domingo, 28 de febrero de 2016

La mente del pez dorado

El “googleo” del pez intelectual


El “googlear” es un pecado… tanto en el acto, como en su misma existencia en el léxico coloquial. En el acto del “googleo” porque, como ya se había mencionado al inicio de esta columna, el exceso de información dentro de la red puede volvernos un tanto desenfocados. Millares de documentos sobre el mismo tema pueden encontrarse en un segundo. Algunas de las grandes preguntas es qué nos puede servir qué no, si es ilegal lo que tenemos a nuestro alcance o si no es así; aunque también es probable que en la vida hayan surgido dichas preguntas, mas es importante considerarlas. Se antoja importante porque hay que aceptar el nivel de preferencia que guarda el internet sobre otros medios, y lo significativo que es para el ser humano la obtención de información.
Como se dice coloquialmente, la información vuela. En este caso, dudo mucho que el volar mantenga el paso con que la información viaja en la red. Tan eficiente resulta que la búsqueda en Google evolucionó en un verbo vulgar un tanto molesto: “googlear”; debe quedar claro que sólo el uso es lo que provoca la evolución en la lengua. Por ende, el hecho de que esta palabra haya aparecido en nuestro léxico no indica otra cosa sino un uso desmedido de dicha herramienta. Sin embargo, en cuanto al uso desmedido de la red cabe una cuestión crucial: ¿en realidad es eficiente o solamente eficaz?
Eficacia contra eficiencia, tema delicado. La diferencia radica en la calidad final del producto, diferencia que cuesta mucho comprender sobre el ruedo. Miles de resultados pueden obtenerse con una simple palabra en el buscador, de esos miles de resultados seguramente el 99% serán completamente inútiles. En esto consiste la eficacia y, como se nos otorga la información con una facilidad impresionante, se cree que dicha información es eficiente y no eficaz. Tendemos a olvidar que los filtros son importantes y que servirían para encontrar fuentes de primera mano y no resúmenes de los resúmenes de la cita de una tesis de hace 30 años que se realizó para la obtención del título a una licenciatura cualquiera.
Las bibliotecas han evolucionado a tal grado de terminar, ilegalmente, en internet. La mayoría de la información de calidad que es encontrada, sin embargo, resulta ser ilegal puesto que no se ha encontrado la manera de proteger, en este medio, los documentos del plagio. El plagio está a la orden del día en cada una de las investigaciones virtuales que se realizan en la red, a no ser que se trate de una verdadera biblioteca virtual y no del buscador de google. Si bien es cierto que existen modos de evitar la ilegalidad, también es cierto que se puede caer en alguna estafa de alguien que se encuentre detrás de otro ordenador, o bien, que no se trate del material deseado y algunos miles de pesos serán desperdiciados.
Dinero contra eficacia. Lo cierto es que la perfección en cuanto a la información no existe aún; por eso aún existen investigadores en muchas ramas de estudio. La certeza todavía no se obtiene del todo, mas es importante tener los cimientos adecuados y no basarnos en suposiciones malas. Las bibliotecas siguen existiendo por algo, aunque hayan sido erradicadas muchas veces sin la posibilidad de comprender conocimientos que ya se tenían. En internet, pese a su calidad de eficaz, es poco confiable en ocasiones. Pero algo está del todo claro, por más frágiles que sean los soportes técnicos, jamás serán consumidos por el fuego.


Adriana Gasca L.

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