Recorrer los
diferentes círculos de la Friendzone tal como Dante recorrió el infierno en La Divina comedia puede resultar
interesante y hasta divertido, sin embargo, si ustedes tienen la fortuna de no
pertenecer a estas profundidades, lo mejor que pueden hacer es prevenirse. De
la misma manera que los señalamientos viales nos advierten de topes, curvas y
la distancia para llegar a determinado sitio, hay señales que nos advierten de
caer en la Friendzone. Aunque se trata de indicaciones claras, la mayoría de
las personas no las acata puesto que ni siquiera pueden verlas a través de los
prejuicios con que crecen; quizás sólo se puede observar bien en retrospectiva,
es decir, cuando ya es demasiado tarde para dar la vuelta o frenar. Esto me
remonta nuevamente al infierno de La Divina comedia, en el cual algunas almas
condenadas trataban de advertir a Dante para que no repitiera sus
equivocaciones. Como dice una frase anónima que ronda por internet: “aprende de
los errores ajenos, en la vida no tendrás tiempo de cometerlos todos tú mismo”.
Para empezar, hay
que sacarse de la cabeza las ideas que por años nos ha vendido el cine, la
televisión, la música e incluso la literatura: no existe tal cosa como las
almas gemelas o la media naranja, es decir, no hay alguien tal y como lo imaginamos
esperando exactamente por alguien como nosotros. El amor es una decisión, no
una coincidencia, y aún las parejas aparentemente perfectas son en realidad el
fruto de dos voluntades que trabajan para que su relación funcione. No podemos
sentarnos y quedarnos esperando pasivamente a que alguien llegue y nos adore a
pesar de nuestra mediocridad; si el príncipe azul existe, al menos no hay que
esperar que sea ciego. ¿Cómo puede alguien esperar recibir amor si no trata de
ser atractivo o por lo menos aseado? Y eso es tan sólo hablar sobre lo físico,
realmente hay muchas cosas que se pueden hacer a fin de postular al amor y no a
la Friendzone. Una vez eliminadas las falsas expectativas podrán ver con más
claridad.
Ser realistas es crucial
para eliminar errores e ilusiones. Ser capaces de ver la realidad no sólo nos
permitirá detectar nuestras propias deficiencias, sino también entender lo que
la otra persona nos trata de decir, la mayoría de las veces, sin hablar. Al ser
amigos es muy fácil malinterpretar las muestras de afecto fraternal como
coqueteo. ¡No es así! Un hola y una sonrisa no significan “¡quiero casarme
contigo!” en ningún idioma; si le da like
a tu foto en Facebook no significa que le gustas; si te manda un mensaje de
texto no significa que le gustas; si te invita a salir o a hacer algo divertido
no lo hace porque le gustas, sino porque es tu amigo y te quiere, pero no está
enamorado de ti. Cuento corto: nada de lo que haga tu mejor amigo significa que
le gustas a menos que te lo diga textualmente. Lo mejor es salir y conocer
personas diferentes, hacer nuevas amistades, darnos cuenta de que el mundo es
más grande que ese amigo con quien nos hemos empecinado.
Rendirse es sano.
De todas las cosas que nos impiden ver las señales de la Friendzone con
claridad, nuestra propia necedad quizá sea el obstáculo más difícil de superar.
Toda la vida se nos invita a perseverar, intentar una y otra vez, pero no en
este caso. Ríndanse, desistan, dejen de intentarlo, es inútil: el amor es asunto de dos y no el producto de un
esfuerzo individual sino mutuo. No se puede obligar a amar; aunque amar es una decisión
que se toma, como mencioné en el párrafo anterior, no es algo que pueda
imponerse. Hay que aprender a reconocer y aceptar cuando uno ha perdido y dejar
de insistir en expresiones de afecto o detalles que incomodan a la otra
persona. Los tercos no sólo se convierten en una molestia para la persona a
quien quieren, sino también en motivo de señalamiento y burlas de parte de las
personas en torno a la situación; los más obstinados terminan perdiendo el
respeto por sí mismos y por la persona a quien supuestamente aman. Ser un buen
perdedor es un buen principio para no caer en la Friendzone o, dado el caso,
salir más rápido de ella.
Realmente no hay un
método infalible para evitar caer en la Friendzone, muchas de las mentes más
geniales del mundo han terminado en este infierno a pesar de sus mejores esfuerzos;
sin embargo, al eliminar de nuestra mente prejuicios dañinos ampliamos nuestra
perspectiva. Si bien el cine puede ser como la vida, la vida nunca será como el
cine. No podemos aplicar las fórmulas que aprendemos en películas y esperar que
funcionen; las personas reales se enamoran de otras personas reales, no de
personajes. Es necesario abrir los ojos y darnos cuenta, aceptar las cosas como
son, no interpretarlas como nos gustaría que fueran. Y si después de todo,
nuestros intentos más sinceros no dan resultado, hay que aprender a rendirse y
ser un buen perdedor. Finalmente, en la vida no siempre se trata de ganar. El
amor es simple, no hay que complicarlo: no caigan en la Friendzone.
Ana Laura Bravo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar