El Gran Hotel
Budapest
El Gran Hotel Budapest narra la historia del legendario
recepcionista, Gustave (Ralph Fiennes), de un famoso hotel europeo, durante el
periodo de entreguerras. Gustave es especialmente famoso entre las damas
adineradas, y cuando una de ellas muere, le deja en herencia una pintura de incalculable
valor, lo que inicia una lucha entre Gustave y la familia de la dama por
conservar la obra.
Plagada de escenarios tan
asombrosos que no parecen ser de este mundo, y personajes absurdos pero totalmente
reconocibles en su condición humana, esta película, dirigida por el estadounidense
Wes Anderson, permite al espectador entablar una relación directa con sus
propias características humanas, sumergiéndose al mismo tiempo en un mundo
distinto e increíble.
Fiel a su estilo, Wes Anderson
logra una de sus más brillantes y divertidas películas. Potenciando ese humor
absurdo característico de Anderson, homenajea al cine antiguo, logrando que hasta
las escenas supuestamente dramáticas resulten desternillantes. Su extrema
dedicación en la fotografía, también habitual en su filmografía,
hace que cada plano de este film sea digno de exhibirse en una galería de arte.
Algo aún más meritorio para Wes
Anderson es su capacidad para lidiar con un elenco lleno de actores sumamente
talentosos y hacerlos destacar a todos. Por supuesto, los dos protagonistas,
Ralph Fiennes y Tony Revolori, se hacen notar por encima del resto, pero
incluso el actor que menos tiempo ocupa ante la cámara tiene un papel
importante y lo lleva a cabo de manera memorable.
El Gran Hotel Budapest es una película cien por ciento disfrutable,
cuyas nueve nominaciones al Oscar en 2015 están completamente justificadas.
Visualmente deslumbrante, divertida, interpretada por fantásticos actores y
acompañada por una gran banda sonora, está indudablemente recomendada para todo
amante del cine.
María Teresa Vergara Téllez
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