viernes, 5 de febrero de 2016

MITOS Y LEYENDAS

Ave Fénix

"Debes estar preparado para arder en tu propio fuego: ¿Cómo podrías renacer sin haberte convertido en cenizas?"
— Friedrich Nietzsche


El ave fénix es una de las más hermosas criaturas mitológicas de todos los tiempos, famosa por la leyenda de que al morir renace de sus cenizas. Es comúnmente representada como un ave de tamaño semejante al de un águila, se encuentra envuelta en llamas y es poseedora de un magnifico plumaje con los colores del fuego (rojo, naranja, amarillo o dorado). Este mítico y maravilloso pájaro se encuentra presente en la mayoría de las mitologías, incluso se le puede encontrar en religiones como el cristianismo o el judaísmo, aunque el nombre dado varia de una cultura a otra. El ave fénix es usada como una figura sagrada representante de la inmortalidad, la resurrección y el fuego.


El origen del mito del ave fénix se le debe a la cultura egipcia. Bennu era el nombre dado a una especie de garza con plumas azules, grises o purpuras; tenía un largo pico y una cresta de dos plumas. Era considerado un símbolo sagrado en la mitología egipcia pues representaba el Ba (parte espiritual que se podría considerar como alma) del Dios Atum, Osiris o Ra, además se le relacionaba con las crecidas del Nilo y con el sol, ya que se decía que ayudaba  al astro a salir por las mañanas y elevarse en el cielo. Se dice que  el bennu se creo por sí mismo a partir de un incendio en un árbol santo ubicado en los recintos sagrados del templo de Ra. El bennu vivía en Etiopía hasta que llagaba el momento de morir, y cuando sentía que su muerte estaba cerca, formaba un nido con plantas aromáticas, usualmente de incienso y cardomomo; y al batir sus alas el nido quedaba en llamas y se consumía con el ave dentro. De las cenizas nace un nuevo bennu, y éste construía un huevo de mirra y guardaba las cenizas de su padre en su interior, o bien podía tomar un tronco hueco y ahí depositaba los restos del antiguo bennu; emprendía el vuelo para transportar a su padre a la ciudad de Heliópolis (o la ciudad del sol),  una vez ahí dejaba las cenizas de su antecesor sobre un altar en el templo de Heliópolis y regresaba a Etiopía.

Herodoto es el primero en mencionar al ave fénix como tal, y según el historiador griego, esta ave aparecía cada 500 años en Heliópolis, por lo que afirma que nunca ha visto una que no estuviera en una pintura. Para entonces, el ave dejo atrás el nombre de bennu y paso a llamarse phoinix que después paso a ser phoenix; también se abandono la idea de una garza azul cenicienta para pasar a la forma física con la que se le representa actualmente. A pesar de los cambios físicos y de nombre, la cualidad de renacer siguió estando presente, incluso de una manera muy parecida a la historia del bennu. Cuando el fénix presentía que iba a morir, construía un nido con ramas aromáticas y con sus alas le prendía fuego, se acostaba en el interior del nido hasta que moría, una vez convertido en cenizas de entre estas  surgía una nueva ave, y dependiendo de las versiones aparecería tres días después como un huevo o directamente con la forma del fénix. Era considerado un ser casi divino, era incapaz de dañar algún otro ser viviente por lo que solo se alimentaba de rocío y algunas hierbas aromáticas amasadas en el altar de Heliópolis. Finalmente, la figura del fénix fue tomada por los grecolatinos, principalmente por los romanos, como símbolo de la fuerza vital del imperio, gracias a esto su imagen fue difundida por todas partes y se le podía encontrar en estandartes o frescos.

Pero el fénix no solo limita su presencia a los egipcios o grecolatinos. Para los chinos, el fénix es el equivalente a Fenghuang, aunque físicamente son parecidos la diferencia radica en que este último no tenía la habilidad de renacer. El Fenghuang pertenecía a una mítica raza de aves que eran los reyes y reinas de los pájaros, es asociado con el dragón, de quien es esposa, y la unión entre ambos simboliza el Yin y el Yang. También es una de las constelaciones chinas. En Japón se le conoce como Suzaku, quien junto con Genbu, Byakko y Seiryu, es parte de las bestias sagradas que mantienen el orden del universo, encargándose Suzaku del Sur. Para el cristianismo, el fénix es un símbolo de inmortalidad del alma y la resurrección de Cristo. Mientras que los judíos lo llaman Milcham, y explican la inmortalidad del fénix. Milcham vivía en el paraíso y cuando Eva, después de probar el fruto prohibido, tentó a los demás animales para que lo comieran, pero solo el ave no cayó en la tentación, y como recompensa se le otorgó la inmortalidad. Milcham ardería cada 1000 años, y de ahí quedaría un huevo del cual volvería a surgir para así vivir eternamente.

Sin duda, el fénix es una de las criaturas míticas más conocidas a nivel mundial. Ha acompañado a la humanidad en su largo recorrido por el tiempo, y es gracias a su belleza, su enigmático canto y propiedades de resurrección y curación; que se ha colocado como uno de los animales fantásticos más recurrentes en los mitos y leyendas de diferentes lugares y civilizaciones. Si bien su mito y figura se ha modificado adaptándose a las creencias de cada cultura, su esencia y significado para las personas sigue siendo el mismo.

Darian Álvarez

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