Why don´t you try speaking in words, instead of your damn
dirty lies!!
(¡¿Por qué no tratas de hablar con palabras, en vez de con tus malditas mentiras sucias?!*)
“Eres un fracaso. Fracasaste. Fracasas en todo. Fallas en el
matrimonio. Fallas en la familia. Tus hijos son fracasados. Y eres gordo. No eres
atractivo, nunca lo fuiste. Bueno, lo fuiste un poco, cuando eras un
adolescente, pero después engordaste…”
-Bob Belcher a sí mismo. Bob’s Burgers, capítulo 1 “Human Flesh”, temporada 1, minuto 17:35.
Afrontémoslo de una buena maldita vez, Los Simpsons han dejado de ser graciosos… desde hace como diez
temporadas. Ya, lo dije y de ninguna manera esta afirmación puede dar pie a un
debate, es una verdad universal, aquel poseedor de un “corazón amarillento”, a
estas alturas de la vida, haga el favor de retirarse. La sociedad consumista se
encuentra en crisis, pues en este mismo momento se encuentra succionándonos a
la fuerza, como si fuéramos teta seca de anciana; la buena programación, fuente
de la invaluable animación sobre la familia disfuncional por excelencia de Estados Unidos (y amarilla, caray,
obviamente iba a funcionar) ya no existe más (o pretendamos como que no). Encima,
al haber visto más de tres veces todas las temporadas de Malcolm in the middle, ya hace falta un cambio de aires, una “cosa” bien hecha, para disipar la
incertidumbre y la falta de creatividad en el mundo dentro de la caja chica. Se echa
de menos algo más allá de Crayon Shin-chan,
ese deje… como el de Bob’s Burgers. Pese
a tener cinco breves años de existencia, Loren Bouchard (Lucy, la hija del
diablo, Home Movies) ha renovado y reinventado lo ya desgastado con la fórmula
de Matt Groening.
Pues todo bien, ya es hora de cambiar la vida del honorablísimo
lector aquí presente y demostrar algo: la familia que se sigue haciendo “la
chistosita” sigue atrayendo un público considerable y lo va a seguir haciendo
mientras la animación madure, y explique que no sólo “las pirinolitas” (a las
que alguna vez se les admiró corriendo en el parque como gente feliz, y ahora
tienen en sus manos más tecnología de la que yo tendré jamás) pueden disfrutar
de este o aquel programa de monitos con horario familiar. Y ustedes, ¿quién
creen que hace trabajos como estos? Adultos, eso somos aunque seamos
consumidores de caricaturas. A pesar de que éstas siguen teniendo un tema
genérico y concluyente en cada episodio, su marca es la manera en que se les da determinada
voz, la valoración de un buen trabajo y el efecto final, ya reluzca o quede en
el olvido por siempre. Ese es el respetable resultado en este título, publicado gracias a la
cadena Fox.
La variación hace el trabajo por la gente en búsqueda
constante de una nueva perspectiva, de algo más que decir además del vulgar y
de pésimo gusto de las animaciones de Seth MacFarlane, tales como Family Guy y
American Dad. Al ver tan sólo un capítulo de los ejemplos dados, se puede
encontrar al protagonista, un hombre blanco, el promedio norteamericano de los
suburbios “pasándola” sin mayor problema; los típicos escenarios entre su trabajo,
la escuela de los infantes ignorados por sus negligentes procreadores y pues lo
que sea que la aburrida madre haga, a nadie le importa, es mujer. Sobre todo
esos finales ya clásicos de toda serie, donde el protagonista o la persona con
el problema tratado en el episodio se dedican a filosofar malamente y a decir
lo buena que es la vida porque por ese día el malentendido se resolvió. Se puede
afirmar que precisamente estos estereotipos terminan siendo en exceso cansinos,
encima si le dan ese toque anglosajón tan quitado de pena y soso. Uno puede
asociarlo fácilmente, al pensar en Derbez y su copia fiel con La Familia P.
Luche, con la estresante y estúpida necesidad de hacer sentir mal a los
integrantes de su propia familia, los chistes repetitivos al puro estilo de El
chavo del ocho y las ganas de meter el humor de doble sentido hasta en el
cereal. En todo sentido: apestan.
Ahora me siento un poco como el comerciante ambulante que
pregona la cura milagrosa para las reumas y el mal de ojo. Bob’s Burgers no
tiene la última fórmula infalible de la comedia perfecta. Por el contrario,
es una serie a la deriva, ya que estuvo a nada de cancelarse pasada su primera
temporada. Y actualmente va perdiendo público, no sería una sorpresa que la
quinta temporada fuera la última, a pesar de ser una serie que está mejorando
continuamente.
Desde la
canción de apertura se puede oler el fracaso rotundo en el restaurante
de hamburguesas en el que Bob, Linda, Tina, Gene y Louise Belcher trabajan y
conviven como familia. El negocio no va tan bien como se puede pensar cuando uno junta hamburguesas con gringos, pero se puede llegar a fin de mes con los pocos
clientes frecuentes, los pequeños golpes de buena suerte y los momentos amenos que
los niños Belcher nos hacen pasar, con esa despreocupación infantil-adolescente
y la apertura de sus padres a pasar casi todo el tiempo con ellos.
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(No, no puedo explicarlo) |
Por supuesto, no deja de ser una familia gringa viviendo
problemas de primer mundo, pero el gran ingrediente y su respectivo toque de
genialidad que este título brinda al televidente es la característica “normal” de
todos. Los integrantes de este grupo reducido son completamente comunes y
corrientes, no se le trata a nadie como si fuera un bicho raro o deficiente y
poco querido dentro del ambiente familiar. Es ese bienestar, brindado casi por
osmosis, lo que deja un buen sabor de boca. Especialmente desde la temporada
dos, no sería sorprendente acabar un episodio con una sonrisa auténtica sellada
en la boca. Si uno buscara destensarse por el día tan estresante que nos asola
como rutina, la opción es sentarse y sólo ver buena televisión. Desafortunadamente Bob’s
Burgers está disponible únicamente en la plataforma de Netflix para Estados Unidos, pero no es nada que
internet no pueda resolver. Y un punto a favor (el único que he encontrado,
sinceramente) es que el doblaje latino está en su mejor momento con esta serie,
las voces son tan fieles a las originales y con una traducción respetable, que
no hay excusa para no ver las aventuras del buen Bob, de su encantadora esposa y de sus
adorables hijos.
10/10
Nadia
B A
*No se leía tan genial en español