domingo, 7 de febrero de 2016

Retazos de existencia.

Solo por un momento.

“Ah, disculpe que me haya distraído, estoy algo nerviosa. No, claro que no me incomoda responder, simplemente hacía mucho tiempo que no le contaba acerca de esto a alguien. Sí, estoy cómoda, gracias. Ha pasado el tiempo y la vida continúa, supongo, pero en mi caso, mi vida terminó ese día. Tuve un mellizo, éramos inseparables desde pequeños; claro que él siempre fue un poco más introvertido, en la escuela siempre se encontraba solo y constantemente era víctima de bullying. Fue en la preparatoria que comencé a notar que las cosas con mi mellizo se tornaron algo… chuecas. Parecía no tolerar a ninguna persona, ni siquiera a nuestros padres, pero la única excepción a la
regla era yo.

Cuando cumplí 19 años ocurrió la tragedia, mi hermano murió en un accidente automovilístico, me avisaron mientras yo cursaba el primer año de la universidad. Creo que no salí de mi dormitorio por dos semanas. Al graduarme comencé a trabajar en una agencia de publicidad, alejándome aún más de mis padres y solo los visitaba en invierno. Tenía 26 años cuando volví a ver a mi hermano, suena a locura, lo sé. Sucedió que llevaba un tiempo creyendo que alguien me acosaba, me sentía observada a toda hora, incluso mi prometido habló con la policía para que patrullaran el edificio donde vivía. Una noche, al regresar del trabajo descubrí que alguien había entrado a mi departamento.

El error que cometí fue llamar a mi novio en vez de a la policía. Todo se encontraba en oscuridad y de pronto algo me golpeó en la cabeza, desmayándome. Desperté en un sillón viejo y lo primero que apareció a mi vista fue mi prometido amarrado a una silla; de una parte oscura de aquella habitación surgió mi hermano que creía muerto. Todo paso muy rápido, pero en mis recuerdos la situación se torna siempre lenta y descubro nuevas maneras en que pude haberlo evitado… Disculpe las lágrimas. No quiero aturdirlo con la larga discusión que tuve con mi mellizo mientras mi novio se desangraba (mi hermano le disparó cerca de la clavícula), pero descubrí que, obviamente, no había muerto, solo que mis padres decidieron encerrarlo en una clínica psiquiátrica por 8 años además de que había desarrollado una obsesión hacia mí y un cuadro de esquizofrenia. Escapó del lugar y comenzó a acecharme.

Hasta esa noche mi mellizo no tenía idea de que iba a casarme, al enterarse tuvo un ataque ira y supe que asesinaría a mi novio. Me levanté tratando de tranquilizarlo y arrebatarle el arma lo que por supuesto lo altero más; todo en mi cabeza eran imágenes borrosas y escuchar como la voz del chico que amaba se iba apagando no ayudaba demasiado. En medio de aquel forcejeo el arma se disparó… mi hermano cayó fulminado. La policía llego media hora más tarde. Esa noche algo se quebró dentro de mí, meses más tarde yo misma me recluí en un sanatorio mental; nunca volví a ver a mis padres. Mi ahora ex novio me visitaba siempre que podía, creyendo que algún momento todo volvería a la normalidad, pero no fue así, después de un par de años dejo de visitarme y yo, bueno me enteré de que la esquizofrenia es hereditaria.

La culpa me carcome, aunque ya no tan frecuentemente como antes. Cada vez que cierro los ojos vuelvo a esa noche y me doy cuenta que elegí, escogí a un chico cualquiera en lugar de a mi hermano. Aunque claro, de haber muerto mi ex novio las cosas no hubiera sido diferentes. Tal vez si no hubiera dejado a mi mellizo a merced de mis padres las cosas hubieran tomado otro rumbo, pero ahora es demasiado tarde y lo único que busco es redención, por eso estoy aquí.” Ciertamente, los humanos pasan gran parte de su vida pensando en lo que pudo haber sido, por que un solo momento es capaz de alterar toda una existencia. 
                                                                                      
                                                                        Andrea Hernández Álvarez

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