no que éstas solo serán las que ayuden a aquel que desea
el cuerpo de la hembra a acercarse lo suficiente como para poder tocarla. En el
caso del poeta: el primer beso; en el caso de los insectos y arácnidos: la
inminente lucha contra la hembra para comenzar la reproducción.
Ahora
entramos a la etapa más peligrosa y casi temida por aquellos que observan
simplemente al como ocurren las cosas. “Drut” o el amante carnal, después de
tanta lucha por la hembra, el primer contacto que puede resultar una tremenda
tortura por la incertidumbre al futuro; se inicia al fin el acto sexual, en
donde cualquiera de las especies mencionadas, incluido el poeta, están en riesgo
de muerte, la cual está asegurada para los arácnidos y dividida en altos
porcentajes para los machos de los insectos. El sexo y la muerte están
estrechamente ligadas en ésta etapa, pues
los poetas visitan a sus señoras a espaldas de los maridos de ellas, los
arácnidos se sacrifican para nutrir a sus próximos descendientes y algunos insectos
mueren por la simple ira de la hembra fecundada, pero el final casi siempre
será igual si hay un descuido.
¿De qué
forma ahora veremos a los poetas medievales si no es como criaturas de seis a
ocho patas? Pues si bien, la relación entre éstas no se cumple expresamente con
todas las especies de insectos que hay allá afuera, los exponentes son más que
los necesarios como para no solo señalar a aquellos poetas como insectos, si no
como a todos nosotros, que ponemos todos nuestro esfuerzo para engatusar al
contrario de diversas formas, para a veces solo lograr ganar el permiso de
continuar y dar el primer beso, para al final, y en los casos menos agradables,
morir gracias a un corazón roto después de una única ves copular con quien se
pudo haber llegado a pensar que se pasaría toda la vida.
Por: Aldo Arteaga Estrada
No hay comentarios:
Publicar un comentario