jueves, 18 de febrero de 2016

Anagnórisis

Vini Reilly, el retratista sonoro que vive en el olvido




Ser guitarrista es un cliché. Un cliché de rebeldía, un cliché de orgullo, un cliché que resulta como un sueño que, en apariencia,  cualquiera puede materializar; bien lo reza así el título de la no muy popular canción de Radiohead "Anyone can play guitar", y puede que sea cierto. Cualquiera puede tocar la guitarra, su universalidad se ha expandido de tal modo que incluso aquellos sin una pizca de talento (Me incluyo) se atreven a subir a un escenario o presentarse ante un público igual o un tanto más ignaro que el mismo interprete, por lo cual su deplorable acto termina por pasar desapercibido. Por lo general es el instrumento que despierta la curiosidad musical de aquellos cuyo acercamiento no sucedió gracias a las clases de solfeo y piano que sus padres tuvieron la suerte de pagarles, ya que no hubo tales. Es un sintrumento noble, sí. Permite a muchos tener, cuando menos, una mínima experiencia musica. Dominar el instrumento al 100% es un reto que puede tomar una vida. Sin duda, un instrumento tan demeritado como idolatrado, al igual que muchos de sus interpetes.

Con el "Boom" de la guitarra eléctrica, vino también una efervecencia en cuanto a interpetes de la misma. Poco a poco el instrumento adquirió mayor popularidad de la que había gozado. Los instrumentos eléctricos habían llegado para cambiar fuertemente nuestra concepción de la música. Han aparecido guitarristas ejemplares, fantásticos y algunos otros afortunados de acompañar a la banda en la que se encuentran. Todos por igual realizan su labor apegados a un estilo propio, el cual van forjando para, en determinado momento, declararse como funfafores de dicho estilo, o cuando menos portavoces. Resulta curioso, esta cuestión del estilo puede ser equiparable incluso a la cuestión estilística que atañe a la literatura y sus literatos. ¿No resulta la búsqueda o el perfeccionamiento estilístico en una meta que tanto literatos, pintores o músicos persiguen? A veces la persecución de la fama o la búsqueda del aplauso (Y la adicción al mismo), provocan que dichas aspiraciones se estanquen y que el artista poco a poco pierda el interés por innovar. Cayendo así en una zona de comfort de la cual puede ser difícil salir.

Los nombres vienen a mi mente, podría nombrar a un número considerable de guitarristas que, para mí, son maravillosos. Puedo hablar de José Manuel Aguilera, Kevin shields, Zappa,  John Frusciante, Pat Meteheny o incluso de Daniel Ash; siendo que ninguno de los mencionados tiene mucho que ver con el otro en cuanto a la ejecución de su instrumento, pero renoconiendo la vez el talento y originalidad de cada uno en lo que atañe a su género y su estilo. Resultaria un listado largo, una tarea ardua analizar a cada uno de estos
músicos. Todos fueron participes en trabajos discográficos eclécticos y conceptuales, mezclando la música con otras artes y explotandoa más no poder este aspecto, pero hay un guitarrista, uno en particular que se gana todo mi respeto y afecto. Personalmente se trata de mi favorito, no sólo por su forma de ejecución y sus temas impecables, sino por su propia historia personal y artística. El guitarrista del que hablo es Vini Reilly de The Durutti Column.

Desde ya hace algunos años ha crecido en mí la admiración por el buen Viny. Su banda, la cual continúa activa hasta la fecha, ha sacado un sin número de material discográfico. Fueron lde las primeras eagrupaciones en firmar con el legendario y extinto sello "Factory" cuando este apenas iniciaba. Asimismo era normal ver a Reilly en "The Hacienda", lugar que también perteneció al difunto dueño de la disquera, Tony Wilson, quien siempre expresó su predilección por la música de Viny y su Durutti Column. Cuyo nombre toman prestado de una guerrilla anarquista surgida en la guerra civil de España en 1936 y la cual fue dirigida por el legendario Buenaventura Durruti, aunque cabe mencionar que dicha información no fue del conocimiento de Reilly hasta el momento en que su banda se presentó en tierras españolas (En youtube es posible encontrar fragmentos del progama "La edad de oro", donde aparecen The Durutti Column como invitados especiales). Con todo y el hecho de que Viny se presentó en distintos países, la realidad es que la afluencia de sus shows siempre ha sido mínima, convirtiéndolo así en una leyenda viva hasta la fecha. Viny reilly siempre tuvo un gusto particular pos la pintura y esto siempre estuvo reflejado en su música.

El guitarrista se aleja del estereotipo del la estrella de rock y hace sonar a su guitarra de un modo inigualable. Los guitarristas olímpicos y los showmans quedan rebasados por la sencillez y honestidad al tocar del tímido Reilly. Sus piezas poseen una cadencia y armonía tal que recuerdan a las ejecuciones en piano de Erik Satie o Franz list. Viny Reilly , como dije antes, tenía un particular gusto por la pintura, lo cual se reflejaba en los títulos de muhcas de sus piezas; "Sketch for down", "Portait for Fraser" o la hipnótica "English Landscape Tradition" son sólo algunos ejemplos de lo que digo. Sin duda muchas de sus piezas estaban dedicadas a personas en particular, siendo que estos "Retratos" o "Bocetos" eran un equivalente sonoro a la pintura ejeque tanto respetaba Viny.

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