La intención estética del lenguaje como diferencia connotativa en lo literario y el principio de la expresión estética en lo escrito.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2016) define el lenguaje como estilo, modo de hablar y escribir de cada persona en particular, entre otras. Esta definición de muchas maneras no se ocupa de los problemas propios del lenguaje, reduce a éste como un modo comunicativo singular, es esta última definición lo que por ahora nos atañe.
El lenguaje es el modo singular de comunicación, sin embargo, se vierte en la generalidad del lenguaje social; es decir, se busca que aquello que se dice sea comprendido por el receptor del mismo modo en que se ha dicho, de allí se derivan otros problemas de índole pragmática que por ahora no abordaremos; aunque no se dejará de lado el aspecto general-social del lenguaje, debido a que, a pesar de que el lenguaje estético es una singularidad, también debe ser comprendido a nivel social. Debemos aclarar que el lenguaje en su generalidad no está exento de proveer lo estético, este aspecto está latente en toda forma de comunicación y expresión, aunque no siempre pueda concretarse en arte; el modo de hablar singular en menor o mayor medida es propenso a lo estético.
Entre lo escrito y lo dicho hay cierta distancia, una brecha irreconciliable, es decir, ha de reflexionarse mucho respecto de lo escrito para asegurar la extrema claridad y cercanía a aquello que se desea comunicar en el texto; así existe una más lejana aún respecto de la experiencia sensorial y/o metafísica tomada desde sí y expresada en lo escrito, tal experiencia es algo intangible que se busca expresar en signos concretos; en tal caso podemos decir que la expresión o el cómo se expresa lo que se quiere comunicar es aquello que nos acerca al tratamiento estético de lo dicho.
Sabemos que la división tanto de lenguajes como de géneros es una arbitrariedad que va encaminada a la eficacia del análisis literario, ya que, como tal, en un sentido estricto no existe tal división, un lenguaje no puede prescindir del otro. Habiendo aclarado este punto, prosigamos. Si hablamos de división por géneros debemos hacer dos grandes diferencias, por supuesto, únicamente para dejar de manifiesto las desemejanzas entre un modo de lenguaje y otro; hablemos de lenguaje literario de divulgación y lenguaje literario estético, el primero en general se inclina más por lo comunicativo que por lo expresivo y el segundo se inclina por lo expresivo más que por lo comunicativo.
El principio de la expresión con cierto fin o sentido en el lenguaje y la diferencia o el punto de partida para clasificar géneros es la estética, es decir, aquello que hace diferente un ensayo de la prosa poética, lo que hace distinto un reportaje de un poema es la intención estética. Como decíamos anteriormente la intención expresiva por sobre lo comunicativo da pie a lo estético, aquello que está expresado bellamente se considera distinto del lenguaje objetivo, mismo que no se debe permitir el abandono del enfoque comunicativo, la intención estética predominante en este tipo de textos podría causar confusión en el receptor, ya que, aquello que se debía comunicar perdería la idea central lineal entre lo escrito y el receptor porque tal lenguaje abre la posibilidad de nuevas interpretaciones, hecho que no es deseable si lo que se desea es comunicar; caso contrario si un escrito que pretende alcanzar la cuestión estética estuviera expresado de modo lineal de tal forma que el sentido del texto se agote en la primera vez que se lee estaríamos hablando de que aquello no sería deseable, la finalidad justifica el modo ya sea de expresar o de comunicar.
Dicho lo anterior hablaremos del contexto, lo significante más que el significado y la manera de expresarlo son principios de lo estético en lo literario, estas cualidades mencionadas requerirán de la singularidad de la inteligencia autoral o creadora para dar al lenguaje un acercamiento singular cercano a aquel que plantea la primera definición dada.
En el caso del texto con intenciones estéticas, tal, por sí mismo ya posee un contexto dado por el contenido, lo que es valido como verdad y verdad contextual no es válido para un texto de orden subjetivo, la valoración de realidad-ficción no aplican, por ejemplo, en la poesía, el poema por sí mismo es un objeto completo con una visión del mundo, sí , aunque con referentes del mismo, éstos son transformados por la inteligencia autoral-creadora. En el caso de la novela los referentes de la realidad son simulaciones del mundo que requieren cierto grado de verosimilitud para ofrecer un contenido, ya sea de carácter ficticio o con características que transgredan la realidad; para transgredir aquello se busca primeramente retratarlo.
Lo escrito en términos de expresión estética es una aproximación a la experiencia, de allí que se prefiera la reflexión profunda del léxico, se trata, como hemos dicho anteriormente, de llevar a lo concreto aquella experiencia que nos es profundamente significativa; de allí la diferencia connotativa de lo estético en función de distinguir aquello que es expresado estéticamente y de manera singular. Tal escrito no deberá agotarse, a diferencia el objetivo, en una sola vez que se lee; el lenguaje estético es abierto a la interpretación polisémica de allí lo connotativo de tal lenguaje y su característica.
Referencias: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=mukarovsky-jan
RAE: http://dle.rae.es/?id=N7BnIFO
https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=4&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwjQh8qupuTKAhVW4mMKHcj_DVcQFggxMAM&url=http%3A%2F%2F132.248.101.21%2Ffiloblog%2Fbubnova%2Ffiles%2F2010%2F09%2Fdenominacionpoetica2.pdf&usg=AFQjCNHOz91-U5h3sVJg5YNtu_bnhh6fGA&sig2=nUICAOGMvZldmu8LFMO3wg
Rocío Berenice Ortiz García. "Rose"
Rocío Berenice Ortiz García. "Rose"
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