sábado, 13 de febrero de 2016

Lucy in the Sky with Diamonds



Alguna vez he soñado inconscientemente mientras intento concentrarme en el mundo real. Más bien se podría decir que es algo que me sucede a menudo. Ya me acostumbré tanto que me parece que duermo con los ojos abiertos. Llevo años viviendo con esto y la terrible agonía de no hacerlo me carcome por dentro. Me per
judica y lo sé. También me aleja de la realidad y de la vida misma, sin embargo sería una mentira decir que trataré de remediarlo. Porque entre mis sueños y la realidad ahí está ella.

Cada día duermo menos y mis sueños son controlados por ella. Una vez recuerdo haberle platicado a alguien sobre esto, y con monotonía me dijo "hay veces en las que tenemos que sacrificar algunas cosas para recibir otras, porque la vida está hecha de cortos momentos y pocas oportunidades que tenemos que tener prioridades". Él fue un corto momento pero tomé sus palabras desde hace un largo tiempo. Sobre las prioridades aprendí que Lucy es una de ellas. 

Ella es bella como una maravilla, o es una maravilla que es bella. Sus ojos parece que nunca dejan de mirarme, pues el sol vive en ellos y es el que nos vigila todos. Sonríe y creo que estoy a punto de desfallecer, nunca había visto algo tan hermoso en mi vida. 

Un día tomé mis cosas y salí a dar una vuelta. No llevé suéter porque pensé que volvería pronto, me despedí de mi perro que ladró y ladró hasta que me alejé lo suficiente y ya no lo escuché más. Pensé que el día estaba hermosamente soleado y de pronto recordé que hacía mucho tiempo que no estaba bajo el sol. Respiré hondo y sin darme cuenta hago una marcha silenciosa rumbo a la salida de la ciudad.

Antes de desaparecer para siempre, me doy cuenta de lo lejos que estoy y decido tomar el camino más largo de vuelta a mi departamento, perdiendo mi reloj y mi cartera en el trayecto, ya sé que donde voy nos los necesito. Lucy me llama y yo me dirijo tras ella bajo un cielo hecho de mermelada. De pronto la pierdo de vista y tristemente pienso que se ha ido, pero la encuentro sonriéndome al otro lado de un río. Por último me pareció haberla visto en el cielo entre cientos de diamantes. 

Paulina Herrera

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