El diablo está en los detalles
“¡Vaya! Las
canciones son como abrazos que las bocas le dan a los oídos.”
-Mabel Pines, Gravity Falls (2012). Primera temporada, capítulo 17 "Boyz Crazy"; minuto 16:50.
La generación de los 90’s padece de la típica añoranza de la
niñez, comparando de forma constante la propia experiencia con la de las
generaciones sucesoras a sus “buenos tiempos”. Por lo tanto, cualquier “noventero”
que desee sentirse un adulto sensible e inteligente, sustrae de su vida a las
caricaturas actuales, presumiendo de un legado sin igual, si se trata de
comparar a la animación de ese entonces con la del nuevo siglo. Despreciar o
hacer menos por esta razón a series como: Hora
de Aventura, Steven Universe, Regular Show y Gravity Falls; es sólo caer en un terrible error y perder el grato
encuentro con trabajos cada vez más complejos. Esta es la entrega de esa
propuesta fresca y el abandono momentáneo de la temática adulta, presente en las
4 columnas anteriores. Si el lector desea salir por un momento del arco
argumental de los 245 episodios de Grey’s
Anatomy, puede echar un vistazo a la creación de Alex Hirsch.
La historia gira alrededor de Dipper y Mabel Pines, hermanos
mellizos que son obligados a pasar el verano con su tío abuelo Stan, dueño de Mystery Shack, una cabaña-museo de “rarezas”,
con las cuales éste estafa a los turistas que visitan Gravity Falls, Oregon. Posteriormente,
Dipper se encuentra con un libro donde se han registrado auténticos misterios y
fenómenos sobrenaturales que han ocurrido en ese lugar. Lo alarmante y a su vez
emocionante, es cuando estas situaciones fantásticas cobran vida y desenvuelven
diferentes misterios en cada episodio; en presencia del hermano estresado, la
hermana ocurrente y el tío Stan, un viejo tacaño y aparentemente ajeno a todo ese
tema paranormal.
En esta serie los primeros 30 segundos de la serie definen el
interés de un televidente crítico. Es realmente difícil encontrar algo
verdaderamente profundo en una caricatura emitida en Disney Channel. Sin embargo, esto se vuelve debatible si al lector
le interesa la excelente animación, el manejo de colores vivos y además un
patrón de pistas misteriosas que pueden reunirse en fragmentos de cada
capítulo, sin excepción. Habría que informarse un poco, incluso después de ver
unos cuantos capítulos. Es algo completamente favorable encontrarse con
diversos elementos en una misma trama: tiene su lado cómico, crítico, oscuro, infantil
e incluso relajante. Si de repente el lector se encuentra haciendo teorías
respecto a la historia de Gravity Falls,
no sería una sorpresa. De momento, lo que encuentro como un patrón sería la
tendencia a dejar todo el suspenso para los últimos capítulos, y este título no
es la excepción. El desastre en la trama es algo que se aprovecha muy bien, por
la temática paranormal y las pistas que se van dejando, cual pequeñas migas de
pan.
El lado subjetivo al momento de realizar una reseña como esta
es afirmar o negar algo cuando no se desea. En este caso, encontrar una falla
en esta gran animación sería decepcionante; mas es necesario. Gravity Falls resulta, en la mayoría de
sus episodios, un tanto plano y con pequeños cierres predecibles, puesto que si
el intermedio de las temporadas se viera de forma salteada, no tendría mayor
importancia, algo hecho totalmente a propósito por la demanda de cierto horario
en la televisora. Los personajes, a pesar de ser terriblemente adorables,
poseen ese rastro de actitud sosa; algo que resalta bastante si anteriormente
el lector echó un vistazo a BoJack Horseman. Todo en su conjunto consigue reducir un poco los elementos
buenos, al punto de generar una serie resaltante en su ridiculez y la copia de Coraje, el perro cobarde, pero menos
espeluznante y mejor animada.
Al cierre de edición, Gravity
Falls ya había entregado el cierre de la segunda y última temporada, algo
en exceso lamentable para sus fieles fanáticos y para el público en general. Lo
último que la buena televisión necesita es seguir produciendo Los padrinos mágicos y Bob Esponja, siendo que sus buenos
momentos ya pasaron desde hace siete u ocho años. Sin embargo, tal vez exista
la tenue esperanza de que GF deje un
legado e inspire a más animadores a entregar su excelente trabajo a gigantes
como Disney. Aunque es evidente el cambio de medios para consumir la misma
programación, la TV da una pelea muy buena al dar este tipo de oportunidades a
títulos como este. Queda en manos del público si esto continúa su curso o tanto
la televisión como el internet siguen generando algo por y para la sociedad
consumista.
“Cuando la
policía no está cerca, todo es legal.”
10/10
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