sábado, 6 de febrero de 2016

Estudiando el escarlata - La Viuda Negra


Emperatriz romana, tercera esposa de Augusto y una de las asesinas más antiguas de la historia; sobre su espalda, cargó con la muerte de muchos de sus familiares; ella es la protagonista de esta entrada: Livia Drusilla, la asesina más letal del Imperio Romano. ¿Qué hace a esta mujer tan especial? Bueno, los invito a descubrir la genialidad de este personaje a continuación.






Livia Drusilla fue una mujer virtuosa que gozó de una gran popularidad en su tiempo, llegando incluso a ser deificada por su nieto Claudio y proclamada Diva Augusta con todos los honores. Carreras fueron celebradas en su honor, con el símbolo de un carro tirado por elefantes en su nombre – mismo que fue invocado por mujeres romanas en juramentos sagrados. Tan amada y admirada era ella, siendo una de las mujeres más bellas de la época; pero, ¿qué fue lo que la convirtió, entonces, en la emperatriz más letal de Roma?

A pesar de la imagen amable y espléndida que Livia Drusilla ostentaba, un importante número de asesinatos le fueron adjudicados, hasta el punto de ser acusada de haber matado a su propio marido, el emperador Augusto – aunque esto no fue confirmado, el crimen se atribuyó a la principal sospechosa del acto. Sin embargo, sus crímenes no cesaron ahí.

Se dice que en favor del poder que su hijo habría de heredar, esta mujer fue capaz de asesinar a los nietos del emperador –incluido su propio nieto Germánico–, así como a los hijos de Marco Vipsanio Agripa y hasta al sobrino de Augusto, su fallecido marido (o bien, previamente asesinado). Y, si se preguntan por qué esta brillante emperatriz es comparada con una viuda negra, es debido a que su modus operandi fue el envenenamiento de sus víctimas –además de que, claro, acabó con la vida de su esposo.


Livia Drusilla podría ser considerada fácilmente como la primera viuda negra de la historia, o por lo menos, la primera de la que se tiene constancia. El poder fue lo que la llevó a ejecutar actos tan fríos y malévolos; y, sin importar esto, siguió siendo un símbolo importante en la historia de la Antigua Roma.


Por: Marissa Sigala A.

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