lunes, 8 de febrero de 2016

Diario de viajes ficticios

Sur de México Parte II

Había un cielo despejado y el clima estaba especialmente caluroso el día en que partimos de San Cristóbal de las Casas. Como sucede con las personas, uno también se enamora de los lugares sin saber a ciencia cierta por qué y se imagina cómo sería su vida si se quedara allí, no sin antes hacer promesas sobre regresar. Tuvimos que hacer una desviación en nuestra ruta, pues planeábamos seguir hacia Tuxtla Gutiérrez, sin embargo, la gente local nos recomendó la ciudad de Palenque, cerca de la cual se pueden encontrar yacimientos arqueológicos, y, dado que tan sólo estábamos a unas cuantas horas de distancia, no pudimos dejar de ir.
            Palenque es considerado el centro ceremonial más importante que existe en el mundo maya. Se estima que solamente un porcentaje menor a dos cifras de las estructuras de antaño es lo que ha sido explorado, en comparación con lo que alguna vez fue esta ciudad prehispánica; el resto está sepultado aún en la espesura de la selva. Sus construcciones más sobresalientes son: El Palacio, el Templo del Sol, el de la Cruz y el de la Cruz Foliada. También se encuentra el Templo de las Inscripciones y la tumba del Rey Pakal; todos estos edificios rodeados de frondosa vegetación. Muy cerca de este lugar está ubicado el Museo de Sitio, el cual es una importante fuente de información sobre creencias religiosas, costumbres, prácticas rituales y la estructura socio-política de esa comunidad maya.
            Al día siguiente retomamos la excursión rumbo a las Cascadas de Agua Azul, que están aproximadamente a dos horas de Palenque. Estas cataratas forman parte del Río Yaxhá y, como su nombre lo indica, sus aguas poseen una intensa coloración turquesa que, aunada al verde de la selva, presenta un cuadro digno de ser apreciado. Estuvimos explorando un rato la zona y después nos dirigimos hacia Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas. Nos hospedamos ahí esa noche, planeando ir al día siguiente al Parque Nacional de Cañón de Sumidero, que está a unos pocos kilómetros de la ciudad.
            Hicimos un recorrido por este cañón en lancha, de la que partimos desde el embarcadero de Cahuaré en el río Grijalva, pasando por Caballito de Mar, que es una estalactita dispuesta en una gruta; el Escudo de Chiapas, el paisaje que sirvió como inspiración para crear el escudo de armas de dicho estado; el Árbol de Navidad, una cascada que brota del muro de barranco y posee esta forma; entre otros puntos de interés turístico. En cierta parte del trayecto se pueden observar ruinas de la cultura Zoque a la orilla del río y, si uno es afortunado, puede observar alguno que otro cocodrilo merodeando por ahí. Al término visitamos el mirador del Tepehuaje, donde se aprecian vistas impresionantes desde gran altura.


            No queríamos que el viaje llegara a su fin, había sido uno de esos en los que uno pierde la noción del tiempo, todo parecía haber ido tan rápido; pero se habían acabado nuestros días en el Sur, había que volver al mundo real, a nuestros respectivos trabajos y vidas en la ciudad. Después de todo, tal vez en el futuro habría oportunidad de continuar el trayecto donde lo habíamos dejado, pues todavía nos habían quedado infinidad de destinos por conocer. Por lo pronto había que retornar; nos esperaba un largo un camino de regreso.

Ana Estrada Martínez

No hay comentarios:

Publicar un comentario