Two ¿Quién? en Querétaro
Todo comenzó en
diciembre del año pasado, fui invitado a una cena pre navideña
organizada por unos amigos, el único requerimiento consistía en
llevar algún platillo para poder compartir. Fue una velada
agradable, rodeada por un halo de extrañeza y nostalgia, pero de la
cual surgieron interesantes acercamientos a personas no frecuentadas.
Una de esas personas extendió hacia mí una invitación que no podía
negar; se trataba de un concierto, aquí mismo en la ciudad, era él
quien lo organizaba; rock gótico, como la mayoría le conoce o
denomina a la primera escucha, Post-Punk New Wave, para algunos de
los más aferrados. Two Witches es el nombre de la agrupación,
vendrían y cerrarían su gira en un bar de poca monta detrás del
oxxo que se ubica entre Universidad y Ezequiel Montes llamado “El
rincón del pirata”. La invitación incluía no pagar nada por
asistir al evento, lo cual lo tornó el doble de atractivo para mi
poco adinerada persona. Ahora sólo quedaba esperar la ansiada fecha
y presenciar el acto.
Ahora me encuentro
un día después de haber presenciado el concierto y puedo decir
muchas cosas, o tal vez menos cosas de las que pretendo en realidad.
El lugar tuvo una afluencia mínima, a pesar de la calidad del show.
Ni modo, esta vez ni la patética idolatría mexicana a lo extranjero no
fue gancho suficiente para congregar a al menos uno que otro curioso
o a personas distintas a las que se suele ver
en estos eventos.
Aunque personalmente me gusta pensar que estos eventos, entre menor
afluencia tengan es mejor, o si el quorum es afortunadamente alto o
preferible es que se componga sólo de quien está ahí para escuchar
y conocer (Resulta patética la presencia de ebrios desorientados
molestando a los integrantes de las agrupaciones o a quien asiste
como espectador). De este modo concluyo que la presencia de un
público enorme no es símbolo de calidad, si bien en el carácter
monetario ese aspecto puede resultar decisivo, en cuanto al quehacer
artístico no tiene lugar.
El lugar se veía
casi vacío, algunas personas dispersas entre las mesas; en la
entrada era posible ver a los finlandeses, integrantes de Two
Witches, charlando como cualquier otro de los góticos que se
encontraban en el lugar. Adentro se encontraba la pista de baile
abierta, pero tristemente vacía. Un osado DJ pinchaba viniles de
Depeche mode, alternándolos con Joy Division, The Clash, Bauhaus y
bandas afines. Me pareció genial, es decir, ¿En qué otro jodido
lugar en esta ciudad encuentra algo como esto?, no pretendo convertir
esta columna en un asidero de nostalgia y lagrimas a moco tendido, la
década de los ochentas es algo que sólo puedo imaginar y algo por
lo cual no puedo sentir nostalgia alguna, pues ni si quiera había
nacido. Lo más cercano que puedo experimentar es un fuerte deseo por
haber vivido en aquellas épocas y presenciar con mis propios ojos
alguno de estos inusitados actos, pero quién no cae en dichas
divagaciones, deseando vivir otras eras y repudiando la propia. En
fin, terminó el DJ y tocó la oportunidad de Seventh Seal, una de
las bandas prometidas en el cartel. Provenientes de Toluca, se puede
decir que cumplieron su cometido con una ejecución sencilla, pero
agradable; el sónido no favoreció mucho a las bandas y la ausencia
de batería fue otro factor que desanimó, pero fue posible apreciar
la música con todo y las abterías pregrabadas. Seventh Seal es una
banda con claras influencias e inclinaciones al Darkwave. Con un bajo
predominante logran crear atmósferas obscuras propias del género.
Había otras dos bandas y Djs anunciados, pero desconozco si todos se
presentaron.
-ANJ-
Fotos por David Resendiz
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