martes, 16 de febrero de 2016

Personajes Femeninos en la Historia


La Otra Reina.

Ana Bolena, la segunda esposa del Rey Enrique VIII de Inglaterra, fue una mujer ambiciosa, inteligente y hermosa. Ella fue la mujer que hizo temblar un imperio, cambiando un linaje de sucesión y creando una religión. Quién ha cautivado a escritores y cineastas, quienes han escrito y representado su vida en diversos medios. La joven que no sólo tentó a un rey para que le mirará sobre su esposa, sino que manejo sus cartas con precisión  para derrocar a la reina anterior y convertirse en la portadora de la corona inglesa.

Ana pasó su infancia en Francia en la Corte de Francisco I. Durante su estancia en la Corte francesa, la joven noble aprendió modales finos, el manejo del idioma francés (él cual era muy apreciado en la Corte Inglesa) y moverse entre los nobles para ganar admiradores  y favores.  Al florecer en una bella joven fue enviada a la Corte de Enrique VIII para convertirse en una Dama de compañía de la reina Catalina, hija de los Reyes Católicos de España y esposa de Enrique. Inmediatamente ganó la atención de varios varones, resaltando al Lord Henry Percy y al Rey Enrique, quienes no ocultaban su afición hacia ella.


El Rey se había obsesionado con la idea de obtener un hijo varón. Su esposa, Catalina, había dado a luz sólo a una hija, María I, y su edad ya no era la ideal para poder engendrar a un heredero sano.  La joven Ana era hermosa,  fértil y poseía atributos que atraían la mirada de los hombres, convirtiéndose en la opción perfecta para el desesperado y “enamorado” regente. Enrique VIII la alejó de la atención de otros hombres, cortejándole de manera pública, y evitó que su padre diera su mano en matrimonio, para ello le otorgó títulos y propiedades.

Enrique VIII buscó la anulación de su matrimonio con Catalina. El Papa se negó a conceder el divorcio por contradecir el sacramento del matrimonio y para evitar enfurecer al regente de España, pariente de la primera esposa del rey inglés. Al recibir la negativa del Vaticano, Enrique proclamó la ruptura de lazos  con la religión católica e instituyó una nueva religión, el Anglicanismo. Anuló su anterior matrimonio y convirtió a Ana en su nueva reina.

El matrimonio entre Ana y Enrique tuvo una escasa duración. El fruto de su unión fue Elizabeth I, quién lideraría a Inglaterra en una época fructífera para la nación. Ana no pudo darle hijos varones, ganándose el rechazo público de su esposo, y no era querida en la corte por sus acciones,  por lo que no tenía ningún aliado. Fue condenada por Enrique y la Corte, incluido su propio padre, a morir decapitada bajo los cargos de adulterio, incesto y brujería, cargos que no fueron comprobados y se creyeron falsos, ya que el rey contrajo nuevamente matrimonio en poco tiempo y se supuso que éste solo había buscado eliminar a su segunda reina. Se dice que Ana Bolena se mantuvo serena mientras esperaba al golpe del hacha que daría fin a su vida, mostrando un semblante en blanco y siendo la primera reina en enfrentar ese final.
Esperanza del Refugio Aguilar Carrillo.

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